>

Algunas de las cosas que creemos ecológicas no lo son tanto.(extraido del suplemento Tierra, El País).

1. La calefacción emite más CO2 que el aire acondicionado: En verano de 2005, los miembros del Gobierno japonés acudieron a trabajar sin americana y corbata para reducir el uso de aire acondicionado pero en invierno no se enfundaron ni gorro ni bufanda. Debían haberlo hecho pues la calefacción emite más CO2. En España, el consumo de calefacción supone el 7% de gasto de energía total, mientras que el de refrigeración supone un 2%.
2. Una botella de cristal es menos sostenible que una de plástico: Entre una botella de plástico y otra de vidrio, ¿cuál afecta menos al medio ambiente? Se suele pensar que el segundo es un material natural y, en consecuencia poco dañino. Pues no siempre es verdad. Del reciclaje del vidrio solo se elaboran botellas de color, verdes o topacio y además el ciclo para recuperar el vidrio de una botella necesita más energía que el proceso que otorga una segunda vida al plástico.
3. China no es solo el problema, es también la solución. ¿Donde está el futuro de las energías renovables? Respuesta: En China. La misma que albergó los pasados Juegos Olimpicos bajo un enorme hongo de contaminación es la que en 2007 triplicó su producción de energía solar, generando el 35% del total mundial y convirtiendose en la primera potencia del sector.
4. La comida biológica no es siempre ecológica. Las estiquetas de estos productos atestiguan que no han sido inflados gracias a productos químicos, nutridos con abonos tóxicos o protegidos con pesticidas de síntesis. El producto está limpio en su producción, ¿y después?
En el supermercado encontramos manzanas del norte de Italia, yogur en su tarro forrado de papel y cartón de Francia, cebollas en bandejas de plástico y film de Egipto, zanahorias de Holanda…Transporte=contaminación y subida de precio. Solución: comprar a productores lo más cercanos posible.
5. Las ecotasas no son la panacea, tienen truco. Para luchar contra el calentamiento glogal, el Protocolo de Kioto asigna cantidades máximas de CO2 a los países firmantes y si se pasan tienen una penalización. Deben comprarle esa diferencia a otros países que no hayan gastado toda su cuota. El problema según Greenpeace, es que se “regalan las cuotas”, es una subvención a la contaminación. Y encima las empresas venden sus cuotas de CO2 por mucho dinero, algo que a ellos les ha salido gratis, haciendo negocio.
6. Hay daños ambientales que no tienen vuelta atrás. El Instituto de investigación sobre la Energía Eléctrica de California calcula que aunque EEUU, Europa y Japón apagaran de una vez todos los aparatos eléctricos y encerraran en su garaje todos sus coches, el CO2 seguiría subiendo hasta superar en 2070 el nivel de peligrosidad. Otro ejemplo, el nivel del mar: En Holanda ya hay barrios de casas preparadas para flotar.

A %d blogueros les gusta esto: