Este año se celebran los cien años de la publicación del libro de Juan Ramón Jiménez, «Platero y yo». Por este motivo hemos decidido dedicar parte de este primer trimestre a estudiar esta obra y a su autor.
En los próximos días, nuestro alumnado podrá disfrutar de Platero, un burro de pueblo con el que el poeta compartía todos los secretos de su corazón.
Juan Ramón y Platero paseaban por los prados de Moguer y muy probablemente el poeta recitara a su amigo el burro sus hermosos versos.
VERDE VERDEROL
Verde verderol,
¡endulza la puesta del sol!
Palacio de encanto,
el pinar tardío
arrulla con llanto
la huida del río.
Allí el nido umbrío
tiene el verderol.
Verde, verderol,
¡endulza la puesta de sol!
La última brisa
es suspiradora;
el sol rojo irisa
al pino que llora.
¡Vaga y lenta hora
nuestra, verderol!
Verde, verderol,
¡endulza la puesta del sol!
Soledad y calma;
silencio y grandeza.
La choza del alma
se recoge y reza.
De pronto ¡oh belleza!,
canta el verderol.
Verde verderol,
¡endulza la puesta de sol!
Su canto enajena
-¿Se ha parado el viento?-
El campo se llena
de su sentimiento.
Malva es el lamento,
verde, el verderol.
Verde, verderol
¡endulza la puesta de sol!