Sus hojas presentan múltiples adaptaciones, como la malacofilia: ante la falta de agua se arrugan y pierden turgencia de forma reversible, de forma que son semicaducas y ante condiciones secas persistentes pueden llegar a caer para disminuir la superficie transpirable. Otras desprenden aceites esenciales como el ládano, que satura la atmósfera circundante reduciendo la transpiración. Sus semillas están adaptadas a la presencia del fuego.
Cistáceas, arbustos típicos del bosque mediterráneo |