REFLEXIONES

POBREZA, POLÍTICAS SOCIALES Y EDUCACIÓN SOCIAL 

La quiebra del tejido social que se produce con el paso del antiguo régimen  hacia el  período de industrialización, termina de desmoronarse definitivamente, ante los procesos globalizadores  que padecemos en  la actual sociedad de la información.

El modo de vida colectivo, el apoyo de las comunidades rurales, los cambios económicos que afectaban a la estructura de la población y al mercado laboral, la reducción de la agricultura, la concentración de urbes industriales, el incremento paulatino de las clases medias con el auge de una clase social trabajadora urbana que procedía del campo, el desarrollo vertiginoso de  fábricas como novedosos espacios de socialización, frente a las antiguas aldeas y parroquias, el impacto de un capitalismo industrial no suficientemente planificado,  que  provoca la proliferación de innumerables problemas sociales como el hacinamiento, la violencia, la inseguridad, la marginación , el desarraigo cultural,  el crecimiento de suburbios en la periferia, la rotura de las relaciones de proximidad, tan típicos de las antiguas aldeas, hacen que del proceso  de industrialización, caldo de cultivo propicio, para  todos los  problemas reseñados.

Por otro lado,  en la actual sociedad de la información el proceso de globalización está siendo un campo fértil para que germinen una dramática fractura social de consecuencias aún  imprevisibles, sociedad, donde  las escuelas han perdido definitivamente la autorización de antaño, para cumplir con las funciones que le habían  encomendado, escuelas, que no consiguen resolver los problemas de aislamiento social y participación, escuelas puestas en entredicho y sobrepasadas por los drásticos cambios sociales.  El “Darvinismo Social”, característica indisoluble  de esta sociedad de la información, donde el paro crece a unos niveles alarmantes afectando a jóvenes y colectivos desfavorecidos principalmente,  donde la falta de oportunidades laborales  se hacen cada vez más palpables para los sujetos empleables y no formados del sistema, sujetos, pertenecientes a clases medias  que el sistema aboca hacia una irremediable  y nueva “exclusión social” , el deterioro o ausencia de relaciones interpersonales, los  trabajos precarios, denominados eufemísticamente como flexitrabajos o  minijobs y, en última instancia, el creciente desmantelamiento de los derechos políticos, civiles y sociales de una Europa en estado crítico por la actual crisis del modelo económico, que lleva a su vez  aparejado, el desmantelamiento progresivo del estado de bienestar, tal y como lo conocíamos hasta hace pocos años, son sin duda, señales inequívocas de lo que se denomina crisis de nuestra civilización occidental.

Técnicamente, la generalización masiva de las escuelas, pretendía reducir las desigualdades, configurar una ciudadanía formada  y capaz, al tiempo que, dotaba al sistema de trabajadores competentes  y cualificados; pero los efectos colaterales de esta monopolización de la educación, trajo consigo críticas tanto de los teóricos de la reproducción, de los teóricos de la desescolarización y de los de la pedagogía crítica; estas tres corrientes aducían argumentos, que iban desde que la escuela reproducía trabajadores sumisos al servicio del sistema, los primeros,  o que la excesiva  burocratización de la educación , entendida más como escolarización, producía la infantilización de los alumnos, o como los de la corriente crítica, que admitían la necesidad de la escuela, pero apostando por su transformación  a través del compromiso moral del profesorado, para hacer de la escuela un lugar de participación, democracia y  pensamiento crítico.

Desde mediados del siglo XX pues, la Educación «Social», sufre un desarrollo imparable alentado por dos factores que  han ido agravándose,  conforme pasaba el tiempo; por un lado, las transformaciones sociales y familiares consecuencias de la revolución industrial, como ya he comentado , y por otro, la  enorme fractura social producida por las desigualdades sociales que han proliferado a partir de la extensión de la escolaridad obligatoria, tanto  en los países de nuestro entorno, como  en aquellos en desarrollo, minimizando así,  el papel educador de las familias.  A mi juicio, la sociedad de la información, con los efectos colaterales de los procesos de globalización a gran escala y en todos los ámbitos (cultural, económico, social),  es presa de su propio desafío, y este período, que parecía augurar una educación más igualitaria y con altos niveles de equidad, paradójicamente, se va convirtiendo en un complejo entramado  a escala global,  donde la exclusión social es la nota predominante y donde la escuela se ve absolutamente desbordada para dar respuestas a los nuevos problemas sociales  y a las demandas de un mundo laboral cada vez más complejo y exigente.

Por otro lado, los informes técnicos internacionales sobre educación y escuela, no hacen sino corroborar, a mi juicio, un estado de cosas que ya venían siendo palpables. Es decir, la estrecha relación existente entre resultados escolares y factores sociales, los nuevos problemas sociales que está generando la actual sociedad de  la información, las diferencias abismales en formación entre los sujetos empleables, las exigencias cada vez más crecientes de la empleabilidad, los excluidos por falta de capacitación básica y la cada vez, mayor distancia entre sujetos que dominan y no dominan las NNTT; replantea estos informes, la absoluta necesidad de transformación de los sistemas educativos, la convergencia de los mismos, la transformación de las  escuelas , de los escenarios educativos y de las metodologías.  Por tanto, conceptos como educatividad y educabilidad están absolutamente en boga, en tanto que configuran el actual panorama de la educación social, entendida como educación “para todos” y desde la generalidad, en la tesitura en la que nos movemos y dentro de un Estado Social, que debe encaminarse hacia una economía mixta del bienestar para asegurar los derechos civiles,  políticos y sociales de unos  ciudadanos, a quienes el estado debe servir.

 Si nos detenemos en el concepto de pobreza, es decir los datos de ingresos y rentas son la referencia obligada en este caso, de tal modo que, objetivamente una persona es pobre si su nivel de ingresos es tan bajo que no le permite satisfacer sus necesidades básicas. El mínimo de ingresos, por debajo del cual se considera esta circunstancia, en términos estadísticos y con las ponderaciones pertinentes para estandarizar estos criterios a nivel europeo, se establece en una cantidad por persona y mes.

http://www.ine.es/daco/daco42/sociales/pobreza.pdf  (enlace interesante  que nos ofrece detalles de cómo se mide la pobreza en términos estadísticos).

Este enlace  argumenta los datos de referencia fiables que expongo  http://www.ine.es/prensa/np740.pdf,  ya que están extraídos del INE.

Así, nos dice que la tasa de riesgo de pobreza en España en el año 2012 es de 21.8% y aumenta el porcentaje de personas jóvenes, pasando del 19.4% en el 2010 al 21.0% en el año 2012. Canarias es la tercera comunidad con menor renta media, analizando la situación de Canarias dentro del contexto nacional, se observa que Canarias en la tercera comunidad con una tasa de riesgo de pobreza más alta (31,1%), El porcentaje de hogares canarios que encuentran algún tipo de dificultad en cuanto a variables no monetarias (pobreza carencial  es de 65,1%, porcentaje que se encuentra por encima del valor medio nacional, donde el 55,1% de los hogares llegan a final de mes con algún grado de dificultad.

Por otro lado, resulta evidente que la tasa de paro se relaciona inversamente con el grado de preparación de la población, que en el contexto de crisis , el deterioro de las condiciones laborales está afectado con mayor intensidad a las personas con menores niveles de formación, y  que Canarias presenta mayores tasas de desempleo durante la crisis, que el conjunto nacional, para todos los niveles formativos. Los que trabajamos en adultos, constatamos diariamente como aumentan las matriculaciones debido a la coyuntura socio- económica, que hace retornar hacia la formación, a gran número de jóvenes sin cualificar, como sucede en Canarias.

 Como ya se ha indicado la dimensión social de este problema es extraordinaria.  Más allá del duro impacto que indiscutiblemente está teniendo sobre las condiciones de vida de un importante número de canarios/as, lo que resulta más sobrecogerdor aún son sus implicaciones a medio y largo plazo, no solo en términos de potencial de crecimiento y convergencia económica, sino, sobre todo, en términos de cohesión social.

 CES CANARIAS: http://www.cescanarias.org/publicaciones/informesanuales/2012/ia_11-12.html

Evidentemente, los indicadores del sistema educativo tienen su reflejo en el mercado laboral. Así, para el año 2010 se observa que el mayor porcentaje de parados se encuentran en el grupo de individuos que solo han completado la Educación Secundaria, alcanzando el 34,8% para el caso de Canarias. El porcentaje de parados va disminuyendo significativamente a medida que aumenta el nivel educativo. La relación entre pobreza, formación y empleo es más a que evidente.  Las políticas sociales en un estado de bienestar deben atender a la mejora de la educación, sobre todo cuando, como ocurre con el sistema educativo, se encuentra en la encrucijada de la actual crisis. Estas políticas han de dar respuesta a las necesidades formativas de los ciudadanos y dotarles de herramientas y estrategias para que puedan adaptarse a las necesidades de una sociedad cambiante y a las exigencias del mercado, en Canarias, particularmente, según los datos que podemos observar. En este punto, la relación con la educación social es notoria, pues los problemas educativos, en concreto en canarias, lo son, por los contextos sociales.

La estrategia de un Estado Social, como el que tenemos pasa por dar respuesta con una Educación social, para todos de forma generalizante,  junto, con otro de los pilares, la investigación y el desarrollo.

 El informe Pisa, insta al gobierno Canario a mejorar los resultados educativos e indica claramente que el bajo rendimiento está directamente relacionado con el entorno social, económico y cultural; sobran pues razones para volver de nuevo la vista a la importancia de la Educación social y a la íntima relación entre pobreza, políticas sociales y educación.

Así lo avalan todos los informes.

Si te interesa el tema puedes ir a este enlace que habla de la economía canaria 

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