dodo y frutos de tambalacoque

FACTORES BIÓTICOS

En los años 70 de siglo pasado, Stanley Temple, lanzó la hipótesis de que las semillas del tambalacoque necesitaban ser comidas por el dodo para poder germinar. Se basaba en que quedaban una docena de árboles viejos (aproximadamente con 300 años de edad, el mismo tiempo que hace que se extinguieron los dodos) y que nadie había logrado germinar sus semillas. La semilla es de unos cinco centímetros de diámetro, y con una corteza dura. Se han encontrado incluso semillas muy antiguas al lado de restos óseos del dodo, con su tamaño reducido a la mitad. Temple les hizo comer semillas a pavos y algunas de ellas germinaron. Posteriormente se ha comprobado que los tambalacoques pueden también germinar sin ayuda de ave alguna y se piensa más que la invasión de especies foráneas competidoras como la Guayaba china es la que le ha llevado hasta casi extinguirse.

Hay más de 1000 especies de la familia del muérdago. Tienen hojas verdes, pero extraen todo el líquido de otras plantas a las que parasitan. Hay pájaros especializados en comer sus frutos, como el zorzal; para ello digieren la capa carnosa de la semilla. Como la semilla es muy pegajosa, esta se une a una rama con gran facilidad al salir. En algunas especies, las aves que las comen, necesitan una técnica especial para desprenderse de la semilla, que se les queda pegada a la cloaca, así se asegura el muérdago, de que su semilla se pega a una rama.

Las plantas no pueden huir ni esconderse, así que se defienden y compiten de otras formas. Cuando las girafas se comen las hojas tiernas de la acacia, estas liberan un gas que potencia la producción de taninos incluso por las hojas vecinas. La alelopatía consiste en la secreción de productos tóxicos que impiden el crecimiento de otras plantas. Los nogales producen juglona, que va con las hojas al suelo y elimina a otras plantas competidoras, pero no está claro si dichos compuestos químicos pueden ser desactivados por microbios o por el suelo, por lo que el fenómeno de la alelopatía necesita más investigación fuera del laboratorio, en el propio ecosistema, pues es difícil determinar si la inhibición del crecimiento de plantas se produce por alelopatía o por competencia por la luz, el agua y los nutrientes

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