«Sentir en estado de alarma»: nueva colaboración del departamento de Filosofía dirigida a la comunidad educativa

La semana pasada publicábamos una interesante reseña elaborada por el departamento de Filosofía, los profesores José Luis Martínez y Elena Delgado, sobre las ventajas de cuidar las rutinas durante estos días de confinamiento. Excelente acogida por parte de la comunidad educativa. Ahora, nueva colaboración: el objeto en esta ocasión son los «sentimientos».

Pequeño manual para gestionar las emociones en casa 

Resulta, cuanto menos, curioso que nadie en el mundo (ningún ser humano, ninguna sociedad, ni la ciencia ni la tecnología occidental) nos avisara de esto. Parece que la historia sí nos lo decía: siempre aparecen pequeñas formas que ponen en vilo a toda la humanidad. Así que es natural que estos días la situación de exposición, de vulnerabilidad, que vivimos los humanos nos haga sentir emociones muy intensas.

Con este modesto manual se pretende ayudar a atenderlas, reconocerlas, manifestarlas, canalizarlas… En definitiva, vivirlas, pues, como ya habrán experimentado, no podemos librarnos de ellas. Afortunadamente, somos seres sintientes.

Es normal que tengas miedo o ansiedad

Es la sensación de intranquilidad e inquietud que más nos aflige estos días. Es la respuesta más natural cuando nos damos cuenta de la fragilidad de la vida.

Expresa y comparte tus miedos porque son universales: todos tenemos el mimo sistema (límbico) para experimentarlo.

Es bueno que sepas que:

Es la emoción que nos pone alerta, nos ayuda a la supervivencia, y ahora más que nunca lo necesitamos para tomar cautelas. Por eso, la urgencia de estar informados, racionalmente, por los expertos y no caer en la sobreexposición a los datos, relativizar y entender bien las estadísticas, y evitar los canales informales de noticias.

Se equilibra con: amor

Es el mejor antídoto del miedo. Y ahora tenemos una gran oportunidad para practicarlo: diciendo a los tuyos lo que sientes por ellos, escribiendo mensajes de afecto, declarando tus sentimientos, mostrándolo con gestos… Y es que los vínculos sociales son los que más seguridad nos dan. Ejercita también el amor propio: conócete más, pregúntate qué sientes ahora, cómo lo sientes, hacia quién lo sientes; porque todo eso te define y te fortalece.

Es normal que sientas tristeza

Se presenta como un dolor emocional, como una caída espiritual ante la vivencia de una situación adversa. Así que, dado el contexto, es normal sentirse abatido en determinados momentos, como “si el alma, tu energía, se te cayera a los pies”.

Tienes que saber que:

Es la emoción más filosófica. Otorga sensatez, y organiza el pensamiento. Digamos que ralentiza el ritmo acelerado de las ideas y la información, y nos ofrece así una oportunidad única para sentir y pensar a la vez, mirarnos dentro y ordenar nuestra casa interior.

Se cura con: empatía

Cuando sientes y sabes cómo sientes estás más preparado para conocer lo que sienten los demás. Es normal que estos días nos inunden las sensaciones de impotencia, lástima o compasión por los sufrimientos ajenos, y también de humanidad y universalidad por el valor y la entrega de otros. Disfrútalos y se consciente de ellos porque son precisamente los que te convierten en persona.

Es lógico que sientas: ira

Más conocida como rabia, puede mostrarse en diversas formas, desde una simple irritación hasta un gran enfado con, incluso, comportamientos violentos y agresivos.

Se trata, de nuevo, de una respuesta natural básica de defensa ante amenazas o ataques externos. Y una pandemia es una ofensiva biológica.

Luego, es común que estos días, en los que además se estrechan y se alargan más que nunca las distancias con los otros, nos aborden este tipo de emociones tan desagradables.

Deberías saber que:

Como es la emoción que más energía fisiológica genera (presión arterial, aumento de la frecuencia cardíaca y del nivel de hormonas en sangre), es difícil contenerla. Así que muchas veces nos resulta difícil no discutir, controlar la agresividad o reprimir el llanto. Digamos que muchas, muchas veces es inevitable. Con todo el peligro que tiene decirlo.

Pero lo importante es darse cuenta de que lo que la ira esconde son las ganas de que las cosas vayan como uno quiere, de que salgan bien. Lo que aquí también se exige es la madurez para reconocer que el enfado y la agresividad estropean todo y que con flexibilidad, paciencia y buena comunicación se consigue más.

Se supera con: Mucha risa

Es el mejor paliativo en tiempos de crisis. Y es universal, gratuito y natural.

Recomendada por ilustres médicos, corrientes filosóficas milenarias, grandes personajes históricos, la risa nunca se debe dejar de practicar.

Reír con memes, con chistes, con bromas. Una sola o con los demás. De una misma, de nosotros mismos, de la humanidad.

Comparte la risa y ríe con los demás.

Tenemos el privilegio de vivir en una cultura del humor, que ante una adversidad como la actual, no ha cerrado la fábrica del chiste español. Sigamos riendo porque reír nos relaja, nos alivia y nos fortalece.

Practica la risa, entrena el humor

Y si quieres descargar estas propuestas y reflexiones en un archivo .pdf, no tienes más que pulsar el siguiente LINK.