La filosofía platónica, heredera del socratismo, supuso una enérgica
reacción contra el relativismo de los sofistas, que afirmaban la convencionalidad
de las leyes (frente al deteminismo de la naturaleza) y la relatividad
del conocimiento y las creencias religiosas.
La intención platónica que motivó sus especulaciones filosóficas fue fundamentalmente
política: la creación de un Estado ideal (La República), donde
cada ciudadano ocuparía un lugar y una función(gobernar, proteger la ciudad,
producir todos los bienes y recursos) dentro de la sociedad asignado en
relación con sus capacidades y su tipo de alma constitutiva (racional,
irascible y apetitiva).
El Estado, la justicia, las leyes no deben ser puestas bajo discusión
contínuamente (democracia), sinó establecidas de antemano para ser debidamente
cumplidas por todos los ciudadanos. Para ello se hace nesesarío definir,
a la manera socrática, qué sea la justicia, la ley y el Estado. Deben
ser éstos valores absolutos que no sean susceptibles de cambio ni de acuerdos
y desacuerdos contínuos que desemboquen en un puro escepticismo. Esto
supone afirmar que ha de existir la justicia en sí, la ley en sí, etc.,
con independencia de cómo los pensamos o realizamos en el mundo.
La afirmación de la existencia de entidades objetivas eternas, inmutables,
que son el modelo o paradigma de todo lo existente y que hacen posible
el conocimiento verdadero de la realidad se denomina teoría de las
ideas. Según esta teoría, las ideas son las esencias de las
cosas, es decir, aquello que las define y las determina a ser lo que son.
La esencia de una cosa es aquello por lo que algo es lo que es, es decir,
la naturaleza propia, específica y universal de algo. Las cosas sensibles
son en tanto que participan e imitan a las ideas. Para que
yo pueda afirmar que algo es "azul", ha de existir lo azul mismo, lo absolutamente
azul. Empíricamente nosotros percibimos únicamente particularidades, matices,
tonos concretos de azul (este o aquel azul concreto) y no lo azul en sí,
que existe más allá ( en un mundo aparte , inmaterial e inteligible) y
que, por determinar a todo lo que "es azul" él mismo no puede ser ningún
azul determinado ( si no, los tonos que no fueran idénticos no se llamarían
azul de la misma manera).
Las ideas por lo tanto son:
-El verdadero ser ( aquello que determina a lo demás a ser ésto
o aquéllo), de todas las cosas (que no son sino reflejos o copias más
o menos defectuosas de las ideas).
-la esencia de las cosas (de todo lo que es), y por tanto, su naturaleza
propia.
-el objeto propio de cualquier definición, y por tanto, del concepto.
La teoría de las ideas genera un dualismo entre dos mundos:
a. el mundo sensible, de la mera apariencia, el cambio y la opinión.
b.el mundo inteligible, permanente e inmaterial de las ideas.
Este dualismo se reflejará, como vimos anteriormente, en su concepción
del hombre, un compuesto accidental de dos substancias distintas:
el cuerpo (que es pura materialidad) y el alma (la racionalidad
humana, la inteligencia, el lógos inmortal).
El hombre es propiamente su alma, no su cuerpo, por lo que para ser lo
que tiene que ser, para aproximarse a su fin (su propia esencia, que es
a la vez su causa) ha de desligarse del cuerpo, purificándose de las pasiones
que conlleva la carnalidad y dedicándose a su hacer específico: la contemplación
pura de las ideas (nóesis): la dialéctica.Para alcanzar este fin, ( y
hacerse así virtuoso y feliz )) el hombre ha de ir ascendiendo en los
saberes gradualmente, desde el conocimiento de lo que casi no es (los
reflejos, las sombras producidas por los objetos sensibles y lo sensible
mismo: lo propio de la Física),pasando por los razonamientos matemáticos
(que versan sobre entidades intermedias entre lo puramente sensible y
lo inteligible), hasta alcanzar las ideas y, ya en ese ámbito, alcanzar
la idea suprema: la idea del Bien.
A este supremo fin no llegan todos los hombres, por lo que no todos pueden
dedicarse a gobernar el Estado. Tan sólo el amante de la sabiduría, el
filósofo encaminado a conocer la verdadera realidad de las cosas,
puede dedicarse a esa tarea que conllevará el bienestar y la felicidad
de todos los ciudadanos. Porque el mal no es sino fruto de la ignorancia
y la opinión (doxa), propia de aquéllos que se dejan llevar por las apariencias,
esclavos de la sensibilidad (la Caverna ).
En el Estado ideal platónico, de rasgos fuertemente aristocráticos, plasmado
en su obra "La República" la armonía y la justicia aparecerán
cuando cada cual (dirigidos por gobernantes sabios y prudentes) ocupe
su lugar propio, determinado por su naturaleza (alma) y la virtud propia
que la caracteriza .Así los productores serán moderados , los guerreros
valientes, desprovistos de de familia y propiedad privada que les aboque
a intereses privados y mezquinos al igual que a los gobernantes, que habrán
de ser sabios y prudentes.
La forma ideal de gobierno es, pues, la aristocracia o gobierno
de los mejores. A esta normalmente sucede la Timocracia , después
la oligarquía que termina convirtiéndose en una democracia.
Esta última conducirá a una tiranía, el mayor de los males para
el Estado, según Platón.
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