INMORTAL CELESTE

Así comienza uno de los poemas más hermosos de la poetisa lésbica Safo.

Los primeros textos de la poesía lírica occidental aparecen en Grecia a finales del siglo VII a.C. Junto a una posía coral que va acompañada de música y danza y que tenía un carácter público y festivo, en Lesbos se desarrolla una poesía más íntima, privada y subjetiva. Este tipo de poemas mostraban los sentimientos y emociones del poeta y el público al que iban dirigidos estaba compuesto por amigos que acudían a fiestas y banquetes.

La ubicación geográfica de la isla de Lesbos hace de ella un puente entre Oriente y Grecia, y a través de ella se introduce el gusto por lo refinado, la intelectualidad y el mundo ingente de yo. Es allí, en concreto en Mitilene, donde a finales del siglo VII a.C. nace Safo. Sabemos que parte de sus ingresos provenían de la composición de poemas de encargo, sobre todo epitalamios (cantos para bodas), pero gran parte de su producción se dedica a su círculo de amigas, mujeres que asistían a la «casa de las servidoras de las Musas» en donde la poetisa impartía sus enseñanzas.

De su obra quedan no más de 200 fragmentos, algunos de ellos de difícil lectura por el mal estado en el que han llegado a nuestros días. Sólo uno de ellos, la oda a Afrodita, se conserva entero, a falta de algunos fragmentos en el tercer verso de la quinta estrofa.

Inmortal celeste, de ornado trono,

dolotrenzadora, Afrodita, atiende:

no atormentes más con pesar y angustias

mi alma, señora,

sino ven aquí, si mi voz de lejos

otra vez oíste y me escuchaste

y dejando atrás la dorada casa

patria viniste,

tras uncir el carro: gorriones lindos

a la negra tierra tiraban prestos

con sus fuertes alas batiendo el aire

desde los cielos.

Y llegaron pronto, y tú, dichosas,

con divino rostro me sonreías

preguntando qué me pasaba y cómo

yo te llamaba

y que qué prefiero que en mi alma loca

me suceda ahora: «¿A quién deseas

que a tu amor yo lleve? Ay dime, safo,

¿quién te hace daño?

Pues, si huyó de ti, pronto irá a buscarte;

si aceptar no quiso, dará regalos;

te amará bien pronto, si no te ama,

aun sin quererlo».

Ven también ahora y de amargas penas

líbrame, y otorga lo que mi alma

ver cumplido ansía, y en esta guerra

sé mi aliada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ποικιλόθρον᾽ ὰθάνατ᾽ ᾽Αφρόδιτα,

παῖ Δίος, δολόπλοκε, λίσσομαί σε
μή μ᾽ ἄσαισι μήτ᾽ ὀνίαισι δάμνα,
πότνια, θῦμον.

ἀλλά τυίδ᾽ ἔλθ᾽, αἴποτα κἀτέρωτα
τᾶς ἔμας αὔδως αἴοισα πήλγι
ἔκλυες πάτρος δὲ δόμον λίποισα
χρύσιον ἦλθες

ἄρμ᾽ ὐποζεύξαια, κάλοι δέ σ᾽ ἆγον
ὤκεες στροῦθοι περὶ γᾶς μελαίνας
πύκνα δινεῦντες πτέῤ ἀπ᾽ ὠράνω αἴθε
ρος διὰ μέσσω.

αῖψα δ᾽ ἐξίκοντο, σὺ δ᾽, ὦ μάκαιρα
μειδιάσαισ᾽ ἀθανάτῳ προσώπῳ,
ἤρἐ ὄττι δηὖτε πέπονθα κὤττι
δηὖτε κάλημι

κὤττι μοι μάλιστα θέλω γένεσθαι
μαινόλᾳ θύμῳ, τίνα δηὖτε πείθω
μαῖς ἄγην ἐς σὰν φιλότατα τίς τ, ὦ
Ψάπφ᾽, ἀδίκηει;

καὶ γάρ αἰ φεύγει, ταχέως διώξει,
αἰ δὲ δῶρα μὴ δέκετ ἀλλά δώσει,
αἰ δὲ μὴ φίλει ταχέως φιλήσει,
κωὐκ ἐθέλοισα.

ἔλθε μοι καὶ νῦν, χαλεπᾶν δὲ λῦσον
ἐκ μερίμναν ὄσσα δέ μοι τέλεσσαι
θῦμος ἰμμέρρει τέλεσον, σὐ δ᾽ αὔτα
σύμμαχος ἔσσο.

 

 

 

 

 

Publicado en Inicio, Mitología y las artes | Deja un comentario

El Minotauro

TAREA I:  alumnado de Mitología y las Artes.

Minotauro, George F. Watt, 1985, Londres, Tate Gallery.

Minotauro, George F. Watt, 1985, Londres, Tate Gallery.

La visión de este cuadro del artista inglés G. F. Watt (1817-1904) sirvió de inspiración a J. L. Borges para escribir el cuento «La casa de Asterión».

En la obra asistimos a una humanización del monstruo. Casi no vemos su rostro pero la melancolía que trasmite su imagen, el espacio infinito al que sabemos que se dirige su mirada sugieren no el temor que debería producirnos un ser híbrido, mitad toro y mitad hombre, sino tal vez compasión.

Es fácil identificarnos con el minotauro. La condición humana permite múltiples aproximaciones, enfoques o análisis. ¿Quién no se ha sentido solo, prisionero en su propia libertad o un ser libre pero esclavo a su vez de sus propias limitaciones…?

La soledad del ser diferente, la incomprensión del resto ante lo que es distinto, la intransigencia, la falta de humanidad…todo ello se refleja en la magnífica película «El hombre elefante» de David Lynch. La historia que se muestra está basada en la vida de un hombre inglés, Joseph Merrick (1865-1890) , que desde los 18 meses empezó a sufrir terribles malformaciones.

Tras visionar la película debes  hacer una reflexión sobre los elementos comunes que permiten identificar las distintas interpretaciones del minotauro trabajado en clase con el protagonista de esta película y qué otras interpretaciones podrían añadirse. Finalmente,  expón tu opinión sobre la sociedad que aparece reflejada en la obra e indica si aún hoy mantenemos actitudes semejantes.

Publicado en Mitología y las artes | Deja un comentario