MUSEO MUNICIPAL

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El Museo Municipal se encuentra dentro de un auténtico pulmón verde, que tiene como referencia la Montaña de Arucas y como telón de fondo el océano Atlántico. Se trata de la antigua casa del Mayorazgo de Arucas (fundado en 1572) y posteriormente adquirida por Alfonso Gourié en 1859. Por este motivo, al Museo Municipal se le conoce con el nombre de «Casa Gourié», al vivir en ella el que fuera uno de los fundadores de la fábrica Azucarera y Destilerías de San Pedro, así como sus hijos Francisco ( impulsor de la construcción de la Iglesia de San Juan Bautista) y Mª del Rosario Gourié Marrero y, posteriormente por los descendientes de esta última, la familia Armas Gourié.

SALAS PERMANENTES

La mayoría creadas a partir de 1994, recogen una amplia colección de obras de artistas de gran prestigio, la mayoría aruquenses, caso de Santiago Santana Díaz, Guillermo Sureda Arbelo, ambas instaladas en lo que fueran en el pasado los antiguos dormitorios de la casa y Manolo Ramos González. Esta última sala constituía la biblioteca y sala para tomar el té, utilizada por la familia, de ahí, la luminosidad que entra por sus amplios ventanales.

Por último, en 1999, se restauran sesenta y una nuevas esculturas, que formarían parte de la ya inolvidable Sala de Abraham Cárdenes y sus alumnos/as, artista que estuvo vinculado con Arucas.

Sala Santiago Santana Díaz

Nace en 1909 en Arucas, aunque se traslada desde pequeño a Moya. Viaja a París en 1932 con una beca del Cabildo en donde asiste a la Academia Libre. Allí recibe influencia de las obras de Modigliani y de Cezanne. En 1933 estudia en el Círculo de Bellas Artes de Barcelona; recibe clases de escultura y cerámica y llega a exponer en la galería Syra, en Barcelona. Además expone en Baleares y en Madrid en donde muestra paisajes y flora de Gran Canaria. Con el tiempo, al volver a esta isla, pasa a ser director de la Escuela Luján Pérez, cargo que ocupa durante trece años.

Santana se define en el conjunto de su obra como un genio polifacético (urbanista, dibujante, pintor, ceramista, escultor y asesor cultural), en la que se funde, por un lado, el clasicismo, imperando la armonía como norma, y la modernidad, representada en el carácter indigenista influida por su paso por la Escuela Luján Pérez. Como fiel pintor indigenista, traduce en la Arquitectura su interés por lo popular. Por este motivo, elige aquellas edificaciones sencillas que no desentonan con el paisaje, utilizando para sus construcciones materiales propios del lugar. En esta faceta, Santana intervino entre otras obras, en la reforma de la Casa de Colón (1948), labrando principalmente las fachadas que dan a la calle Herrería y a la Plaza del Pilar Nuevo en Las Palmas de Gran Canaria, así como el el Pueblo Canario en esta misma ciudad. En el municipio de Arucas actuó en la remodelación de la Casa de la Cultura, contando con el labrante aruquense Pedro Pérez Viera, y en el diseño de la Plaza e iglesia de San Andrés, así como en algunas pinturas del interior.

Un fiel ejemplo de obra pictórica de Santiago Santana se encuentra en la sala del museo municipal que lleva su nombre. De la colección pictórica destacaremos la obra titulada «Escorzo de mujer» o «Mujer Tumbada». Utiliza la llamada técnica mixta, que significa el empleo de varias técnicas: óleo, almagre, tierra…. Al contemplar este lienzo, nos admira la cuidada estilización del dibujo de los cuerpos, apenas velados por unas túnicas sencillas; la delicadeza del colorido, casi siempre a base de gamas blancas, grises, azules y rosas; el equilibrio de la composición, no sometido a tensiones, naturalmente ensamblados todos sus elementos. Nada trágico parece haber en este mundo armónico y fluyente.

Con esta obra, Santana demuestra su amor por lo popular, creando así una pintura indigenista insular, y en especial, su preferencia por el tema de la mujer canaria. Los colores claros y vitales, junto a las formas plenas y compactas, presenta a una mujer de condición humilde y trabajadora (campesinas, pescadoras, lavanderas) casi siempre solitaria a la que el autor dibuja con las manos y los pies grandes, frutos del trabajo y del esfuerzo. Santana fue un cantor de la mujer sureña, de gruesos labios y anchos pómulos, que afronta sola el trabajo del campo y el cuidado de los hijos.

Sala de Guillermo Sureda Arbelo

Nace En Arucas, aunque se traslada a los 14 años a Santa Cruz de Tenerife. Aquí estudia en la Escuela de Artes y Oficios. Sureda demostró, desde niño, tener una gran habilidad para percibir y sentir, que se manifestó, profesionalmente, en una gran destreza para el dibujo y para la música, artes que descubrió inicialmente de forma autodidacta. Esta cualidad junto a su carácter sociable, la búsqueda de la perfección y del detalle, así como el interés por todo lo que le rodeaba, especialmente por las historias del pueblo, quedó reflejada en sus pinturas.

Guillermo Sureda ha destacado en el campo de la Pintura por el empleo de la acuarela, consiguiendo perfeccionar esta técnica hasta el punto de ser reconocido internacionalmente. Quizás la elección de esta técnica se debió a su carácter espontáneo, a su sensibilidad conjuntamente con el deseo un poco impulsivo de que se produzca la obra. La extraordinaria destreza manual de Sureda unida a su habilidad de captación le ha permitido siempre una rapidez, casi sin límite, para ejecutar un paisaje. En muchas ocasiones, excluía por completo el dibujo y los atacaba directamente con el color. La pincelada es, por tanto, suelta, rápida, viva, sencilla, llena de color y de luz. Con la acuarela, consigue reflejar con total maestría los efectos transparentes del agua y sus reflejos, así como la luminosidad de sus paisajes.

Su vida bohemia le llevó a representar infinidad de paisajes y escenas urbanas de diferentes latitudes ( Londres, Venezuela, Puerto Rico, El Caribe…), sin olvidar su tierra natal. De ahí, que se diga que fue un hombre de dos mundos: el Viejo Mundo y América, especialmente en este último caso, de Puerto Rico, definiéndose como el cantor pictórico de San Juan, su capital. No obstante, destaca también por la fuerza de sus retratos, generalmente, de personajes anónimos del pueblo. Esta elección le lleva a representar, con detenimiento y esmero, la expresión humilde y sincera de sus modelos, sus vestimentas típicas y sus constumbres.

Sala de Manolo Ramos González

Es uno de los escultores españoles de todos los tiempos. Su personalidad tímida, tranquila y confiada, le llevó a no firmar muchas de sus obras, conformándose con que el cliente lo supiera. Era muy crítico con su propia producción por lo que, en muchas ocasiones, destruía sus esculturas o dibujos.

El modo de tallar de Manolo Ramos es, ante todo, figurativo. Busca siempre los motivos en los que puede dar rienda suelta a los violentos movimientos y posiciones para el cuerpo humano. Cultivó con igual profusión los temas de carácter religioso y profano. Dentro de los temas profanos abundan los retratos, los desnudos, y, en menor medida, los temas raciales, los niños, las maternidades y los animales.

En el tratamiento de los desnudos se muestra como un gran conocedor del cuerpo humano, como ocurre en el Torso masculino que se encuentra en su sala o en la famosa obra, el Cristo Yacente ubicado en la iglesia de San Juan Bautista de Arucas.

Manolo Ramos trabajó especialmente la madera, sobre todo la noble, como el barbusano, el cedro, la caoba, el ébano, etc., pero también talló la piedra y utilizó el bronce. Brisas de serenidad y de recogimiento interior recorren algunas de su obras o de trágica y honda preocupación religiosa.

En la sala son interesantes los dibujos realizados a carbón donde estudia con detenimiento las formas del cuerpo humano y las expresiones de los rostros. De gran fuerza expresiva es el tema Campesinos canarios donde refleja los principios del indigenismo canario en cada detalle: la dureza de sus rostros por el trabajo y el sufrimiento, la vestimenta, etc., pero dentro de una gran armonía y serenidad. Es decir, Manolo Ramos refleja la preocupación social, no a  base de una exaltación del trabajador, sino de una cierta denuncia, poniéndose frente a frente con la dura realidad de los desheredados, pero con un tinte amargo, casi sin dejar resquicio para solución alguna.

Sala de Abraham Cárdenes y sus alumnos/as

Nace en Tejeda. Ingresa en la Escuela Luján Pérez. Funda las Academias Municipales de Bellas Artes de Las Palmas de Gran Canaria (1942-1971), desempeñando el papel de director.

Alrededor de su persona giraban chicos y chicas de diferentes edades y condiciones sociales y culturales. Un variopinto público con el común denominador del interés por la ilusión y la fascinante atracción de Abraham Cárdenes, de absorbente personalidad y cabeza leonina. Siempre alegre, afable y optimista ante la adversidad, ponía una entrega absorbente en su trabajo, el suyo y el de sus discípulos. En muchas ocasiones, acababa con sus manos las obras de éstos, presentadas, a veces, en exposiciones, compitiendo con las suyas.

Varios autores, alguno de ellos discípulos de Cárdenes, destacaron su alto sentido de la amistad, la bondad de su corazón y su desconcertante cordialidad. Así, Santiago Vargas, también habla de su vigor y vehemencia de hombre de las Cumbres, sonriendo siempre a pesar de las desventuras y la incomprensión. De la misma forma, Berlamiño, destaca su ingenio y bohemio romanticismo.

Su arte era original como lo era él mismo, inconfundible, arrogante, ceñudo, fuerte, expresivo, vigoroso y ciclópeo. La montaña, las rocas y la pirámide son su punto de partida, ajustando las formas a esta escueta concepción. Es, por tanto, un escultor de gigantesl al estilo de Miguel Ángel. No añade injertos extraños de esculturas ajenas a la raza canaria ni a la integridad de la naturaleza.

Las Salas Itinerantes

Permiten a los artistas aruquenses y foráneos, tanto principiantes como con reputación, exponer sus obras tanto en el campo de la pintura, como de la escultura, o cualquier otra manifestación artística.

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