Las diversas situaciones que se viven día a día en el aula generan determinadas emociones, sentimientos y estados de ánimo en el alumnado que deben aprender a identificar, expresar, valorar y gestionar de manera personal y socialmente inteligente.
Se trabaja con la emocionalidad positiva para evitar el deterioro de la convivencia escolar con conflictos, enfrentamientos, agresiones, disrupciones o faltas de disciplina.
Es importante emprender acciones que favorezcan la expresividad y gestión de sus sentimientos, la cohesión del grupo porque todo esto redundará en un buen ambiente en la clase.