21F – DÍA DE LAS LETRAS CANARIAS

DIEZ ESCRITORAS CANARIAS QUE DEBES CONOCER

En la tradición literaria de Canarias (y esto también se aplica a la del resto del mundo), un puñado de firmas masculinas se ha acostumbrado a acaparar los primeros puestos en los escaparates de las librerías. No por ello debería sorprendernos que una grandísima cantidad de mujeres haya publicado en Canarias, durante casi tres siglos de resistencia, una obra extensa y variada de la que aún no se escribe lo suficiente.

Al respecto, en el otoño de 2018, 140 escritoras de Canarias firmaron un manifiesto en el que reclaman “igualdad efectiva” en el sector, y un mayor compromiso de las instituciones y las editoriales por aumentar la presencia de autoras en actos (como ferias, conferencias, presentaciones…), catálogos, suplementos culturales, libros de textos, jurados o premios.

Este artículo es apenas un ejemplo de diez de las mujeres que vertebran la historia de la literatura insular. Para no alargarnos demasiado, y por ese injusto redondeo de las listas, no queda más remedio que dejarnos a muchas en el tintero, como son Victorina Bridoux, Pino Betancor, Cesarina Brito, Chona Madera, Josefina Plá, Nivaria Tejera, María Padrón, Inocencia Páez, Pepa Aurora, Balbina Rivero, Natalia Sosa Ayala, Fátima Cabrera, Josefina Zamora, Tina Suárez, Magela Gracia, María Teresa de Vega, Covadonga García, Ana Belén Hormiga, Kenia Martín, Andrea Abreu, Alba Sabina, María del Pino Berbel, María Teresa de Vega, Carmen de la Rosa, María Gutiérrez, Elena Villamandos, Ana M. Velázquez, Izaskun Legarza, Ana Vidal Pérez, Rosario Villalba, Maruja Salgado, Purificación Santana, Mase Legarza Negrín, Karola Quintero, Asunción Cívicos… y un larguísimo etcétera.

María Joaquina Viera y Clavijo (1737 – 1819)

María Joaquina Viera y Clavijo

Para los que no la conozcan, el apellido les sonará de su hermano, el ilustre e ilustrado escritor José Viera y Clavijo. La época en la que nació María determinó que, por ser una mujer soltera, debía servir de apoyo en el hogar para su hermano José, mientras éste labraba su carrera eclesiástica. Ambos pertenecían a una familia tinerfeña de gran fortuna y de más grande aún convicción religiosa. Lo realmente innovador para su tiempo fue que María pudo desarrollarse como escultora y, también, como autora de unos versos “salpicados de pensamientos y vocablos relacionados con las artes plásticas”, según la académica Carmen Fraga González. En sus escritos, apreciamos el fuerte carácter religioso que marcaba su vida. Por ejemplo, en este fragmento de “Vejamen a las presumidas modistas” en el que critica a otras mujeres por vestirse según la moda europea:

El pudor y vergüenza
echan a las espaldas,
haciendo alarde y gloria
de no ser recatadas.
Sus vestiduras tienen
la maliciosa traza
de ostentar que las cubren
tirando a desnudarlas.

Pese a su conservadurismo, en sus poemas también sobresalen ideas muy adelantadas a su tiempo, como la necesidad de formar a más mujeres en las ciencias y en las artes, campos del conocimiento reservados para hombres en aquel tiempo. No en vano, a María Joaquina Viera y Clavijo se la considera la primera autora de la literatura canaria.

Mercedes Pinto (1883 – 1976)

Mercedes Pinto

La mítica revista Triunfo, símbolo de resistencia cultural al franquismo, definía a Mercedes como una mujer “vitalista y rebelde”. La escritora lagunera, que desde joven había llamado la atención en círculos literarios de Tenerife, se ganó esta fama de rebelde por primera vez cuando le buscó (y le encontró) las cosquillas al dictador Primo de Rivera. Fue en Madrid, en 1924, con la lectura de su conferencia “El divorcio como medida higiénica”:

(…) Y eso, todo eso que parece ha de ser causa de divorcio, no lo es ni puede serlo, puesto que el Código aprecia como motivo de divorcio aquellos golpes de naturaleza tal que pudieran haber causado la muerte, y una cantidad de testigos que no sean de la familia, ni sirvientes, sino personas de fuera de la casa que hayan presenciado los hechos. De manera que todas las violencias, las torturas y los horrores incontables por asquerosos o brutales que contra su esposa pueden ocurrírsele a un paranoico, no son nada ante las leyes (…).

Para evitar el destierro que le iba a ocasionar este alegato feminista, Mercedes Pinto tuvo que exiliarse a Latinoamérica. Su carrera como divulgadora cultural y escritora de obras teatrales (Un señor cualquiera, 1930), ensayos (La emoción de Montevideo, 1949), poemarios (Cantos de muchos puertos, 1940) y novelas (Él, 1926), le hizo vivir intensamente hasta el fin de sus días entre Uruguay, Chile, Cuba y México.

Josefina de la Torre (1907 – 2002)

Josefina de la Torre

La filóloga Blanca Hernández Quintana considera que “toda la biografía de Josefina De la Torre responde a una verdadera mujer de vanguardia”, un carácter del todo idóneo para el “período en constante renovación y aprendizaje” que le tocó vivir.La escritora grancanaria se había mudado a Madrid para completar sus estudios de canto e interpretación. En la capital, entró en contacto con los artistas de la Generación del 27, y pasó así a formar parte de “Las SinSombrero”, una de las mujeres englobadas (y olvidadas) en esta generación, que, para muchos, representan la Edad de Oro de la literatura femenina.

Josefina de la Torre escribió distintas novelas cortas de tema romántico, y libros en verso como Poemas de la Isla (1930), Marzo incompleto (1968) o Medida del tiempo (1989). Para esta ocasión, te dejamos un poema de su primer libro, Versos y estampas (1927):

Mis dolores se escondían
en el fondo de mi alma.
Eran tantos, tan pequeños,
que casi no me molestaban.
Los guardaba con amor
en el fondo de mi alma.

Si quieres escucharlo de su propia voz, puedes hacerlo en esta entrevista que dio en televisión.

María Rosa Alonso (1909 – 2011)

Maria Rosa Alonso

La vida de María Rosa Alonso, como la de Mercedes Pinto, también estuvo marcada por el exilio a “las Américas”. Su tesis doctoral, una reconocida investigación histórica-literaria sobre el cantar de gesta de la conquista de Tenerife, titulada El poema de Viana, era la llave que le abriría las puertas de la Cátedra en la Universidad de La Laguna. Cuando se le denegó, por su género y su ideología de izquierdas, decidió marcharse y empezar una nueva vida lejos de allí, en Venezuela, donde permanecería hasta finales de los sesenta:

Mis Islas Canarias son algo así como un eslabón que une el continente europeo con las tierras nuevas de América. Las gentes más humildes tienen casi siempre un “trasmarino” en la familia, porque el mar es camino y aventura para tan breves ¿posadas? como aquéllas […] Obvio y axiomático resulta que América sea el producto de una continuada inmigración. Tal corriente no ha cesado a lo largo de estos cinco siglos.

[Fragmento de su obra Residente en Venezuela].En aquellas tierras, Alonso consiguió la Cátedra y pudo desarrollar una prolífica obra que llegó hasta nuestras orillas. Fue, de hecho, la primera mujer en obtener el Premio Canarias de Literatura. De entre su prosa, su poesía, sus ensayos y sus artículos periodísticos, destacan Otra vez…(1951), Papeles Tinerfeños (1972) y La Luz llega del Este (1994). A día de hoy, muchas bibliotecas, calles, colegios e institutos llevan su nombre.

Puedes ver y escuchar sus lúcidas reflexiones en esta entrevista que le realizaron con motivo de una exposición en la Universidad de La Laguna.

Pino Ojeda (1916 – 2002)

Pino Ojeda

La grancanaria Pino Ojeda cultivó casi todos los géneros artísticos: la música, la escultura, la pintura, el teatro, la narrativa y la poesía. En éste último, sin embargo, se inició a raíz de un trágico suceso. En 1937, su marido, Domingo Doreste, fundador de la Escuela Luján Pérez, fue llamado a luchar en la Guerra Civil Española. Dos años después, a Ojeda le llegó la noticia de su fallecimiento, pero no le pilló por sorpresa: sabía que su marido no quería matar y que había acudido al frente con el arma descargada. Fue entonces cuando Pino Ojeda escribió sus primeros versos, “In memoriam”.

Además de toda la obra que vendría después, cabe destacar su papel fundador en la revista Alisio. Hojas de poesía, que publica en los años cincuenta los poemas de autores de toda España, entre ellos los Premios Nobel Vicente Aleixandre y Juan Ramón Jiménez.

Por desgracia, en la última etapa de su vida laboral tuvo que “exiliarse” de la cultura para poder subsistir, y empezó a trabajar en una Administración de Loterías. En sus ratos libres, como vía de escape, escribió El derrumbado silencio. Poemas del exilio (1971), del que extraemos aquí una estrofa:

Cada día
hago versos.
Cada hora
ahogo sueños.
Cada noche muerdo estrellas
para que vayan quedando
menos versos
menos sueños.

Escúchala recitar su famoso poema “Lo busqué por los sueños”

Olga Rivero (1928)

diez escritoras canarias

La vida de Olga Rivero estuvo marcada por las penurias económicas y sociales de la dictadura franquista, y no es hasta mediados de los 70 cuando consigue entregarse por completo a la poesía, a una obra que “nos conduce a la vida, a la vida total, cargada de risas y de agudísimos dolores”, en palabras de la artista Marian Montesdeoca.

Al otro lado del Atlántico, sus poemas se divulgan por países como Chile, Argentina, Venezuela y México. Aquí, la Asociación Tinerfeña de Escritores le otorgó en 2018 el Premio Victorina Bridoux de Las Letras en reconocimiento al conjunto de su obra, de entre la que podemos citar los libros Los zapatos del mundo (1982), Las llamas rápidas de la sangre (1995), La ciudad soñada (2003), o este poema que hemos seleccionado, titulado “Estatua”:

Mando a hacer una estatua
de blancas guedejas
cuando mi mano se estira
pausada va lenta
a pelar el viento
ladera abajo
se escurre ese infierno
el pedrusco
te da mortal lividez
ya inerte
el cráter corre
a desviar el magma
salvas se oyen
a socorrer las llamas
y en mitad de la voracidad
te llamo amor.

Isabel Medina (1943)

Isabel Medina

En sus inicios como maestra, en escuelas de La Gomera y Tenerife, Isabel Medina tomó conciencia de la escasez de cuentos infantiles canarios con los que educar a sus alumnos. Según como lo describe ella misma en su web, “lo que fue un enfado pedagógico me ha llevado a publicar muchos libros que hacen que -según dicen- sea la personita que más ha escrito para esos “locos bajitos”, aquí, en estas manchitas de moscas que se ven en el Atlántico”. Algunos ejemplos son La hija de Abril (2003), La libertad y tú (2008) o El secreto de Sofía (2010).

Pero, además, poemas como “No quiero ser tu media naranja” le han permitido también dirigirse al público adulto:

No quiero ser tu media naranja
SI ME QUIERES, amor, quiéreme entera
porque no voy a partir en dos
el mascarón de proa de mi barco
ni a buscar la mitad de mí en el arcano de tu cuerpo.
Despierto en la tierra de nadie
donde vive la melancolía y pongo en hora al sol
redondo como una fulgurante bola de fuego
para que te devuelva entera la mañana.

Quizás por la musicalidad de su estilo, sus versos han sido cantados e instrumentalizados por una gran variedad de artistas, como Taburiente, Verode o el Taller Canario de la Canción. ¿Un ejemplo? Este poema que acompaña el timple de Benito Cabrera.

Elsa López (1943)

diez escritoras canarias

La voz que lee el poema “Te morirás primero” en este audio es la de Elsa López, cuya mano también escribió estos versos:

                                               Cuando el humo de los tugurios me araña los ojos
y de los labios se me deslizan comisuras blancas,
y hay espuma en mis sienes,
y el olor del asfalto se me pega como un sudario a la nuca,
y recuerdo que agazapados en sus cubiles
hay hombres que no conocen el mar,
yo vuelvo a La Palma.

Esta estrofa de su libro El viento y las adelfas, nos recuerda a cuando el artista Tarek Ode decía que “La Palma, en Elsa, es una constante, el territorio al que regresa, su fuente de inspiración y el lugar que abandera desde el amor. Creo que sería muy complicado entender a Elsa sin La Palma y, a La Palma sin Elsa”.

Precisamente “Ediciones La Palma” es el nombre de la editorial que dirige Elsa López. En 2016, el Gobierno Canario le otorgó la Medalla de Oro por su impulso a la literatura, investigación y etnografía de las islas. De entre sus muchos y premiados poemas, cuentos, libros de narrativa, ensayos y artículos periodísticos, destacamos Del amor imperfecto (1987), El corazón de los pájaros (2001), Mar de amores (2002) y Las brujas de la isla del viento (2006).

Cecilia Domínguez (1948)

El soldado de la puerta me miró muy serio. Tenía el rostro muy moreno, como quemado por el sol de muchos días, los ojos hundidos y cansados, y apretaba los labios como si quisiera esconder algún secreto.
No me dijo nada. Solo me señaló un banco de madera que estaba adosado a una de las paredes del pasillo de entrada.
Me senté y puse a Daniel a mi lado. Aún lloraba y entonces lo senté sobre mis rodillas.
-Si dejas de llorar te cuento un cuento muy bonito de un niño y un caballo…
-Mejor es que lo saques fuera —me dijo el soldado. Y, por el temblor de su voz, pensé que él también estaba a punto de echarse a llorar.

Cecilia Dominguez

Este fragmento de extraordinario pulso narrativo pertenece a Mientras maduran las naranjas, de la tinerfeña Cecilia Domínguez Luis. La autora fue una de las primeras en ingresar en la Academia Canaria de la Lengua, y la segunda, después de María Rosa Alonso, en obtener el Premio Canarias de Literatura como reconocimiento al conjunto de su obra.

Ha publicado dieciocho libros de poemas, un libro de cuentos y seis novelas, de entre las que cabe nombrar La luna en el agua (2016), Los niños de la lata de tomate (2010) o Futuro imperfecto (1994).

Lola Suárez (1955)

Lola Suarez diez escritoras canarias

Cecilia Domínguez afirmaba que Lola Suárez es una “autora con un profundo sentido de la insularidad”, muy sensible a su entorno inmediato. Tiene sentido: esta docente conejera ha luchado siempre por la renovación pedagógica, por convertir las bibliotecas en el elemento central de las escuelas, y de esta forma, integrarlas en la vida de los barrios. En libros como El misterio del collar (2016) o Las aventuras de motita de polvo (2011), cargados de “imaginación y belleza plástica”, se ha propuesto ganarse la atención de los más jóvenes. Para ello, “el humor y el misterio destacan como componentes importantes y atractivos”.

Con este fragmento de su novela Maresía (2002), despedimos el número diez de esta particular lista de escritoras canarias.

  • Una noche, siendo Rita muy pequeña, pasó los deditos por su cara y, curiosa, le preguntó:
    -Abuelo, ¿por qué tienes los cachetes mojados?
    A Rita le habían dicho que solo lloraban los niños.
    Él le contestó, sonriendo entre lágrimas.
    -Es la maresía, mi niña. Chúpate los dedos.
    Rita, obediente, pasó las yemas de sus dedos por la lengua y sintió en ella el rastro amargo de las lágrimas del viejo marino.
    Abrió los ojos asombrada:
    -¡Abuelo!¡Parece que te has mojado la cara en el mar!

    -Cuando te cuento mis aventuras en el mar, es como si volviera allí: por eso tengo la cara mojada y con gusto a sal: es la maresía, que empapa todo lo que tiene a su alcance.