¿Qué pasa con el abandono educativo?

Para saber qué pasa con el abandono educativo temprano de la educación y la formación (denominación completa) primero debemos saber qué es. La buena noticia: es una operación estadística de Eurostat, por lo que contamos con una definición precisa en la UE. La mala noticia: entender su aplicación. Es el porcentaje de jóvenes entre 18 y 24 años de edad sin un título de educación secundaria superior, o que no cursan ningún tipo de estudios, aunque sean no reglados. En España, la educación secundaria superior agrupa a bachillerato, FP Básica (FPB) y ciclo medio de FP (CMFP). Estudios no reglados puede ser un curso de manipulador de alimentos. Una persona que acabó la ESO y no estudia, está en abandono. Una persona de 20 años, que no acabó la ESO y está haciendo un cursillo de manipulador de alimentos, no está en abandono. Una persona de 20 años, que está cursando cuarto de ESO, no está en abandono. Conviene evitar la confusión entre abandono y fracaso escolar. No contamos con una definición oficial sobre este último, pero pocas personas considerarían que alguien que acabó la ESO está en fracaso escolar.

No es fácil entender qué es el abandono, posiblemente debido a que mezcla dos decisiones de los jóvenes: acabar la ESO y seguir estudiando. ¿Por qué es complejo de entender? Apliquemos el principio de caridad a los probos funcionarios de Eurostat, que deben poner de acuerdo a 27 países en la definición de indicadores. Y aquí entramos en algo que diferencia profundamente nuestro sistema educativo con la mayoría de países desarrollados. En España, una persona sin el título de la ESO no podía cursar estudios postobligatorios, mientras que en otros países sí. Esto no quiere decir que sin acabar la ESO se deba llegar a la universidad, sino que no es necesario un título para seguir cursando estudios reglados. Esta prohibición de estudiar ha sido uno de los motivos de nuestro alto nivel de abandono. La LOMCE suavizó este requerimiento, permitiendo titular en FPB sin título de ESO, lo que puede haber disminuido el abandono en unos dos puntos.

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También debemos tener en cuenta que los datos se estiman con la encuesta de población activa (EPA), que no está diseñada para este propósito. Al limitar la población de estudio a las personas entre 18 y 24 años de edad, el error aleatorio se incrementa considerablemente. Si la tasa de abandono educativo está actualmente en el 13,9%, sería más acertado afirmar que está entre el 11,9 y el 15,9%. Pero claro, introduce una incertidumbre que nos aleja de titulares llamativos y análisis sin rigor. El margen de error aumenta considerablemente cuando desagregamos los datos por comunidad autónoma. Decir que en nueve comunidades ha subido y en nueve ha bajado es tan acertado como decir que hemos tirado una moneda al aire para decidir en qué comunidades sube y baja, y, efectivamente, nos salen nueve y nueve.

Es posible reducir esta incertidumbre estadística si en vez de mirar un solo año, observamos la evolución en el tiempo. Viéndolo así, España es de los países donde más ha bajado el abandono, pasando de niveles por encima del 30% a estar por debajo del 15%. Podemos hablar de cambio de tendencia, pues hemos pasado de bajar entre 1 y 2 puntos al año a estar estable, pero quienes hablan de subida no saben, u ocultan, el error aleatorio de estimar el abandono.

Asumamos que hay un cambio de tendencia: ¿tiene que ver con el nivel de competencias? En PISA contamos con estimaciones sobre las competencias desde 2000, y se mantienen estables, mientras que el abandono ha bajado a la mitad. Alguien podría indignarse pensando que ahora se regalan los títulos de educación secundaria superior. Pero antes de gozar de su indignación, estaría bien que mirase al resto de Europa. Verá, que, si bien somos campeones en abandono, en porcentaje de alumnado de bajas competencias estamos en el promedio (en torno a uno de cada cuatro). Es decir, durante décadas, estudiantes con un nivel de competencias bajo proseguían sus estudios en el resto de la UE, mientras que en España no. Así que, por fin, nos vamos armonizando con el resto de Europa en la relación entre nivel de competencias y abandono.

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Por otro lado, debemos estudiar por separado la finalización de la ESO con proseguir los estudios. En la finalización de la ESO, es fundamental el peso del nivel de estudios de la madre; en tanto que no ha parado de crecer, el abandono baja. Por otro lado, el mercado de trabajo: cuanto más atractivo sea para los jóvenes sin estudios, menos jóvenes estudian. En este punto, tras la Gran Recesión se produjo una transformación importante en la relación entre juventud, estudios y mercado de trabajo. En los noventa, a todos los jóvenes les iba igual de mal en el mercado de trabajo. Pero actualmente, a los jóvenes sin estudios les va mucho peor que al resto.

¿Por qué se ha estancado el abandono? Primero, habría que mirar con más cuidado los datos, para descartar el error aleatorio. Segundo, podría ser por la LOMLOE. En ese caso tendríamos que encontrar dónde está el agujero de gusano que conecta el presente con el futuro. La LOMLOE empezó a aplicarse en el curso 2021/2022, por lo que en 2022 no existen personas de 18 a 24 años afectadas por la ley. En tercer lugar, se están saturando los CMFP, por lo que tienen numerus clausus, y jóvenes que querrían estudiar, no encuentran plaza. Haría falta aumentar la oferta en las ramas más demandas y con empleabilidad. Y por último, la subida del salario mínimo, que ha hecho más atractivo económicamente el trabajo no cualificado. Un efecto indeseado del aumento del salario mínimo sobre el sistema educativo.

*José Saturnino Martínez García es director de la Agencia Canaria de Calidad Universitaria y Evaluación Educativa. Sociólogo especializado en educación. Autor de La equidad y la educación (2017, La Catarata) y de numerosos artículos de investigación y divulgación sobre educación y desigualdad.