Perséfone

Perséfone, condicione, emocione, ilusione.
Plutón, acción, gruñón, ladrón.
Corazón y emoción.

Mira, ¡qué flor tan bonita!
Qué bonita se ve.
Qué bien huele,
no la cortes todavía.
Quiere aire, quiere sol…
Déjala
Déjala que se llene de color.

Con ella, la primavera llega.
Con ella, la alegría y la ilusión llegan.
Con ella, el color llega.
Con ella, la primavera llega.
Sin ella, el invierno llega.
Sin ella, el frío llega.
Sin ella, la oscuridad llega.

Cae
nieve perfecta.
Cae
nieve sobre las mariposas.
Cae
nieve a paso de flor.
Cae
nieve en copos de colores.
Nieva en todos los rincones.

Un balcón, un ladrón, Plutón.
Un balcón y una mirada.
Una mirada sin palabras.
Solo acción.

Un amor
que cae desde la oscuridad.
Un amor
al clamor del invierno.
Un amor
con un anhelo intenso.
Un amor
en todo eterno.
Un amor
sobre los afligidos y solitarios.
Un amor
en el corazón.

Perséfone, condicione, emocione, ilusione.
Plutón, acción, gruñón, ladrón.
Corazón y emoción.

Vaitiare Santos Martín. 1º Bachillerato D

El gran árbol

La primavera se acerca y las flores del árbol empiezan a nacer, rodeadas de verdes hojas que cuelgan de ramas. Ramas finas como hilos, en las que los pájaros pueden encontrar su hogar, bailan al ritmo del viento. Pájaros e insectos revolotean alrededor y se posan para tomar descanso. El tronco es el cuerpo que sostiene a las bellas ramas con su robusta madera, la cual sigue pareciendo tan joven como hace años, a pesar de haber envejecido. Las hojas caen al suelo como pequeñas gotas de agua en un río. Y en la parte más profunda, se encuentran las raíces, unos pies que jamás podrán caminar. Se extienden por el suelo y acaban siendo cubiertas por la hermosa hierba. Son como pequeños ríos que desembocan en lo más oculto de la naturaleza. Este gran árbol me hace sentir una inmensa paz y recuerdos de mi infancia fluyen por mi cabeza, al ver a toda la naturaleza conviviendo en armonía.

Belén Hernández Pérez. 3º ESO B

La fuente de las ranas

En una bella fuente de cemento, reposan unos relucientes anfibios de largas patas, que intentan descansar encima de grandes cubos que cubren sus lágrimas.

Las ranas derraman por la boca ríos de agua que desembocan en el fondo de la fuente. Con forma de noria, representa en su interior la tristeza de tres ranas que fueron bañadas en metal. Estos anfibios que ahora miramos, los miraron hace doscientos, quinientos, mil  años.

Las ranas tienen millones de lunares que invaden sus cuerpos pegajosos, y además, el Sol nos ofrece el reflejo de sus pieles desnudas. Estas poseen en su rostro dos grandes esferas que no expresan ningún tipo de color, y debajo, sus grandes bocas esconden la lengua.

El aire que envuelve la fuente ofrece mil olores del invierno, mientras unos árboles se menean con un manso ruido. Finalmente en el paisaje, unas aves flotan en el aire y le cantan a las ranas para intentar consolarlas, como Garcilaso de la Vega imploraba que las ninfas le ayudasen.

Kimberly Casimiro Torres. 3º ESO B.

Libros

De difícil entendimiento
o sencillo comprender,
con ilusa apariencia delatora
imposible es descifrar lo que van a relatar.

Contenidos variopintos, creadores de todo tipo,
un mundo aparte dentro de la misma realidad que los contiene
deleitando los instintos de aquel que hojearlo desee.

Poderosos hipnóticos absorbentes,
pequeñas armas de paz,
pobladores ancestrales de la tierra conocida,
son los instructores de la humanidad.

Condenados a la hoguera en numerosas ocasiones
por aquellos ofendidos con sus oraciones.
Llenan de emociones corazones vacíos,
enseñan el camino a los que se encuentran perdidos.

El tiempo incesante ha transcurrido,
pero la esencia de su arte no habrá perdido.
Antes les iluminábamos, ahora nos iluminan.
¿Acaso importa el cómo, si el “qué” permanece igual?

Raquel Tejera Hernández. 2º Bachillerato B.

El final

¡LA HE MATADO!
Ya no está, ya no responde, ya no grita.
Dónde se ha ido esa voz ininterrumpida
dedicada a enderezarme toda la vida.
¡La he matado!
Los pensamientos no nacen, las ideas no fluyen,
la memoria se desvanece y ya no recuerdo quién soy…
La he matado.
Pero no siento remordimiento.
Ya no hay órdenes que acatar
ni letanías que querer callar.
Por fin, ¡por fin la he matado!
He dejado el cráneo vacío para que resuene el silencio,
para envolverme en la paz más tranquila,
para conseguir lo que ansiaba hacía días.

Raquel Tejera Hernández. 2º Bachillerato B.

Eterno

Caen las paredes de mi alma destrozada
retumbando, haciendo eco
donde nadie puede escucharlas.

Un día estuvo lleno de alegría y felicidad
el lugar que ahora describo,
que se pierde con el mar.

Un ser indescriptible, abominable, destructor
arrancó con todo, ¡él se lo llevó!
Perpetuando en mi alma un dolor incesante
que después de fallecer, me mantendrá errante.

Recorreré todas las noches, los parajes del olvido
esperando encontrar a ese dichoso bandido
que me quitó el privilegio de vivir en lo tranquilo,
avivando la llama de los gritos de terror
que cada noche se enciende al apagarse el sol.

Raquel Tejera Hernández. 2º Bachillerato B.

Las esponjosas nubes

Ellas son como algodones de azúcar blanco, pero pueden cambiar de color igual que los camaleones. Libres navegando sin rumbo por el ancho e infinito mar, se transforman en lo que ellas quieran, al ser tan moldeables como la plastilina. Pueden transmitir sus emociones igual que nosotros, por ejemplo, cuando están tristes dejan caer millones de gotas sobre nuestras cabezas; cuando se enfadan dibujan líneas de luz en el cielo, provocadas por una gran tormenta; pero cuando están felices son de color blanco, incluso más blanco que la inocencia.

Nicole Santana. 3º ESO B.

Nubes de azúcar

Nubes con sabor a dulce nieve que viven en una carrera de estaciones, que corren por llegar al otro lado de este mundo, que bailan tan desesperadas por llegar a su fin. Ya cansadas de correr, lloran y lloran de desesperación sobre nosotros. Nubes que cambian de color, que expresan emociones al llegar la tarde y al irse la mañana. Emociones que traen de vuelta momentos olvidados, guardados trozos de cielo gigantes. Estas nubes blancas acompañan al viento creando música, todo para satisfacer a la naturaleza.

Blanca Gallego Calimano. 3º ESO B.