Hoy, día 23 de abril, te voy a proponer que leas un texto y respondas unas preguntas sobre él. Tienes esta lectura en tu libro de texto, en las páginas 159 y 160. También puedes leerla en esta entrada a continuación.
UN JUEZ JUSTO
Un rey argelino llamado Bauakas quiso averiguar si era cierto o no, como le habían dicho, que en una de sus ciudades vivía un juez justo que podía discernir la verdad en el acto, y que ningún pillo había podido engañarle nunca. Bauakas cambió su ropa por la de un mercader y fue a caballo a la ciudad donde vivía el juez.
A la entrada de la ciudad, un lisiado se acercó al rey. […]
–Déjame montar contigo hasta la plaza principal, ya que de otro modo los caballos y camellos pueden pisotearme.
Bauakas sentó al lisiado detrás de él sobre el caballo y lo llevó hasta la plaza. Allí detuvo su caballo, pero el lisiado no quiso bajarse.
–Hemos llegado a la plaza, ¿por qué no te bajas? – preguntó Bauakas.
–¿Por qué tengo que hacerlo? –contestó el mendigo–. Este caballo es mío. Si no quieres devolvérmelo, tendremos que ir a juicio. […]
Había más gente ante el tribunal […].
Cuando llegó su turno, Bauakas contó lo que había sucedido. El juez lo escuchó y después pidió al mendigo que hablara.
–Todo lo que ha dicho es falso –dijo el mendigo–. Él estaba sentado en el suelo y yo iba a caballo por la ciudad, cuando me pidió que lo llevase. […]
El juez pensó un momento, luego habló:
–Dejad el caballo conmigo y volved mañana.
Al día siguiente, fue mucha gente al tribunal a escuchar las sentencias del juez. […]
A continuación llamó a Bauakas y al lisiado.
–¿Reconocerías tu caballo entre otros veinte? –preguntó a Bauakas.
–Sí –respondió.
–¿Y tú? –preguntó al mendigo.
–También –dijo el lisiado.[…]
Fueron al establo. Bauakas señaló inmediatamente a su caballo entre los otros veinte. Luego el juez llamó al lisiado al establo y le dijo que señalara el caballo. El mendigo también reconoció el caballo y lo señaló. El juez volvió a su asiento.
–Coge el caballo, es tuyo –dijo a Bauakas. […]
Cuando el juez salió del tribunal y se fue a su casa, Bauakas le siguió.
–¿Qué quieres? –le preguntó el juez –. ¿No estás satisfecho con mi sentencia?
–Estoy satisfecho –dijo Bauakas-. Pero me gustaría saber cómo supiste […] que el caballo era mío. […]
–Yo no os llevé al establo para ver cuál de los dos conocía al caballo, sino para ver cuál de los dos era reconocido por el caballo. Cuando te acercaste, volvió su cabeza y estiró el cuello hacia ti; pero cuando el lisiado lo tocó, echó hacia atrás sus orejas y levantó una pata. Por lo tanto supe que tú eras el auténtico dueño del caballo.
Fuente: “Un juez Justo” por León Tolstoy de Fábulas y Cuentos de Hadas, tomado de www.oecd.org.
Ahora, realiza las actividades 1, 4 y 6 de la página 162 de tu libro de texto en un documento de word y envíamelas a pidolapalabrasite@gmail.com. Te las copio a continuación por si no tienes el libro.
- Este relato tiene la estructura típica de la narración. Observa sus partes con atención.
1º. Planteamiento: |
Presentación del protagonista. |
2º. Nudo: |
Conflicto: mentira del mendigo. |
Hechos causados por el conflicto: investigación y juicio. |
3º. Desenlace: |
Sentencia y explicación. |
Indica las líneas del texto que abarca cada parte. Después, redacta un resumen del relato siguiendo las partes explicadas.
- Asocia en tu cuaderno estos adjetivos con cada personaje basándote en su comportamiento.
Bauakas, mendigo, juez |
generoso-atento-observador-embaucador- ecuánime-atento-malicioso-compasivo |
- ¿Se cumple el objetivo del viaje del rey? ¿Crees que se dice explícitamente en el relato? ¿Por qué lo sabemos?
Mucho ánimo y no dejes de leer. Recibe un afectuoso saludo de tu profesora de Lengua Castellana y Literatura, Raquel Almeida.