jirafa comiendo hojas de acacia

ÁRBOLES DE LA SABANA

La acacia es el árbol más típico de la sabana. Se defiende de los herbívoros con múltiples aguijones y productos químicos en sus hojas, pero si estos no son suficientes cuenta a menudo con un ejército de hormigas. En las acacias flauta aparecen agallas espinosas. Cuando la jirafa muerde hojas, las hormigas salen de ellas y la atacan. La acacia les paga con néctar, de pequeños granitos de sus tallos. A menudo las hormigas defienden también a las acacias de los insectos y eliminan las plantas rivales que crecen cerca.
Los herbívoros también se especializan en su depredación sobre las acacias. El hocico estrecho y puntiagudo es bueno para el pequeño dik-dik, que es capaz de sacar las hojas tiernas inferiores de las acacias de entre la maraña de ramas y espinas. El impala tiene la boca más ancha y el cuello largo, para alcanzar hojas más altas. La gacela de Waller llega más alto irguiéndose sobre las patas traseras. Pero la reina es la jirafa, por su largo cuello y la articulación que le permite poner su cabeza completamente vertical.
La acacia tienta a los animales con sus hojas a lo largo del año y se asegura de que haya muchos ramoneadores cerca cuando tenga sus semillas. El impala y otras gacelas trituran las vainas, pero no las semillas, que son indigestas y las dispersan hasta distanacias de 10 Km, expulsándolas con las heces. Los elefantes, por último, digieren hasta las ramas.
Las relaciones ecológicas también pueden ser muy complejas, así el Quino produce sus semillas con varias "garantías de viaje". Su fruto es comido por el emú y así es transportado por primera vez, después el endocarpo estalla al "cocerse" las heces al sol. Por último las hormigas recogen las semillas para comerse el heleosoma (un abultamiento carnoso). Sin este último viaje las semillas se quemarían en los incendios anuales, pero así se preservan en el interior del hormiguero hasta que las hormigas las devuelven fuera como residuos.
Los rumiantes de la sabana no están en absoluto indefensos frente a los depredadores y estos sólo tienen éxito en un porcentaje reducido de intentos, sobre todo con crías o individuos enfermos, lesionados o viejos.

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muy interesante de la sabana
elefante derribando una acacia

MANTENIMIENTO DE LA SABANA

La hierba sobrevive a la siega de los herbívoros porque quedan intactos sus tallos horizontales y los brotes y porque las hojas se rompen por la base al tirar de ellas. En cambio los arbustos y árboles no están tan protegidos. Así los rebaños de herbívoros favorecen la extensión de la sabana. El ecosistema se mantiene además por los incendios, pues si no existiera el fuego las leñosas adquirirían mayor importancia. El fuego, cuando se produce, pasa muy rápido, porque la materia está muy seca. Los daños son mínimos y las raíces quedan intactas para rebrotar. Las acacias de más de 70 cm se salvan del incendio, y cuando tienen más de 10 años, su copa impide el paso de luz, y sus raíces extendidas acaparan el agua disponible limitando el crecimiento de herbáceas. Así, la sabana tendería a convertirse en un bosque tropical si no fuera porque los elefantes adultos derriban los árboles (Un solo elefante puede derribar hasta 1500 árboles en un año, y no siempre lo hacen para comerse sus hojas). De este modo un bosque vuelve a convertirse en sabana en 4 ó 5 años. Los elefantes son el factor crítico, se podría decir que cultivan la hierba.
Los incendios son frecuentes sobre todo en la estación seca, por la acumulación de necromasa y han sido favorecidos por el hombre desde la prehistoria (desde hace unos 50000 años en África, unos 40000 en Australia y más recientes en América). Los incendios suelen favorecer el crecimiento en la estación siguiente, al liberar nutrientes al suelo y al despejar al estrato herbáceo de necromasa, lo que favorece la salida de brotes. Si los fuegos son muy fecuentes, la parte enterrada de las gramíneas, que aporta los nutrientes almacenados para el rebrote, se va reduciendo hasta agotar sus reservas.
Las herbáceas pasan la estación seca bajo tierra, por lo que sobreviven unos meses sin agua, pero los árboles no pueden ocultarse. Así desde el extremo húmedo al seco de las sabanas, los árboles se van haciendo más dispersos, hasta que dominan los arbustos, después estos se van haciendo más dispersos hasta que sólo quedan herbáceas. Cuando la disponibilidad hídrica no es favorable las leñosas cierran los estomas y finalmente pueden tirar las hojas, pero hay pérdida de agua también por las ramas. El árbol del Carcaj (era utilizado para fabricar recipientes para flechas), soluciona este problema eliminando ramas enteras: se las amputa y cierra el muñón.
Las estaciones húmedas y secas alternadas "cocinan" el suelo formando una capa de ladrillo (lateritas). El agua se encharca sobre la capa durante la estación húmeda y en la estación seca las lateritas impiden a las raíces llegar a la capa freática, impidiendo la formación de bosques.
La mandíbula de las termitas es la que convierte la madera en serrín, pero el verdadero trabajo de degradación se produce gracias a unos microorganismos que viven en simbiosis dentro del aparato digestivo de las obreras. La alimentación del termitero se produce por trofalaxia, las termitas transportan el alimento en el estómago, y lo transmiten a otros individuos a través del conducto anal o la boca.