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Reto2: Unidad 2 «¿Eres proactivo o reactivo?»

En esta unidad hemos relacionado aprendizaje y emoción desde la perspectiva de la neuroeducación que entiende que nuestro cerebro para aprender debe emocionarse, pues se recuerda lo que es memorable. Se hace preciso aprender a gestionar las emociones, detectando e identificando las beneficiosas y las perjudiciales para el aprendizaje, y a desarrollar cuatro habilidades: la percepción y expresión, la asimilación, la comprensión y análisis y finalmente la evaluación emocional.

La correcta gestión emocional nos permitirá ser proactivos, asumir retos y responsabilidades de forma activa, usando las 3P (predecir, planificar y participar) para salir de la zona de confort y transitar con comodidad por la zona de aprendizaje, pasando tanto por la zona del miedo y del pánico como por la zona del éxito o mágica.

Para el ejercicio de la proactividad en la zona de aprendizaje disponemos de nuestro propio entorno o ambiente personal de aprendizaje (PLE), herramientas, fuentes de información, conexiones y actividades que habitualmente utilizamos para buscar, organizar, curar, producir, publicar, almacenar, comunicar y evaluar la información, experiencia y conocimiento cuando aprendemos.

Para finalizar la unidad se propone una actividad en tres etapas que desembocarán en la generación de un producto:

Etapa 1 de indagación

Se propone un ejercicio de introspección que nos permita hacer un autorretrato o «radiografía personal» que identifique tanto nuestros elementos proactivos como reactivos, plasmándolo en algún elemento textual o visual, así como mostrar nuestro PLE.

El resultado de esta indagación se incorpora a la infografía que se solicita como producto final:

¿Reactiva o proactiva?
¿Reactiva o proactiva?
Mi PLE
Mi PLE
Etapa 2 de reflexión

La radiografía nos aporta los datos para hacer una reflexión contestando a estas preguntas:

– ¿Soy reactivo o proactivo?

Soy reactiva cuando se trata de cambiar de hábitos y salirme de mis rutinas cotidianas en la pequeña escala: donde y cómo comprar, hacer la cama nada más levantarme, no innovar demasiado en los menús… Y en alguna más relevante como entablar contactos y conocer e intimar con gente nueva y desconocida.

Pero me gusta viajar, acepto retos y estoy continuamente haciendo y aprendiendo cosas nuevas.

A pesar de ello, el cambio me pone nerviosa y gestiono el estres tirando a mal.

Concluyendo y concretando mi respuesta: me resulta difícil determinarlo con precisión pues me muevo en un espacio gris e indeterminado entre ambos extremos.

– ¿Quién domina tu vida, la reactividad o la proactividad?

En el trabajo la proactividad y en mi vida más personal soy más reactiva.

– ¿Qué parte prevalece sobre la otra?

La proactividad???, por el costo emocional que me supone el tránsito por la zona del miedo o del pánico diría que la respuesta es esta.

Propuesta de mejora:

Esta diferenciación entre reactivo-proactivo me recuerda a la que establece Niesztche entre lo apolíneo-dionisiaco, aunque no sea la misma. No tengo ninguna duda de que soy apolínea y no comparto el desprecio niesztcheano a esta actitud vital, por lo cual no tendría nada que mejorar en ese aspecto.

Por otro lado, también es muy occidental la actitud de anticiparse, de predecir y planificar, de controlar. A esta tendencia se puede oponer una actitud alternativa más estoica, que en lugar de imponer y dirigir, permita que las cosas ocurran, porque muchos problemas se crean precisamente cuando actuamos y se disuelven cuando dejamos pasar el tiempo. Es cuando menos mi percepción y experiencia. A pesar de lo cual soy en ese aspecto muy proactiva: anticipo, planifico y participo activamente. Lo que me temo es que la causa se encuentre en la tendencia al control de mi perfil apolíneo, y lo que no tengo muy claro es que resulte positivo, pues mi acción termina generando demasiadas reacciones y grados de infelicidad (porque quien quiere permanecer en su zona de confort, ¿no está en su derecho?).

Para mejorar mi proactividad en este sentido tendría que introducir más reflexión previa de las consecuencias en términos de coste-beneficio, utilizando para ello unidades de medición más pragmáticas, esto es, ajustadas no a lo óptimo (o lo que así estimo yo) sino a lo factible. Menos perfeccionismo, menos autoexigencia (que se proyecta en pretender cotas de excelencia propia y ajenas no realistas) y más capacidad para delegar y trabajar en equipo.

Etapa 3 de autoevaluación

La última fase consiste en realizar un análisis MIMO, acrónimo de:

MANTENER: deja todo aquello que tiene valor y te aporta algo a tu aprendizaje y que creas que es un valor base, un fondo de armario.

  • Perseverancia y constancia para llevar hasta el final los retos y proyectos en los que me comprometo
  • Honestidad intelectual para comprender mis lagunas y limitaciones
  • Curiosidad para aprender de forma permanente
  • Generosidad para compartir y crear redes de aprendizaje

INCORPORAR: aporta nuevos componentes pensando en un futuro aprendizaje, que necesitarías para llegar mas lejos.

  • Control del estres para gestionar el tránsito por la zona del miedo o del pánico cuando abandono mi zona de confort
  • Trabajo en equipo superando mi individualismo y necesidad de control de los procesos y de los resultados, entendiendo que colaborar es transigir y ser flexible
  • Empatía para atender al lado emocional de las relaciones humanas y responder a ellas de forma asertiva
  • Paciencia y respeto a otros ritmos de aprendizaje distintos a los mios

MODIFICAR: alguna de las cualidades que ya posees pero que no te están funcionando del todo bien o que estás desarrollando de manera insuficiente.

  • Mi perfeccionismo que me impide disfrutar de mis logros por considerarlos siempre parciales o insuficientes aunque la búsqueda de excelencia es positiva y proactiva
  • Aunque soy capaz de delegar aún tengo que aumentar mi confianza en mis compañeros de equipo y, sobre todo, saber transmitírsela, pero sin abandonar los mecanismos de supervisión y evaluación del proceso
  • Atemperar mi manera de expresarme y mi lenguaje corporal sin dejar de ser franca y directa
  • Mi excesiva autocrítica sin abandonar la honestidad que supone entender que siempre se puede hacer mejor, pero sabiendo perdonarme cuando me equivoco porque de los errores se aprende

OMITIR: elimina alguno de esos puntos conflictivos que no resultan valiosos a la larga y que no pueden ser transformados.

  • Mi intransigencia con aquellos que entienden que hay otros modos de hacer o de no hacer, porque el aprendizaje y la proactividad no pueden imponerse a nadie, tienen que ser descubiertos y cultivados voluntariamente
Producto final

Una infografía que recoge mi autoevaluación a través de un análisis MIMO acompañado por otros elementos del reto final, y que se ha realizado utilizando Venngage: https://infograph.venngage.com/ps/K8JwRpIyrjQ/anlisis-mimo-aprendemooc

Análisis MIMO
Análisis MIMO

Autor: mexphers

Profesora de Filosofía

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