Ninguna persona habla igual a otra. Las diferencias vienen marcadas por las variedades (desviaciones de la Norma Lingüística, regulada por la RAE) culturales, de situación y geográficas. Las primeras, como es fácil de suponer, están determinadas por la formación cultural de la persona que habla (nivel culto, medio y vulgar). Las segundas, por la situación en la que se produce el acto de comunicación (registro formal y registro coloquial). Y, por último, el lugar de nacimiento también otorga al habla peculiaridades que diferencian a los hablantes que, sin embargo, comparten la misma lengua. Son los llamados regionalismos, que aluden a esas diferencias que son propias de una misma comunidad lingüística y que se producen en los distintos niveles de la lengua: el peculiar seseo canario (nivel fónico), nuestro ustedes seguido del verbo en tercera persona del plural (nivel morfológico) o nuestra entrañable guagua (nivel léxico).
Es en este último nivel, el léxico, donde se evidencian más las características propias de un pueblo en concreto: las palabras terruñeras. Son todos esos términos que solo son nuestros o que han formado parte de la idiosincrasia canaria durante mucho tiempo. Estas palabras nos definen, nos permiten expresarnos con precisión y revelan nuestros sentimientos. Muchas se han perdido, otras están a punto de hacerlo y otras nos acompañarán siempre. Con esta sección en el blog pretendemos rescatar algunas, recordar otras y darles vida a todas ellas.
Los trabajos que se presentan han sido realizados por 5 grupos de alumnos de 4º ESO A. Han indagado acerca de los distintos vocablos, han hecho partícipes de la investigación a sus padres o abuelos y han creado historias con esas palabras que salpican nuestra habla cotidiana y que nos identifica como pueblo.