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Manuel Area Moreira
Universidad de La Laguna

 

Es un hecho constatable que el acceso a la tecnología y servicios digitales cada vez es más popular pudiendo calificarse ya como un fenómeno de masas. Los datos estadísticos de los últimos años atestiguan un notable incremento en la disponibilidad de la telefonía móvil, en el acceso a las computadoras e Internet o en los servicios de televisión digital no sólo en nuestro país, sino en el conjunto del planeta. Pero una cosa es la utilización de las tecnologías/máquinas y otra bien distinta es un uso inteligente y culto de la información y comunicación a través de las mismas.

EducarTIC

Creo que aquí radicará, en un futuro muy próximo, las diferencias y desigualdades sociales ante la tecnología: no en el acceso y disponibilidad de las mismas, sino en la calidad de uso. El mercado se está encargando de hacerlas disponibles: cada vez son más baratas, asequibles y de fácil manejo. Sin embargo, las diferencias vendrán dadas por lo que las finalidades y naturaleza de su uso. Aquellos grupos sociales con alto nivel formativo las emplearán con fines vinculados con la inteligencia y conocimiento colectivo. El acceso a la tecnología por parte de los individuos y grupos sociales sin la formación adecuada llevará a usos mecánicos o carentes de relevancia cultural, lo que provocará que los mismos sean más vulnerables a la dependencia tecnológica. Sin conocimiento adecuado el sujeto no desarrollará una apropiación significativa y valiosa de las herramientas digitales estando, en consecuencia, supeditado a ser manipulado por intereses ajenos a sus necesidades. El individuo que maneja distintas herramientas digitales, pero sin la suficiente capacidad crítica tenderá a realizar un uso consumista y seguramente sea un sujeto alienado y dependiente de la tecnología.

Desde mi punto de vista el problema de incorporar las TIC al sistema escolar, y de modo particular la denominada alfabetización o desarrollo de la competencia digital, debemos analizarlo como un problema sociocultural vinculado con la formación de la ciudadanía en el contexto de la llamada sociedad informacional, y debiera plantearse como uno de los retos más relevantes para las políticas educativas destinadas a la igualdad de oportunidades en el acceso a la cultura. La educación, sea en escenarios formales como las escuelas o no formales como las bibliotecas, los centros juveniles, los culturales o los telecentros, además de ofrecer un acceso igualitario a la tecnología debiera formar (o alfabetizar) a los ciudadanos para que sean sujetos más cultos, responsables y críticos ya que el conocimiento es una condición necesaria para el ejercicio consciente de la libertad individual y para el desarrollo pleno de la democracia. Equidad en el acceso y capacitación para el conocimiento crítico son las dos caras de la alfabetización en el uso de las tecnologías digitales.

Por ello, la alfabetización en la cultura digital de la web 2.0 es algo más complejo que el mero aprendizaje del uso de las herramientas de software social (blogs, wikis, redes, y demás recursos del cloud computing…). Desde mi punto de vista la incorporación de las TIC a las escuelas –como es el caso de los programas Escuela 2.0- debe plantearse como parte de una política educativa dirigida a facilitar el acceso a la tecnología y cultura digitales a todos los ciudadanos de modo que los niños y jóvenes conozcan los mecanismos técnicos y las formas de comunicación de las distintas tecnologías; posean habilidades de búsqueda, selección y análisis de la múltiple información disponible en la web; adquieran criterios de valor que permitan a éstos discriminar y seleccionar aquellos productos de mayor calidad e interés cultural;  aprendan a comunicarse y colaborar en las redes sociales; estén cualificados para producir y expresarse a través de documentos de naturaleza audiovisual e hipertextual; sepan sacar a la luz los intereses económicos, políticos e ideológicos que están detrás de toda empresa y producto mediático; así como que tomen conciencia del papel de los medios y tecnologías en nuestra vida cotidiana. Lo que está en juego es el modelo social de la sociedad de la información. Lograr las anteriores metas significará que ese modelo de sociedad futura se apoye más en principios y criterios democráticos que en los meramente mercantilistas.

La educación con TIC, desde esta perspectiva, debe entenderse como algo más complejo que la mera dotación de recursos tecnológicos al aula o dar a cada estudiante un ordenador con conexión a Internet. Es una condición necesaria, pero insuficiente. Lo relevante, al menos desde un punto de vista pedagógico, es educar a los niños y niñas, a los jóvenes para la adquisición de las competencias intelectuales necesarias para interactuar tanto con la cultura existente  sea en formato libros o de red, como para recrearla de un modo crítico y emancipador. Educarles para que sepan buscar información valiosa, analizarla y compartirla. Educarles para que sepan expresarse de forma culta a través de lenguajes diversos como el textual, el audiovisual e hipertextual. Educarles, en definitiva, para que sean ciudadanos alfabetizados en las nuevas formas de cultura del tiempo digital. Sin estas alfabetizaciones para toda la población no podrá producirse un desarrollo social armonioso y democrático de la sociedad del siglo XXI.

 

Manuel Area Moreira es Catedrático de Didáctica y Organización Escolar en la Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna (España). Web: http://www.manuelarea.net/