En el taller de la fruta, las risas y la emoción se mezclaron con el aroma fresco y los colores vibrantes de las frutas. Pequeñas manos curiosas exploraron las texturas suaves de la papaya, las formas redondas de las manzanas y las cáscaras rugosas de las naranjas. Los niños de dos años, junto con sus familias, se sumergieron en una experiencia sensorial única, descubriendo los sabores dulces y ácidos mientras probaban una variedad de frutas frescas.
El taller no solo fue una oportunidad para explorar el mundo de las frutas, sino también para promover la importancia de una alimentación equilibrada y variada. A través del juego y la interacción, se sembraron semillas de conocimiento sobre la importancia de consumir frutas como parte de un estilo de vida saludable.
Al final del día, entre sonrisas y degustaciones, el taller dejó una huella duradera en las mentes y los corazones de las familias y el alumnado de dos años, quienes se despidieron con la promesa de seguir explorando y disfrutando el maravilloso universo de la fruta juntos.