La narración 3

Vamos a hablar de nuevo sobre libros. En este caso abordaremos la «forma» de la novela, la las opciones en la narración, su estructura externa y la forma de presentar la trama.

¿Cómo se presenta la trama de la novela (¿juvenil?)?

Como una narración única, lineal, “normal”. Una historia de principio a fin: nada inusual ni inesperado en cuanto a su estructura. Eso no significa que la novela no sea excelente, como sucede con Moxie, de Jennifer Mathieu.

Como una novela epistolar, es decir, escrita como cartas que se envían y reciben los protagonistas o que envía el o la protagonista principal. Ya hemos hablado de ellas, pero vamos a poner otro ejemplo excepcional: Las ventajas de ser un marginado, de Stephen Chbosky.

Como un diario, esto es, en forma de diario que escribe el personaje principal, como en Donde el corazón te lleve, de Susana Tamaro, o en Los Diarios de Cereza, de Joris Chamblain y Aurélie Neyret.

Incluyendo emails, mensajes de wasaps u otra red social, como Croquetas y wasaps, de Begoña Oro Pradera, o Rojo, blanco y sangre azul, Casey McQuiston. Esta última está muy chula.

Como un juego. El gran ejemplo de este apartado no es precisamente una novela juvenil, pero es una obra tan inmensa y universal, que es el ejemplo inevitable: Rayuela, de J. Cortázar. Hay dos formas de leer esta obra: de forma lineal, pasando una página tras otra, desde el principio hasta el final, o siguiendo el orden que te propone el autor. Los capítulos están numerados y saltan del 58 al 81; de éste al 3… y así hasta el final. Es curiosísimo y muy especial. Pero reconozco que no es una obra accesible, fácil.

Dentro de esta categoría están los libros de Elige tu propia aventura, en los que tú decides qué sucederá a continuación, en el capítulo siguiente, y ofrecen distintos finales, según el itinerario que has seguido en la trama.

Y los libros de enigmas o los «escape books«, como el que tenemos en la biblioteca de Los misterios del faro.

Estructura externa de la obra

En el panorama actual de la narrativa juvenil, tienen muchísimo éxito las trilogías, tetralogías y sagas en general. Especialmente recomendables son las de La Segunda Revolución, de la pareja formada por Costa y Alcalá, y la de Guardianes de la Ciudadela, de Laura Gallego.

Las sagas también tienes sus precuelas, como la que acaba de salir publicada de Los juegos del hambre. Su título es Balada de pájaros cantores y serpientes, de Suzanne Collins.

A los libros que no pertenecen a series (trilogías, etc.) se los denomina, curiosamente, autoconclusivos. Es decir, que la trama empieza y acaba en la misma y única obra, como Nadie nos oye, de Nando López.

Los libros de relatos también encuentran su hueco en la literatura juvenil. Ya te he hablado de Mi puzzle del mundo, de Daniel Bautista. Te recomiendo ahora otro: Lo único que queda es el amor, de Agustín Fernández Paz.

Y después hay curiosidades, como la que leí este verano: el autor de El pasajero 19, el primer volumen de Las Crónicas del Viajante, de Carlos Vila Sexto. Este libro desarrolla su historia siguiendo los tramos de un trayecto en tren por el Norte de España. Me pareció diferente, interesante.

O esta otra trilogía a la que pertenecen Siega y Nimbo (primera y segunda parte), de Neal Shusterman. En estas obras la trama está interrumpida por los diarios de los segadores, que se presentan en negro sobre blanco, al revés del resto de la obra.

Y a partir de aquí, un millón de posibilidades, que dependen de la creatividad e imaginación del autor o autora.

Y te aseguro que hay escritor@s muy ingenios@s por el mundo.

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