Sr. Doodle

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   Se define como un «tío aburrido». Es del Medio Oeste americano, casado con una india (de India) y fan de Prince. También es vegetariano, abstemio y contrario a los refrescos con azúcar. Lo que es indiscutible es que Ryan Germick tiene uno de los empleos más envidiados del mundo: no sólo gana mucho dinero y disfruta de su trabajo, sino que desarrolla hasta límites inimaginables la difusión soñada por cualquier artista. Es el diseñador jefe de los doodles, las diferentes representaciones del logo de Google que cada día decoran el motor de búsqueda. Su museo es el más grande del mundo: internet. Su exposición temporal es la web más visitada de la Red en Europa y América. Y, encima, el líder de este grupo de 15 artistas, ingenieros y productores dice no sentirse «presionado».

   Los trabajadores de Germick son conocidos como los doodlers. Trabajan con un año de margen y cada trimestre, en contacto con los departamentos de marketing de la compañía, presentan sus trabajos a los 189 dominios internacionales de Google. Así se fija un calendario de estos garabatos (traducción literal de la palabra doodle) que son ya la seña estética más importante de la compañía. Todo el trabajo creativo se realiza en la sede central de California.

   Bajo su supervisión, su equipo crea entre 350 y 400 doodles al año.

   Su último gran éxito español es Lola Flores, un doodle dedicado a la estrella de Jerez de la Frontera por el 93º aniversario de su nacimiento. El pasado 21 de enero, 23 países de todo el mundo abrieron la página de Google con Lola Flores. Y no sólo aquellos con vínculos culturales con España; Japón, Kenia, Kazajistán e Indonesia también apostaron por la artista.

   Su forma de trabajo es sencilla: se realiza un brainstorming previo entre los miembros del grupo, el artista se documenta sobre el tema y se establece una comunicación directa con el equipo del país elegido para evitar malentendidos culturales.

   Los doodles son arte de consumo rápido. Unas pocas horas de vida en las que tan sólo se busca entretener unos segundos al internauta y exhibir esta creatividad efímera como valor de marca. Un género en sí mismo.

JORGE BENÍTEZ, en El Mundo (08/04/2016) (adaptación).

¿A qué o a quién dedicarías un «doodle»?

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