MANUELA MALASAÑA: HEROÍNA DEL 2 DE MAYO

Manuela Malasaña fue el claro ejemplo de la dura resistencia que la ciudadanía madrileña  mantuvo ante la invasión francesa del 2 de mayo de 1808.

El 2 de mayo es fiesta regional y un hito importante para la Comunidad de Madrid. Se celebra la efeméride de un acontecimiento que tuvo lugar en 1808: el comienzo del levantamiento popular de los españoles contra la invasión de Napoléon Bonaparte. Este día cambió la historia de España, pero la importancia de su celebración reside, sobre todo, en que desde entonces, los españoles dejarán de ser súbditos de un Rey para ser reconocidos como ciudadanos con plenos derechos de una nación, ciudadanos con voz y voto que ante la ausencia de sus reyes decidieron levantarse en armas contra los franceses.

3 de mayo en Madrid o Los fusilamientos

Francisco de Goya (1814) – Óleo sobre lienzo. Museo Nacional Del Prado

Cualquiera que haya visitado el Museo del Prado habrá visto este cuadro donde Goya reflejó perfectamente las consecuencias del levantamiento a través de sus pinceles, pues el 3 de mayo esos ciudadanos que luchaban por sus derechos e independencia, serían fusilados por las tropas de Napoleón. Con este óleo, Goya intentó mostrar los rostros de los españoles a punto de ser fusilados, les dio todo el protagonismo que se merecían, mientras que dejó a los franceses ocultando sus caras, en el anonimato.

Cumpliendo con el deseo de Goya, me gustaría darle nombre a uno de esos héroes, o mejor dicho, heroínas, que luchó hasta la muerte por defender su nación: Manuela Malasaña.

Malasaña enseguida nos traslada a uno de los Barrios más animados de Madrid, a los orígenes de la movida madrileña, un barrio lleno de vida, día y noche a causa de la gran afluencia de bares auténticos, curiosos restaurantes, discotecas, pubs y lo más importante, gente de espíritu joven.

En un principio este barrio se llamaría Barrio Maravillas, a causa de la existencia de un convento de monjas carmelitas que llevaba el mismo nombre, pues las monjas descubren entre unas flores, llamadas maravillas, una talla del niño Jesús que colocaron cerca de la imagen de la Virgen. Este convento tuvo una participación importantísima en el cuidado y curación de los heridos de guerra. Lo que queda de este convento es la Iglesia de los Santos Justo y Pastor, también conocida como la Iglesia de las Maravillas, contruida en 1626.

Pasear por las calles de este barrio es pasearse por la trágica historia que vivió Madrid a principios del siglo XIX, pues sus nombres nos recuerdan el Dos de Mayo, los héroes Daoíz y Velarde y a Manuela Malasaña, calle que a su vez dio nombre a este barrio desde 1980.

 

Pero  … ¿quién fue Manuela Malasaña?

La historia de esta joven costurera se encuentra entre la leyenda y la realidad. Es una de las mujeres protagonistas del levantamiento del 2 de mayo, que dio su vida por España cuando los franceses se la arrebataron con apenas 15 años.

Madrileña de nacimiento, aunque de ascencencia francesa por su abuelo, era hija del panadero Jean Malesangne y su esposa María Oñoro. Los españoles cambiarían la pronunciación de su apellido por el de Malasaña. Ellos vivían en el Barrio Maravillas y el obrador del padre se encontraba a escasos metros de la actual Plaza del Dos de Mayo, donde en tiempos de la Guerra de Independencia se encontraba el Cuartel de Monteleón. Pero a pesar de sus orígenes galos, el corazón de la familia Malasaña ya era madrileño, por lo que acudieron a luchar heroicamente junto a Luis Daoíz y Pedro Velarde. Precisamente fue su origen francés lo que le empujó de alguna manera a demostrar su españolidad.

Existen diferentes versiones sobre la participación de Manolita en el levantamiento. La primera nos cuenta que se jugaría la vida mientras ayudaba a su padre, que se encontraba en el cuartel, desde el cercano balcón de su casa en la calle San Andrés, dándole pólvora y armamento. Un trabucazo la alcanzaría dándole muerte y su padre, ante su cadáver, continuaría con la defensa del cuartel. Esta es la versión elegida por los artistas para honrar la memoria de la heroína y proporcionar dramatismo a su historia.

Malasaña y su hija se baten contra los franceses en una de las calles que bajan del parque a la de San Bernardo.

Dos de mayo de 1808. (1887) Óleo sobre lienzo

Eugenio Álvarez Dumont, depósito Museo de Zaragoza

El artista Eugenio Álvarez Dumont representó una escena en la que vemos cómo Juan Malasaña está dando muerte al soldado francés que había matado a su hija que aún yace en el suelo. La escena tiene lugar en la esquina actual de la calle Daoíz con San Bernardo.

También el escultor Antonio Moltó y Llunch plasmó la misma imagen en terracota, que se puede visitar en el Museo de la Historia de Madrid.

Manuela Malasaña a los pies de su padre ( 1880), Antonio Moltó y Llunch, terracota.

Museo de la Historia de Madrid

Sin embargo, esta teoría fue desmentida cuando se comprobó por su certificado de defunción, que el padre de Manuela murió antes que ella, que durante el levantamiento era una niña huérfana de padre. Ello da lugar a la segunda versión de su muerte, la más popular y extendida que apunta a que Manuela permaneció encerrada junto a sus compañeras costureras en el taller, hasta que pararon los disparos aquel 2 de mayo. Fue al volver a su casa, cuando unos soldados franceses quisieron abusar de ella y que fueron sus tijeras las que le sirvieron para defenderse de aquella violación que finalmente pagó con su vida y que no sucedería el 2 de mayo, sino al día siguiente.

Sus restos fueron enterrados en el cementerio del Hospital de la Buena Dicha, lugar en el que también se dedicaban a curar a los heridos de guerra, donde en su lugar hoy encontramos la iglesia de la Buena Dicha, por lo que no sabémos exactamente dónde descansa Manuela Malasaña. Lo que sí se sabe es que su cuerpo quedó registrado como el número 74 entre las 409 víctimas de aquel día.

Sea cual sea la forma en que murió, si como defensora de Monteleón o como víctima inocente, su trágica e injusta muerte dejó una gran huella en los vecinos del barrio de Maravillas, que como forma de homenaje a esta heroica mujer, hoy lleva su nombre.

Es un personaje que representa por su juventud la inocencia de aquellas víctimas, la heroicidad de los ciudadanos, pues no era más que una costurera, y lo más importante, el reconocimiento al papel de las mujeres en aquella sublevación.