Cine. Encerrados y encierro. El séptimo arte nos ha aportado películas, algunas excelentes, que han hecho del encierro el hilo conductor de su argumento. El cine de contenido histórico no es una excepción, en correspondencia normalmente con hechos y situaciones en los que los protagonistas han vivido -más bien sufrido- la angustia opresiva del confinamiento.

No se trata ahora de angustiarse sino de disfrutar. Profesorado del departamento de Geografía e Historia ha tenido a bien compartir con toda la comunidad escolar varios títulos de películas de contenido histórico -de fácil acceso a través de plataformas- que encajan en la temática aquí planteada. 

Advertencia: las imágenes que se comparten no están protegidas por copyright alguno, a diferencia de carteles y fotogramas. Por ello, el apoyo gráfico se reduce a actores y actrices protagonistas, y acontecimientos de las épocas que retratan.

Good Bye, Lenin! (Wolfgang  Becker, 2003). Todo sucede en Berlín, a partir de octubre de 1989. Unos días antes de que se produzca la Caída del Muro, la madre de Alex, una orgullosa mujer de ideología comunista, entra en coma. Despierta ocho meses después, y la República Democrática Alemana ya camina hacia la reunificación y habitan en ella el capitalismo, las libertades individuales occidentales y el liberalismo político. Alex intentará ocultar esa realidad a su madre, gravemente enferma del corazón, y para ello creará alrededor de su habitación una atmósfera de nostalgia de la época comunista, un museo en el que su madre viva cómodamente creyendo que nada ha cambiado.

El protagonista principal, Daniel Brühl, actor alemán de madre española, se hizo muy famoso por su interpretación casi novel de Alex, el protagonista principal, un chico compasivo revestido de una personalidad de gran coraje.

La vida es bella (Benigni, 1997). Comedia y drama; vida y muerte. Benigni (director y protagonista principal) da vida a Guido, un hombre judío que hace de la broma su carta de presentación. En Arezzo (Toscana) se gana el amor y logra llevar al altar a la bella Dora, una mujer comprometida previamente con el líder fascista local, Rodolfo. Guido y Dora tienen un hijo y llega la guerra (la Segunda Guerra Mundial). Los tres son deportados e internados en un campo de concentración. Será ahí donde Guido plantee a su hijo el encierro como un divertido juego.

Roberto Benigni es el genial y absoluto protagonista de esta película italiana, sin duda, su obra maestra, y una de las mejores producciones de cine de los años noventa. Oscar a la mejor película de habla no inglesa de 1998.

Evasión o victoria (John Houston, 1981). Drama bélico que está inspirado (no hay correspondencia fiel con los hechos) en el llamado Partido de la Muerte en el que se obligó a un equipo mayoritariamente formado por exjugadores profesionales del Dinamo de Kiev, confinados en un campo, a enfrentarse con otro de oficiales y soldados alemanes durante la invasión nazi de la URSS, en 1942. Para lograr más gancho comercial con la película se contó con la participación de un elenco de estrellas del fútbol como Bobby Moore, Ardiles, Deyna y la estrella entre las estrellas, Pelé.

Además de los crack del fútbol, otros conocidísimos actores de la época participaron en la película, entre ellos el británico Michael Caine, una estrella del cine durante más de sesenta años con una filmografía extensísima.

Los girasoles ciegos (José Luis Cuerda, 2008). Drama, en este caso ambientado en la Posguerra española, adaptación al cine de la novela de igual titulo de Alberto Méndez. Elena Vadillo (interpretada por Maribel Verdú), aparentemente viuda, esconde en casa a su marido, un represaliado político de la Guerra Civil que evita con el confinamiento el ser capturado por las autoridades franquistas. El cortejo de un joven diácono a Elena complica más si cabe la vida silente y sufriente de unos personajes -los no encerrados y el encerrado- que viven el ambiente represivo de la época en una pequeña ciudad (Orense).

Maribel Verdú (Elena en la película) realiza una interpretación sobria de una mujer atormentada por su incapacidad para resolver el problema que supone para ella la simulación permanente tanto en la vida social como en la familiar.

El submarino (Wolfgang Petersen, 1981). Basada en la novela de igual título del escritor Lothar-Günther Buchheim, esta película está considerada una de las obras maestras del cine bélico. Reproduce de manera genial la atmósfera agobiante en la que se desenvolvían las tripulaciones de los submarinos, en este caso uno alemán, durante la Segunda Guerra Mundial. Días, semanas de navegación, casi siempre sumergidos, acosando y acosados por formaciones navales enemigas, experiencias de guerra siempre al límite que provocan relaciones de camaradería extraordinarias entre oficiales y marineros. Entre los tripulantes, protagonistas, las figuras del capitán Henrich, paradigma de liderazgo sacrificado y ejemplar para con sus hombres, y el teniente Werner, periodista propagandista nazi que a partir de su experiencia en el submarino empieza a desarrollar un sentimiento político crítico y antibelicista.

Jürgen Prochnow (el capitán Henrich) se convirtió gracias a El submarino en un popularísimo actor en Alemania. De hecho, esta interpretación fue el eslabón que le permitió iniciar una exitosa carrera profesional de carácter mundial con interpretaciones reputadas como las protagonizadas en El Paciente Inglés, Air Force One o El Código da Vinci.

Y la última recomendación es El Hundimiento (Oliver Hirschbiegel, 2004), cine bélico alemán, también, en este caso un drama donde la sensación de asfixia, de agobio, en vez de en un submarino tiene lugar en el búnker de la Cancillería de Berlín. Hitler y una parte de su camarilla nazi viven (y mueren) durante las últimas semanas del III Reich rodeados de tropas aliadas y sufriendo bombardeos incesantes de artillería y aviación.

Aquí nuestra mirada al reparto se dirige a dos rostros, a dos interpretaciones. Sin duda, sobresaliente la interpretación que de Hitler hace Bruno Ganz, pero también la atención se sitúa en Traund Junge, la joven secretaria de Hitler, llevada a la pantalla por la actriz alemana de origen rumano Alexandra Maria Lara.