Paisaje Cultural del Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria

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Risco Caído
Paisaje Cultural del Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria

Risco Caído

El Paisaje Cultural del Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria es un espacio en el que se mezclan la huella de los seres humanos y la naturaleza del entorno. Está constituido por un conjunto de yacimientos arqueológicos repartidos a lo largo de los distintos municipios que lo integran.

 
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El “Paisaje Cultural del Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria” es un espacio en el que se mezclan la huella de los seres humanos y la naturaleza del entorno.

Está constituido por un conjunto de yacimientos arqueológicos repartidos a lo largo de los distintos municipios que lo integran.

Localización

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Insertado en la espectacular Caldera de Tejeda, este espacio se extiende por un área de más de 9 mil hectáreas que se complementa con la zona de amortiguamiento (zona donde el uso de la tierra es parcialmente restringido), alcanzando casi 18 mil hectáreas, lo que representa algo más del 11% de toda la superficie de Gran Canaria.


Hoy en día...

Aún subsisten prácticas ancestrales como la trashumancia que es un tipo de pastoreo en movimiento continuo y tiene su origen en la cultura bereber que se asentó en la isla.

Destaca especialmente este Paisaje Cultural por la íntima relación existente con el celaje, la interacción del cielo y los fenómenos astronómicos que a lo largo del año tienen lugar en él, y que se materializan en los almogarenes de Risco Caído y del Roque Bentayga que funcionaban como observatorios solares y lunares. Esta manifestación astronómica y ritual es algo único que se desconoce en otras culturas insulares de la Tierra.


Patrimonio de la Humanidad

Por su valor universal excepcional, el 7 de julio de 2019 la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) declara el Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria como Patrimonio de la Humanidad ya que presenta elementos culturales excepcionales relacionados con la astronomía cultural, la evolución de culturas insulares en total aislamiento o elementos relictos de la cultura bereber o amazig, todos ellos de una gran representatividad y con escasa presencia en la Lista Mundial de Patrimonio de la Humanidad.


Descripción

Primeras poblaciones

Este espacio fue ocupado durante más de 1.500 años por poblaciones de origen amazig (bereber) procedente del norte de África, ocupación que se inició posiblemente al inicio de nuestra Era y que se extendió hasta el siglo XV cuando se produce la llegada de las poblaciones peninsulares.

Las cuevas

En Gran Canaria se tienen documentadas numerosas cuevas artificiales que se considera que pudieron ser lugares de culto para la celebración de determinados rituales. Aparecen en su interior manifestaciones rupestres, en forma de grabados y pinturas, en paredes, techos y suelos.

La inmensa mayoría de las cuevas se localizan en el interior montañoso de la isla, formando parte de los poblados trogloditas, considerándose que muchas de ellas son cuevas de habitación (es decir, eran viviendas), algunas otras se consideran graneros colectivos fortificados y varias como santuarios o lugares para la celebración de rituales. Algunos de los ejemplos más importantes se encuentran en los poblados trogloditas de Acusa, Cuevas del Rey, Cuevas de La Mesa, Solana del Pinillo, La Montaña de Tunte, Risco Caído…

En Barranco Hondo existe una gran cantidad de cuevas artificiales que han sido excavadas a lo largo de los siglos a ambos márgenes del barranco. En su margen izquierda se encuentra el poblado troglodita del Risco Caído o Risco Maldito, asentamiento abandonado, probablemente a principios del siglo XX, formado por 21 cuevas artificiales: muchas fueron viviendas, pero también se encuentran otras destinadas a guardar pasto y ganado; pero destacan especialmente las tres cuevas alineadas con sus entradas orientadas al este.

Este conjunto de cuevas de Risco Caído aún conserva en sus paredes interiores numerosos grabados que representan triángulos invertidos, así como un número considerable de grandes cazoletas excavadas en el suelo. Ambos son motivos con un marcado carácter ritual, por lo que se considera que el Risco Caído era un almogaren o espacio sagrado.

Además, este almogaren de Risco Caído junto con el del Roque Bentayga, sobresalen especialmente pues guardaban una íntima relación con los acontecimientos celestes, el celaje, bien para a medir el tiempo, bien para marcar fechas conmemorativas o para celebrar rituales.

Es una especie relativamente común, y con mucha diferencia, el murciélago más observado en las islas de la provincia de Santa Cruz de Tenerife.

Las poblaciones insulares están aisladas entre sí, por lo que están expuestas a numerosas amenazas, incluso aunque esta especie esté bien adaptada a las formas tradicionales del uso del suelo.


El Almogaren de Risco Caído

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Un calendario Lunar-Solar

Dentro del complejo de cuevas del Risco Caído destaca la denominada como “cueva 6”, donde el suelo es prácticamente circular, sus paredes son curvas y a unos 5 metros de altura acaban en una cúpula casi perfecta. En su cara este (E), casi en el punto más alto se encuentra un conducto abierto en sus extremos, el “oculus”, que permite que la luz, tanto del sol como de la luna, penetre al interior de la cueva proyectándose en forma de imagen.

La pared oeste (O) de la cueva está decorada con numerosos triángulos y nichos sobre los que se proyecta la luz que entra a su interior.

Esta imagen cambia de forma a medida que pasan los días y los meses y a medida que se mueven a lo largo de la pared sobre las representaciones triangulares y marcas de tazas, funcionando como un calendario solar-lunar.

¿Cómo funciona?

  • Desde el equinoccio de primavera hasta el equinoccio de otoño, todos los días los primeros rayos de Sol del amanecer penetran al interior de la cueva creando una imagen solar sobre los grabados de la pared oeste.
  • Esta imagen cambia de forma y dirección a medida que pasan los días, pues la posición del nacimiento del Sol avanza hacia el nordeste (NE) hasta el solsticio de verano, desde donde regresará hacia el este (E) en el equinoccio de otoño; y después de iluminar la cueva durante seis meses, estos efectos desaparecen por completo.
  • A partir de ese momento, equinoccio de otoño, y hasta el equinoccio de primavera, es nuestro satélite el que iluminará los grabados de la cueva, pero solo en su fase de Luna Llena, cuando esta nace por el este (E).


Referencias



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