El estruendo del recuerdo

Pasaban los segundos y el armario se encogía. Amarrado a mis piernas luchaba por reprimir la angustia que me desgarraba el cuerpo. El pánico me asfixiaba, anulaba mi capacidad de eludir el flamante recuerdo de mi padre enloquecido, el fragor de los navajazos, su feroz aliento a alcohol y sus sucias manos ahogadas en sangre. Supe entonces que era preferible sucumbir ante el enemigo. No podía condenarme a rememorar
perpetuamente la escena de mi hermano desplomado sobre el quebrado abrazo de mi madre. Nunca podría resurgir de las ruinas de mi pasado. Abrí la puerta y sentí el peso de su mirada. Solo quería volver a casa.

Lucía Rubio Marcos. 2º de Bachillerato D.

GANADORA DE BACHILLERATO DEL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE TERROR.