¡ YA TENEMOS DIBUJO GANADOR EN EL CONCURSO DE ILUSTRACIONES!
¡ ESTE ES EL DIBUJO GANADOR!
Autora: Mar (y familia)
¡ ENHORABUENA MAR!
¿ CÓMO TE IMAGINAS QUE SON LAS GALLETAS QUE LA MAMÁ TIBURÓN COCINÓ PARA EL PEQUEÑO TIBURÓN AZUL?
Convocamos un concurso de dibujos entre las clases de tres años del cole ( clase de la pantera rosa y clase de los piratas). Se presentaron 19 dibujos para el concurso que se expusieron en la clase de los piratas. Les pedimos a los niños de las clases de cinco años que vieran la exposición y votaran su favorito. El dibujo ganador recibe como PREMIO su inclusión en el cuento ( convirtiéndose en otro ilustrador ) y un DIPLOMA
¡ DISFRUTEN DEL CUENTO Y EL NUEVO FINAL!
EL TIBURÓN QUE COMÍA GALLETAS SALADAS
Texto: María Jesús Cano
Ilustraciones: María Jesús Cano y Mar
En el fondo del mar, en una gran casa de coral con hermosas cortinas de algas multicolor, vivía una familia de tiburones azules.
Ningún pez se acercaba a la casa por temor a ser devorado
Al papá tiburón, que era el más comilón de la familia, le gustaba mucho el atún.
Cada vez que un atún se cruzaba en su camino ¡NAM! se lo zampaba de un solo bocado
La comida favorita de la mamá tiburón eran los cangrejos.
Así que cada vez que un cangrejo se cruzaba en su camino ¡ÑAM! se lo zampaba de un solo bocado.
A la hermana mayor tiburón le gustaban mucho, mucho, mucho las langostas.
En cuanto veía una se lanzaba a cazarla y ¡ÑAM! se la zampaba de un solo bocado.
El hermano mediano tiburón prefería comerse una jugosa y brillante merluza de plata.
Nadaba y nadaba hasta encontrar tan exquisito manjar para ¡ÑAM! zampársela de un solo bocado.
La familia estaba algo preocupada porque el pequeño tiburón azul no había encontrado aún su alimento preferido.
En sus juegos se había hecho amigo de los animales marinos. Su mejor amigo era el pez espada pero también se lo pasaba GENIAL jugando con los calamares que le hacían cosquillas en las aletas dorsales o con los caballitos de mar.
¡Cómo iba él a comerse a sus amigos!
Una tarde que estaba jugando con sus amigos al escondite, el pequeño tiburón azul fue arrastrado por una poderosa corriente marina hasta el otro lado del arrecife de coral.
Estuvo dando vueltas y más vueltas hasta que su cola tropezó con el casco de un barco encallado en el fondo del mar.
El pequeño tiburón azul nunca había visto un barco de cerca así que se metió dentro a investigar.
Estaba oscuro y todo cubierto de algas pero encontró un hueco por donde nadar sin peligro y llegó hasta la bodega del barco. Allí había un montón de cajas metálicas corroídas por el salitre. Su instinto y su olfato le animaron a abrirlas. Dentro había unas cosas extrañas que se deshacían en contacto con el agua. Algunas eran cuadradas, otras eran redondas y otras alargadas. En el agua se fue formando una especie de masa marrón que el pequeño tiburón azul ¡ÑAM! se zampó de un solo bocado.
Había descubierto, por fin, su alimento favorito: ¡ LAS GALLETAS!
El pequeño tiburón azul nadó y nadó siguiendo el rastro de la masa marrón justo hasta la entrada de su casa y le contó a su mamá lo que había encontrado.
La mamá, contenta de que, por fin, el pequeño tiburón azul encontrara su alimento favorito cogió una lata y leyó los ingredientes para hacer la receta.
Pero en el fondo del mar no hay azúcar, ni harina, ni mantequilla, ni huevos, ni sal, ni leche. Y aunque los hubiera quedarían diluidos en el agua salada.
Así que la mamá ideó un plan. Salió en busca de los ingredientes para su exclusiva receta y se puso manos a la obra, o mejor dicho, manos a la masa.
En un bol hecho con conchas de vieiras mezcló cuidadosamente caparazón de cangrejo triturado, algas marinas, plancton, cola de langosta y fino polvo de guijarros.
Con todo ellos hizo una masa, como de chicle, que puso al horno durante una media hora aproximadamente.
El resultado fueron unas sabrosísimas galletas saladas que el pequeño tiburón azul ¡ÑAM! se zampa de un solo bocado.
¡ Ummmmmmm, qué ricas!
¡ Gracias mamá!
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