Los dioses nos envidian

Briseida: He conocido muchos hombres como tú.

Aquiles: Imposible.

Briseida: Tú te crees muy diferente a los demás. Los soldados sólo saben de guerra, la paz los aturde.

Aquiles: Y tú los odias.

Briseida: Me dan lástima.

Aquiles: Soldados troyanos murieron defendiéndote. Merecerían algo más que tu compasión.

Briseida: ¿Por qué has elegido esta vida?

Aquiles: ¿Qué vida?

Briseida: La de gran guerrero.

Aquiles: Yo no elegí nada. Nací para ello. Y eso es lo que soy ¿Y tú? ¿Por qué elegiste amar a un dios? Creo que él jamás te corresponderá.

Briseida: ¿Disfrutas provocándome?

Aquiles: Has dedicado tu vida a los dioses. A Zeus dios del cielo, a Atenea diosa de la sabiduría… ¿No es verdad?

Briseida: Sí, así es.

Aquiles: ¿Y a Ares, dios de la guerra que cubre su cama con la piel de sus víctimas?

Briseida: Todos los dioses deben de ser temidos y respetados.

Aquiles: Te contaré un secreto, algo que no se enseña en tu templo. Los dioses nos envidian. Nos envidian porque somos mortales, porque cada instante nuestro podría ser el último, todo es más hermoso porque hay un final. Nunca serás más bella de lo que eres ahora, nunca volveremos a estar aquí…

Briseida: Te creía un torpe bruto. A un bruto se le puede perdonar.

Diálogo de la película Troya (2004) (dir.: Wolfgang Petersen).

¿Por qué nos envidian los dioses?

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