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Tomás
de Aquino asume la teoría hilemórfica de Aristóteles. El hombre está formado
por materia y por forma (alma, esencia), y su relación es substancial,
es decir: ambas son necesarias para constituir la substancia humana. Sin
embargo, estos dos componentes esenciales del ser vivo no son absolutamente
separables, como posteriormente afanaría Descartes. El alma necesita del
cuerpo para poder así, realizar todas las funciones de la actividad sensitiva,
vegetativa e intelectiva ( el hombre no posee ideas innatas y forma sus
ideas a partir del mundo sensible).
El alma humana creada por Dios es inmortal y está destinada a permanecer unida al cuerpo. Ahora bien, esta unión del alma con la materia no constituye ninguna cárcel como había señalado Platón. No es una relación accídental sino substancial. |
La materia por si sóla, no puede existir . La forma constituye el elemento
imprescindible para que ésta obtenga toda su potencialidad. Es a través
de la forma como la materia se individualiza, y presenta sus diferencias.
Constituye el sustrato fundamental de la materia, es decir su esencia,
pero también su principio de individuación. 'La forma es lo que hace
de un ser vivo sea ese ser vivo y no otro. Es lo que hace por ejemplo
que un perro sea un perro y no sea un caballo, pero, por otro lado,
la propia materia índividualizada es lo que hace que las substancias
se diferencien. Así, mi perro es sustancialmente, diferente del perro
de mi vecina, aún siendo ambos de la misma raza. Maria Antonia Sanz Potente |