Métrica

El DRAE (Diccionario de la Real Academia Española), en su tercera acepción de la entrada «Métrico,a», dice lo siguiente:

3. f. Arte que trata de la medida o estructura de los versos, de sus clases y de las distintas combinaciones que con ellos pueden formarse.

Y en ese arte es en el que vamos a iniciarnos hoy.

¿Cómo se realiza el análisis métrico de la estrofa de un poema?

Vamos a echar un vistazo:

Enlace con el que se trabaja en el vídeo: http://recursostic.educacion.es/humanidades/ciceros/web/profesores/eso2/t2/teoria_5.htm#V

***

Y ahora nos toca ponernos a trabajar. Vamos a analizar el bellísimo texto «Yo, a mi cuerpo», de Domingo Rivero. Lo analizaremos primero despacito, como cuatro estrofas diferentes, pero sabiendo que es un único poema.

A ver si averiguas cómo se llama el conjunto que forman.

YO, A MI CUERPO

¿Por qué no te he de amar, cuerpo en que vivo?;

¿por qué con humildad no he de quererte,

si en ti fui niño, y joven, y en ti arribo,

viejo, a las tristes playas de la muerte?

.

Tu pecho ha sollozado compasivo

por mí, en los rudos golpes de mi suerte;

ha jadeado con mi sed, y altivo

con mi ambición latió cuando era fuerte.

.

Y hoy te rindes al fin, pobre materia,

extenuada de angustia y de miseria.

¿Por qué no te he de amar? ¿Qué seré el día

.

que tú dejes de ser? ¡Profundo arcano!

Sólo sé que en tus hombros hice mía

mi cruz, mi parte en el dolor humano.

Recuerda: debes tener en cuenta los diptongos, hiatos y sinalefas para medir los versos, estudiar su nombre, distinguir entre am y AM, entre rima asonante y consonante y hallar el esquema métrico. Finalmente, descubrirás el nombre de las estrofas que componen el poema y, con pericia, el de la composición poética que conforman.

Otras estrofas que puedes analizar para practicar:

¡Oh, terremoto mental!

Yo sentí un día en mi cráneo

como el caer subitáneo

de una Babel de cristal

Rubén Darío

Una tarde parda y fría

de invierno. Los colegiales

estudian. Monotonía

de lluvia tras los cristales.

Antonio Machado

Déjame acariciarte lentamente,

déjame lentamente comprobarte,

ver que eres de verdad, un continuarte

de ti misma a ti misma extensamente.

Gerardo Diego

Literatura cantada

¿Y los poemas a los que alguien les ha puesto música? ¿Les has prestado atención? ¿Te gustan? ¿Tienes alguno preferido?

Además de una letra bellísima, algunos de los temas que te enlazo a continuación forman ya parte de mi historia. Quizás esta es una oportunidad de que los conozcas y formen también, de alguna forma, parte de la tuya.

La leyenda del tiempo, de F. García Lorca, por Camarón

Generación del 27

Elegía a Ramón Sijé, de Miguel Hernández, por Joan Manuel Serrat

Generación del 27

Tu risa, de Pablo Neruda, por Olga Manzano y Manuel Picón

Siglo XX latinoamericano

Adios rios, adios fontes, de Rosalía de Castro, por Lucía Pérez

Posrromanticismo

La maleta, de Pedro Lezcano, por Taller Canario

Años 70, Canarias

Se equivocó la paloma, de Rafael Alberti, por Joan Manuel Serrat

Generación del 27

Pequeño vals vienés, traducido de un poema de Leonard Cohen, por Silvia Pérez Cruz

Siglo XX, Canadá

Cantares, de Antonio Machado, por Joan Manuel Serrat

Generación del 98

Por la verde oliva, de Margarita Ferreras, por Sheila Blanco

Generación del 27

Mientras tú existas, de Ángel González, por Pedro Guerra

Segunda mitad del siglo XX, España

Roja, toda roja, de Elisabeth Mulder, por Sheila Blanco

Generación del 27

Rayuela, de J. Cortázar, por Gotham Proyect

Siglo XX latinoamericano

El Quijote, de Miguel de Cervantes, por Korazón Crudo

Siglo XVII, entre el Renacimiento y el Barroco (1605, 1615)

Como actividad, te propongo que escuches cuatro temas, los que más te llamen la atención e intentes identificar lo que te hacen sentir, que les «asignes» una emoción. Y, después, intentes explicar los motivos.

Unas cuantas bellísimas canciones…

Las figuras literarias 3

En esta entrada iba a enlazar inicialmente solo cinco canciones, pero es que son taaaaaaaan bonitas todas, que no he podido eliminar ninguna más de la lista.

La música es poderosa, ¿no te parece? Ese tema que te gusta se te mete en la cabeza y, a veces, no puedes evitar ponerlo una y otra vez, y no te cansa. Otras veces no dejas de cantarlo a toda voz, sin importarte nada… ni nadie. Y, en ocasiones, no puedes evitar bailarlo porque se te van los pies.

La música es un arte y, como tal, apela directamente a nuestras emociones, a nuestros sentimientos. Y si la combinas con una letra conmovedora es como si consiguiera sacarte del mundo. ¿Te has sentido así alguna vez?

«Piel», de Gara Hernández

Voy a poner, en este orden, título del tema, intérprete y, en algunos casos, detalle que me parece interesante tener en cuenta.

Un vestido y una flor, de Fito Páez.

Si ella me faltara alguna vez, de Pablo Milanés.

Ángel para un final, en la versión de Los Búnkers. El compositor es Silvio Rodríguez.

Cuento quitamiedos, de Pauline en la playa

Aunque tú no lo sepas, de Quique González. Es un poema de Luis García Montero.

Días azules, de Iván Ferreiro.

La quinta verde, de Taburiente

Aguas de marzo, de Sole Giménez. Versión de un clásico brasileño.

La puerta violeta, de Rozalén.

La vereda de la puerta de atrás, de Extremoduro.

Peces de ciudad, de Ana Belén. La composición es de Joaquín Sabina.

Sobreviviré, de Manzanita.

Ojos color Sol, de Calle 13 con Silvio Rodríguez.

La soledad, de Pablo Milanés

¿Y qué vamos a hacer con todas estas letras bellísimas ahora?

¡Pues buscar figuras literarias!

Elige una canción, copia su letra (o la parte de ella que quieras destacar) y encuentra al menos cinco figuras retóricas distintas. Debes, además de señalarlas, explicarlas («Es una metáfora porque…», «En estos versos hay anáfora porque…»).

Peeeeeeero, te doy otra opción que a lo mejor también te apetece… Seguro que tú tienes tu propia canción preciosa. Puedes escoger esa tuya y realizar la misma tarea.

No olvides poner título de la canción entre comillas y autor, autora o intérprete de la misma, para yo poder disfrutarla y descubrir un tesoro nuevo contigo.

Las figuras literarias 2

Como dijimos en la entrada anterior, trabajaremos en esta el resto de figuras que nos quedan por explicar y que corresponden con el plano léxico-semántico.

Nivel léxico-semántico

Símil o comparación

“No era la clase de sonrisa que uno desea ver. Era oscura. Oscura como las huellas que había seguido hasta allí. Oscura como el odio en los ojos de un hombre justo antes de hacer algo terrible a otra persona. Oscura como una calle sin iluminar en una noche silenciosa, cuando sabes que hay algo ahí fuera, observándote”.

Alcatraz contra los bibliotecarios malvados, de Brandon Sanderson

“June se movió entre todos los papeles, abriéndose paso entre ellos como un bote entre las olas del océano, hasta que se colocó junto a Ivy”.

“La curiosidad de Ivy ardía en ella como una llama encendida”.

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

Hipérbole

“La boca de Ivy se secó. Se secó incluso más cuando Drew caminó a zancadas hacia Taryn y le pidió que bailara con él. Se volvió sumamente parecida a un desierto cuando Taryn arqueó las cejas hacia Ivy y entrelazó su brazo con el de Drew, y dejó a Ivy y a June solas”.

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

“La arena del desierto no bastaría

para medir mi desesperación”.

Del poema “La arena del desierto no bastaría”, de Mercedes Escolano

“Se supone que este libro es apto para todas las edades, así que no entraré en detalles sobre lo que se siente cuando te disparan con unas lentes de torturador. Solo intentad recordar la peor herida que hayáis sufrido. El dolor más atroz y aterrador de vuestra vida. Recordadlo y quedaos con esa idea.

Después, imaginad que un tiburón pasara por allí y os partiera por la mitad de un mordisco mientras estuvierais distraídos. Esto es más o menos lo que se siente. Solo que habría que añadir unas cuantas granadas y una noche entera en la ópera”.

Alcatraz contra los bibliotecarios malvados, de Brandon Sanderson

Esta última parte de la oración señalada en negrita nos sirve, también, para ejemplificar la ironía, ya que iguala la mordida de un tiburón a escuchar una ópera (supuestamente, un placer exquisito).

Ironía

(Otro ejemplo) “Ivy no dejaba de coger el dibujo de la ballena pequeña y observarlo. Durante la clase de Matemáticas, el señor Santorini casi la pilló mientras repartía papel milimetrado, y le preguntó qué podía encontrar más interesante que las funciones lineales, pero ella guardó el dibujo en su escritorio justo antes de que él llegara a su fila”.

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

Sarcasmo

“― Si les ha pasado algo a los niños, te mato – dijo mi madre mirando al director del colegio. […]

― Tranquilidad, la policía local ya los está buscando – dijo mi padre –. Seguro que en cualquier momento aparecen.

― La policía, la policía – protestó de nuevo mi madre –. Dime tú a ver cuándo ha solucionado algo la policía.

Mi padre, que es el jefe de la policía local de Sevilla la Chica, miró para otra parte y no le contestó.”

El misterio del castillo embrujado, de Roberto Santiago

Epíteto

“Sí, la cosa que Bastille había sacado de su bolso era, de hecho, una espada. Era, además, casi tan grande como Bastille y brillaba a la luz del farol, refractando un rocío de colores del arcoíris por el pasillo. […] Bastille dio un salto adelante y cargó contra el animado, reluciente espada en mano”.

“El guardia gritó. No lo vi derrumbarse, pero lo oí; y también oí el dolor, la atroz agonía que traslucía la voz de aquel pobre hombre”.

Alcatraz contra los bibliotecarios malvados, de Brandon Sanderson

Pregunta retórica

“Me gustaría comentar que es bastante más difícil de lo que parece. Sobre todo, para una persona como yo, que puede ser (¿lo he mencionado ya?) muy lista.”

Alcatraz contra los bibliotecarios malvados, de Brandon Sanderson

Sinestesia

“Tenía las uñas pintadas de azul eléctrico”.

“Miró alrededor de su habitación nueva. El sol del final de la primavera se coló por la ventana junto a su cama y cubrió todo con un brillo cítrico”.

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

Metáfora

“Esto es lo que haremos – dijo su madre cuando pareció satisfecha de que nadie estuviera herido. Todas las cabezas se giraron de pronto hacia ella. Siempre había sido la capitana del barco –. Recorreremos la casa… el caos… y veremos qué podemos encontrar que sea de utilidad”.

“Antes de que pudiera pensárselo dos veces, Ivy arrojó los brazos alrededor del cuello de June. De inmediato, los brazos de June rodearon la espalda de Ivy, y se quedaron sentadas allí juntas, un nudo pequeño de amistad”.

“Su mente estaba abarrotada, y pensaba que su corazón quizás estuviera intentando salírsele del pecho, pero todavía era Ivy, preguntas y corazón salvaje y todo eso”.

“No sabía qué decir. Sus pensamientos no eran más que garabatos en una página y no tenían ningún sentido”.

“Y eso estaba bien, porque eso era lo que los dibujos eran, sueños que ayudaron a Ivy a atravesar una tormenta”.

“El corazón de Ivy estalló, un rayo atravesándola por la mitad, un trueno en el pecho. Era una tormenta hermosa”.

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

“… mientras sonaba lejos

el blando sonajero de la lluvia

sobre la piel del mar.”

Del poema “He visto bajar al mar”, de Rosana Acquaroni

“La tarde es una larga conspiración de sombras

Del poema “La tarde es una larga conspiración de sombras”, de Ada Salas

Personificación

Pedalea la lluvia inútilmente

en el palacio de tiza.”

Del poema “En algún rincón del parque”, de Rosana Acquaroni

Una verdad me sigue por la calle.

Casi roza su sombra con la mía.”

Del poema “Calle de la guadaña”, de María Sanz

Los sollozos treparon por su garganta”.

 “Las palabras se formaron y murieron en su lengua. Y fue lo mejor. Ninguna de ellas era muy buena”.

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

Paradoja

“Él asintió e inspiró profundamente, como si de verdad le creyera. Pero Ivy sabía que no era cierto. «Todo irá bien» era solo algo que las personas decían cuando no sabían qué más decir y las cosas iban muy, muy mal.”

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

Juego de palabras

“Luego June sonrió.

― ¿Sí?

― Sí. Ahora dibujemos una ballena.

― Una ballena azul.

Ivy rio.

― La más azul de las ballenas.”

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

Oxímoron

Apóstrofe

“Por qué, por qué, Amor mío,

eres mapa ilegible,

flecha desorientada,

regalo ensimismado en su intacto envoltorio,

palabra indivisible que nace y muere en mí”.

Del poema “Por qué mi carne no te quiere verbo”, de Ana Rosseti

Antítesis

“… y declaro ante ti que cada vez

es mayor la distancia que nos une.”

Del poema “Hombres al natural”, de María Sanz

Las figuras literarias 1

Las figuras retóricas las vamos a abordar en dos entradas. En la primera, pondremos ejemplos de figuras que afecten al plano fónico de la lengua (el de los sonidos, la sonoridad del texto) y el nivel morfosintáctico (el de las posibilidades de las palabras y su forma de ordenarlas… o desordenarlas). En la segunda entrada, irán las que se correspondan con el plano léxico-semántico (las figuras de pensamiento, que trabajan con el significado de las palabras empleadas y con lo que denotan y connotan).

Empezaremos con una cita que nos viene muy bien para abordar el tema:

“Un poema en particular, escrito antes de la tormenta, intrigó tanto a Ivy que lo leyó dos veces. […] Era tan bonito y triste no rimaba, pero Ivy sabía que no todos los poemas lo hacían. Su maestra de Lengua y Literatura los llamaba poemas de verso libre. Recordó que los poemas de Emily Dickinson casi nunca rimaban. Ni tenían ningún sentido, para el caso. Pero hacían que Ivy sintiera algo. Y el poema de June hizo lo mismo. Quizás eso era la poesía. Sentimientos.”

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

Nivel fónico

Aliteración

“…quiero verter mis brazos en torrente

y enredarme la piel, des-componerme

en la disolución completa que confirma su ser”.

Del poema “Su gran conocimiento de los límites”, de Chantal Maillard

Paronomasia

“Nos hemos arrodillado

y adorado frases extensas

como el suspiro de la estrella,

frases como olas,

frases con alas.”

Del poema “Cenizas”, de Alejandra Pizarnik

Foto de Alexis Díaz

Nivel morfo–sintáctico

Anáfora

“―Bueno, no entremos en pánico – dijo su padre. Esa era su frase favorita. No entremos en pánico cuando la presión sanguínea de su madre se volvió muy alta cerca del final de su embarazo. No entremos en pánico cuando Aaron no permanecía dormido más de treinta minutos seguidos durante la noche. No entremos en pánico cuando su madre tuvo que retrasar la entrega del siguiente libro de Harriet porque estaba tan cansada que no podía pensar con claridad”.

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

Epífora

“June de verdad tenía un cabello bonito. Era corto, pero brillante, como el maíz. También tenía ojos bonitos. Y una sonrisa bonita. Y una risa bonita. Y unas manos bonitas. Y un cerebro y corazón e ideas bonitas. Todo bonito”.

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

Reduplicación

“Quería que todo volviera a ser como antes. Antes de la tormenta, antes de la pelea de Layla y Gigi, antes de los gemelos. Antes, antes, antes.”

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

Anadiplosis

“Lo habían arrancado de su cuaderno. Su cuaderno perdido.”

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

Asíndeton

“Ivy se quedó mirando el dibujo anonadada. Se pellizcó el brazo, con la esperanza de estar soñando. Se tiró las puntas del cabello hasta que sintió dolor.”

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

“―Sin gasolina, perdidos en mitad de ninguna parte, en plena noche, sin cobertura, sin comida ni bebida, sin haber dormido en toda la noche – dijo Angustias –. ¿Qué más puede pasar?”

El misterio del castillo embrujado, de Roberto Santiago

Polisíndeton

“Un crujido y un estrépito y un derrumbe y un pum.”

“Antes de irse, le dijo a Ivy “Todo va a ir bien”, pero Ivy casi le gruñó. No quería escuchar eso ahora mismo porque cuando alguien lo decía tenía que sonreír y asentir y fingir que lo creía.”

“Ambas sonrieron y mordieron sus emparedados. Estaba tan bueno que casi hizo que Ivy llorara o riera o gritara. O lo dibujara.”

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

Enumeración

“Lo cierto era que había sentido todas aquellas cosas en secreto durante toda mi vida: vergüenza, tristeza, paranoia, inseguridad…”.

Alcatraz contra los bibliotecarios malvados, de Brandon Sanderson

Paralelismo

“Darme cuenta de mis fallos no me hizo inclinar la cabeza, sino levantarla. Darme cuenta de lo estúpido que había sido no me hizo lamentarme, sino sonreír ante mi idiotez.”

Alcatraz contra los bibliotecarios malvados, de Brandon Sanderson

“Sus pulmones se cerraron ante la idea de alguien ojeando todo su cuaderno, dibujo tras dibujo, secreto tras secreto. Había recuperado un dibujo, un dibujo que adoraba, pero no era así como había querido encontrarlo. De ninguna forma. Esto era peor que perder el cuaderno. Esto era una provocación. Esto era una tortura.”

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

“Más acá del azar y la muerte,

mi mano pequeña y solitaria.

Más allá de la muerte y el azar,

mi mano enredándose en la tuya”.

Del poema “Más acá del azar y de la muerte”, de Mercedes Escolano

“… diré a la vida que la recuerdas, diré a la muerte que la recuerdas, que recuerdas sus líneas conjurando tu sombra, que recuerdas sus hábitos y su carácter solo”.

Del poema “Para Olga”, de Blanca Andreu

Elipsis

“―¿Y luego lo supiste?

―Sabía algo. Qué, no estaba segura”.

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

Hipérbaton

“…Contra mí

se vuelve cuanto construyo. Desdibuja

el dibujo su figura y llueve,

mientras la tinta se diluye como

un río

que fluye por su alma y por la mía”.

Del poema “Pincelada”, de Andrea Luca

El lenguaje literario y las figuras literarias (o retóricas)

¿Qué tienen de especial un poema, una bella descripción o una narración apasionante? ¿No son sólo palabras unidas que transmiten un mensaje? Pues no, porque en los tres casos se emplea (con suerte y pericia del escritor o escritora) el lenguaje literario y persiguen una finalidad, además, artística, estética. Es decir, hay una intención estilística.

Para explicar en qué consiste el lenguaje literario, te voy a preguntar algo más: ¿es lo mismo decir “entonces todos nos callamos” que “pasaron unos instantes cargados de silencio”? Decir, decir, “parece” que dicen lo mismo no: «se callaron». ¿Pero es lo mismo exactamente? No: en “pasaron unos instantes cargados de silencio”, el silencio “pesa”. ¿Eres capaz de apreciar la diferencia? En poesía, en literatura, ese silencio puede ser un «silencio amistoso», un «silencio traidor», un «silencio atroz», un «silencio cómplice». ¿A qué situación atribuirías cada uno?

Observa este otro ejemplo, extraído del poema “La noche obscura del cuerpo”, de María Antonia Ortega:

“Mi cuerpo me da miedo algunos días, como si fuese una casa abandonada con los cristales de las ventanas rotos y muchas veces saqueada, como si fuese una casa construida al borde de un precipicio”.

¿Qué entiendes en estas líneas? Yo, por ejemplo, puedo pensar que la autora está hablando del envejecimiento, de su vejez. Pero no se sabe con certeza. Mucho de lo que yo entiendo es parte de mi visión subjetiva de estas líneas. Quizás tú creas que la autora escribe, en realidad, sobre el abandono, sobre un desamor. Y otra alumna puede entender que la autora nos habla de una depresión.

No es lo mismo que decir “Tengo que hacer los deberes de Lengua” o “Hace mucho calor hoy”.

A esto se le llama función poética del lenguaje.

Fíjate en estos otros versos del poema “Ahora sólo tienes una vida”, de Esperanza Ortega:

“…la belleza

asoma en las rendijas de este gesto imposible

su rastro es tortuoso y su fulgor

alumbra hasta el abismo sin lámpara ni estrella

.

pero toda ella cabe

en el cielo minúsculo

de tus manos vacías”

A lo mejor no entiendes lo que dice, pero… ¿qué sientes?

[Aclaración: si no sientes nada, no importa, se supera, no es nada que no se pueda curar con un poco de sensibilidad e introspección]

Esta «vuelta de tuerca» del lenguaje se consigue, muchas veces, a través de las figuras literarias, que son formas de jugar con las palabras (sus sonidos, sus posibilidades, su orden, su significado…) para intentar convertirlas en más expresivas. Estas “combinaciones” de las palabras, dependiendo de qué consigan y cómo se lleven a cabo, reciben un nombre (como “paralelismo” o “metáfora”).

Las figuras literarias “alteran” la percepción “normal” del lenguaje para transmitir algo más: emociones. Consiguen que el texto sea más bello, que dé más miedo, que transmita mayor inquietud, que te provoque más asco, que te se te llenen los ojos de lágrimas, que te deje con una sensación “extraña” en el cuerpo.

Distinta, al fin, de si leyeras la frase “Déjeme tres panes, por favor”. Aquí (salvo algún caso extraño…) no hay emoción, sentimientos.

Existen un montón (pero un montonazo de verdad: hay libros enteros que tratan de las figuras retóricas).

Te enlazo aquí una página con información sobre el tema, para que tengas dónde consultar la teoría, aunque faltan algunas de las que veremos en entradas posteriores. No obstante, el contenido de la página es muy completo y conviene tenerla como referencia. Gracias a las autoras, Laura Carrilero y Laura Berros.

https://sites.google.com/site/meregelicom/home

Tras las llamas

Esta propuesta de lectura que te traigo hoy está… a otro nivel.

Te presento Tras las llamas:

Esta obra de narrativa es desgarradora, confusa y clarividente a un tiempo, atroz, aterradora y esperanzadora. Es una de las lecturas más interesantes que he hecho este último año. Y creo que para ti también puede serlo.

¿Cómo puede una mente controlada y manipulada (adoctrinada) desde la infancia tomar las riendas de su propio destino?

Esta es la gran pregunta que me he hecho (una de tantas, para serte sincera…) durante toda la lectura.

Moonbeam, la protagonista, ha sido criada y educada dentro de la Base. El padre John logra que todos crean que Dios está con él (que está en él) y que el resto del mundo es un infierno (el infierno). La base es segura, y la vida, fuera, está deseando convertirl@s a tod@s en pecadores y pecadoras. Todo lo que no sean la base y el padre John te pone en peligro, te absorbe, te atrae y quiere, como último fin, aniquilarte.

Es difícil de imaginar, ¿eh? Pues el autor, Will Hill, consigue que crezcas con ella en esa base y sobrevivas, después, con ella también, en el hospital desde donde se replantea todas las creencias de su existencia.

En cierto sentido, establezco semejanzas también con otra obra súper interesante: Una educación, de Tara Westover. En ambos libros el personaje protagonista «revisa» su pasado para explicarse y poderse «dar permiso» para seguir viviendo.

Aquí te dejo la página de la editorial, Fandom Books, para que entres a echar un vistazo, si te interesa:

https://www.fandombooks.es/libro/tras-las-llamas/

Dos libros súper interesantes

Buenas, chicos y chicas. Hoy vengo a invitarles a entrar en dos mundos bien distintos: el de Alcatraz Smedry y el de Ivy Aberdeen.

Alcatraz contra los bibliotecarios malvados es una obra de narrativa juvenil bastante… desconcertante. Y muy, muy, muy divertida.

Esperaba encontrar una historia de aventuras «normal»: desafíos, riesgos, conflictos y enfrentamientos emocionantes. Y es esto… ¡y más! La presencia del narrador protagonista, el propio Alcatraz, hace que sea como subir en una montaña rusa. Un narrador que engaña, que advierte, que explica y bromea, que amenaza, incluso, al lector o lectora… Me ha encantado.

Es una lectura recomendable, pero no especialmente asequible. Es decir, si lo que te van son los «diarios de Greg», mejor espera un par de años. O no. Llévame la contraria y léetela y disfruta con ella. Y después cuéntamelo en plan ¡victoria! Me sentiré igual de bien.

…………………………………………………………

La segunda lectura que traigo es todo lo contrario: es como estar en medio de un tornado y encontrarlo «acogedor». Literalmente. Si te la lees, me entenderás.

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, tiene, además, un título cuyo origen está relacionado estrechamente con unos versos de Emily Dickinson. ¿Puede ser una propuesta más sugerente?

«This is my letter to the World
That never wrote to Me
«

Además, por favor, por favor… Si tienes dudas sobre tu forma de ser, tu identidad, tu autoestima, tu orientación sexual, si crees que eres rar@… ¡este es tu libro! Es como una nube (tormentosa) de algodón. Es un libro tierno, colorido, intenso y bello. E Ivy es… Bueno, yo he sido un poco Ivy alguna vez. Y seguro que tú también. Y si no, pues deberías dejarte serlo.

Después de leerlo, creo que estaría bien escribir mi propia carta al mundo. Y, sobre todo, se me ocurre que quizás a ti también te apetezca hacerlo.

La narración 2

Segunda entrega de esta serie: «La narración #2». ¿Quién cuenta la historia y a quién se la cuenta?

¿Quién cuenta la historia?

La trama de la obra llega al lector o lectora a través de alguien: el narrador o narradora.

  1. Narrador/a omnisciente

Con mucha frecuencia, la obra está narrada en tercera persona, lo que conocemos como “narrador omnisciente”. Lo sabe todo de la obra, todo de los sentimientos de los personajes, todo de lo que les sucederá y cuál será su final.

Se avecinaba una tormenta, lo cual era perfecto. Los truenos retumbaban en la noche, sacudían las ventanas de la habitación de Ivy Aberdeen y creaban un bullicio hermoso. Ivy sonrió y contó, y solo llegó a dos antes de que los relámpagos bañaran su dormitorio de blanco. Ella no sabía por qué las personas coloreaban de amarillo los relámpagos en los dibujos. Eran azul plateado y la hacían pensar en susurros y en magia, el escenario perfecto para lo que estaba a punto de hacer.

La carta de Ivy Aberdeen al mundo, de Ashley Herring Blake

En ocasiones, este narrador omnisciente, no solo está, sino que se presenta e interactúa con el lector/a.

Supongo que crees que van a sonar violines y trompetas y estos dos van a terminar juntos dentro de pocas líneas. Te equivocas. La vida es complicada, y eso es parte de su encanto.

Corazón de cactus y otras formas de querer, de Anna Manso

  1. Narrador/a protagonista

Otras veces, también frecuentemente, el narrador o narradora suele ser el propio personaje principal de la trama: es el “narrador protagonista”.

Me sudan las manos. Creo que es la primera vez que me pasa, o al menos que soy consciente de ello. ¿Es así como tengo que sentirme? Estoy nerviosa, pero también impaciente, ilusionada.

Prohibido creen en historias de amor, de Javier Ruescas

  1. Narrador doble

En ocasiones, los dos personajes principales (por ejemplo, en la narración de una historia de amor), se alternan en los capítulos. Nos enteramos, de esta forma, de ambas perspectivas. Como en Todo lo que nunca fuimos, de Alice Kellen. En esta obra leemos la historia de amor como la vivió Leah y como la vivió Axel. Puede ser que incluso tengamos la sensación de “entender” mejor la obra, de que así esté más completa.

  1. Múltiples narradores/as

Otra forma que tiene el escritor o escritora de mostrarnos una trama es desde no una, ni dos, sino desde múltiples perspectivas. Por ejemplo, en La lección de August, de R. J. Palacios, puedes leer la historia del personaje principal (August) desde todos los puntos de vista posibles. Ocho personajes (él mismo, su hermana, su mejor amiga, su mejor amigo…) nos hablan de August y sus problemas y, de paso, de cómo ha marcado el desarrollo de su propio destino.

  1. Narrador/a que halla un manuscrito

Otro tipo de narrador/a es aquel que dice haberse “encontrado” por casualidad con la historia (la ha hallado, entre papeles viejos, en un desván o la ha heredado de sus antepasados…). Se trata de la técnica del manuscrito en el que se narra la historia. A este narrador lo convirtió en clásico Cervantes. Es la técnica que empleó en la primera parte de El Quijote. Otro ejemplo de uso de esta técnica lo puedes leer en El nombre de la rosa, de Umberto Eco. A propósito, esta obra está dentro de las mejores que he leído en mi vida, pero me llevó tres intentos (a los 22, a los 26 y a los 29, cuando por fin conseguí avanzar más allá de las treinta primeras páginas…): cada obra tiene su momento.

  1. Narrador/a en segundo plano

Otro caso es el del personaje narrador que envuelve la historia del verdadero personaje principal, como en El cuento número 13, de Diane Setterfield, cuya verdadera protagonista es Vida Winter, a cuya vida accedemos solo gracias a la ayuda de la narradora Margaret Lea. (Este es delicioso y te lo puedes leer ya. Para este no necesité varios intentos…)

  1. Narrador/a de su historia y de la de otra trama

Tenemos también al personaje narrador que cuenta la historia de otr@ mientras vive su propia historia, de tal forma que hay dos personajes principales de dos historias distintas, entrelazadas (normalmente) con mucha habilidad por el autor o autora, como en la maravillosa obra El eco de la piel, de Elia Barceló.

  1. Narrador/a coprotagonista

Y, por último, se me ocurre otro clásico: el personaje coprotagonista como narrador. Una historia en la que los dos miembros de una pareja, en un mismo tiempo y una misma trama, son protagonistas (aunque siempre tiene más peso uno que otro), como en cualquiera de las magistrales aventuras vividas por los queridísimos Dr. Watson y Sherlock Holmes, creados por la pluma de Arthur Conan Doyle.

¿A quién se la cuenta?

  1. Sin destinatari@ específic@

Gran parte de las novelas no tienen un destinatario explícito. Es decir, el narrador o narradora no se refiere a ningún lector/a determinado. Son escritas para ser leídas… ¡por todo el mundo… o por nadie! Pero no están dirigidas a nadie en concreto.

  1. Con un destinatari@ determinad@

Hay otras novelas en las que el narrador le habla (le escribe) a un lector determinado. Esta historia tiene un destinatario/a. Y el lector o lectora se “cuela” dentro. A veces, esta forma de contar te hace sentir que estás siendo testigo de algo que no te corresponde. Como en las famosas escenas en las que alguien mira a través del ojo de una vieja cerradura y ve lo que sucede en la habitación. Pues así.

Por ejemplo, El asesinato de Roger Ackroyd, de Agatha Christie, está planteada como una narración de los hechos que el doctor Sheppard, el protagonista de la obra, le refiere al gran detective Poirot. El final es sorprendente. Se dice que es una de las mejores novelas de esta escritora. ¡Prueba!

También sucede eso en este caso:

Yo pienso en esos portales donde al apretar el interruptor se enciende la luz en los descansillos y las escaleras de todos los pisos. Y luego pienso en los cuerpos. En el mío o en el tuyo. A veces te rozan y ya está, te encienden toda la escalera.

Deseo de ser punk, de Belén Gopegui

Martina le escribe a otro personaje, Adrián. Pero ese dato el lector o lectora lo averigua en la página… ¡98! Hasta ese momento la narradora te deja como en ascuas, hasta que por fin le pones nombre a ese tú al que le está escribiendo. ¡Los nombres (las palabras) son muy importantes! Aquello que no se nombra no existe.

  1. Con vari@s destinatari@s concret@s

Es menos frecuente que el texto tenga como destinatario a varios personajes diferentes. En Cartas de amor a los muertos, de Ava Dellaira, nos vamos enterando de la historia del personaje principal a través de cartas que ella va dirigiendo a personajes famosos (Kurt Cobain, Judy Garland, Elisabeth Bishop…). Y parece mantener con ellos una conversación, como si fueran interlocutores válid@s a través de l@s que canalizar la trama. Te enlazo la página web de la editorial, por si te apetece saber más. [Puedes, además, echar un vistazo al catálogo. Nocturna tiene cosas súper interesantes…]

https://www.nocturnaediciones.com/libro/68/cartas_amor_muertos

  1. Escribe para sí mism@

Por último, están las historias que el narrador dice escribir para sí mism@. Es cuando el texto se presenta en forma de diario. En este caso, también tienes en ocasiones esa sensación de la que hablábamos antes: la de meterte donde no te llaman, o la de que estás leyendo algo más íntimo que si la narración estuviera escrita o presentada de otra forma.

5 de febrero

Aprovecho que tengo la tarde libre para dos cosas. La primera, esencial para mi tranquilidad espiritual, es desterrar del cajón de la ropa interior la foto de Koert. Cada vez que abro el cajón y le veo mirándome con sus ojos azules, me provoca en el pecho un terremoto de magnitud ocho.

El diario rojo de Carlota, de Gemma Lienas

Aprovecho para contarte que El diario rojo de Carlota tiene una “pareja”: El diario rojo de Flanagan. Los autores de ambos personajes juveniles (Carlota y Flanagan) decidieron escribir las dos versiones (la de la chica y la del chico) de una misma relación y publicarlos en dos libros diferentes, que se pudieran leer por separado, pero que, a su vez, se complementaran.

Estos dos libros son un éxito seguro. Sobre todo, si tienes dudas o estás interesad@ en temas de autoconocimiento, sexo y relaciones de pareja (heterosexual). Eso sí, el tema del resto de relaciones humanas no viene muy contemplado. Supongo que no era ese el objetivo, claro.

La narración 1

Vamos a tratar ahora un tema apasionante: la narración. ¿No te parece?

[Aclaración. Me encanta hacer estas preguntas cerradas, porque, en el aula, la mayoría de ustedes siempre responde (o piensa) “¡No!”. Me hace mucha gracia.]

Serán unas cuantas entradas en el blog que llevarán este título e irán numeradas. Así que estamos en “La narración #1”. Tratarán temas interdependientes, pero se podrán leer por separado.

Te voy a informar de una cosa: no va a ser a lo que estás acostumbrad@. Para leer (y estudiar) la teoría de este tema ya hay muchos libros de texto y mil páginas (y otros formatos) en Internet.

En Materialesdelengua.org, por ejemplo, han trabajado dos profes, Ana Isabel Romeo Gálvez y Lourdes Domenech Cases, y han hecho un trabajo estupendo. Te la enlazo aquí debajo:

http://www.materialesdelengua.org/LENGUA/tipologia/narracion/narracion.htm

Pero yo estoy aquí para otra cosa: para hablar de libros. Porque, en realidad, en realidad, eso es lo que más me interesa y con lo que creo que más puedes aprender tú.

Así que vamos a abordar el tema de la narración, pero desde ejemplos concretos. Para no hacer los post muy largos, de algunos de los títulos pondré fotos y de otros no, de algunos extraeré citas para ejemplificar lo que quiero decir y de otros no.

La mayoría de las obras que voy a nombrar las he leído. Así que, si te tropiezas conmigo por un pasillo, puedes preguntarme por el título que te interese. Aquel que no haya leído estará acompañado de las siglas “(NL)” [no leído].

En esta primera entrada vamos a intentar hacer dos pequeñas clasificaciones. Incompletas, por supuesto. ¿Para qué aspirar a la perfección, si en la imperfección está la verdadera belleza? Y porque son mías, vaya, y por eso selecciono lo que quiero…

La narración según la edad del público al que está destinado:

Infantil: el álbum. El álbum infantil es un género maravilloso. Suele ser exquisito, porque ofrece un gran equilibrio entre la ilustración y el texto. Hay ilustradores e ilustradoras cuyo trabajo es asombroso. En el álbum infantil, l@s adult@a solemos pedir mucho mensaje (cómo afrontar los miedos, cómo dejar el pañal…) y mucho trabajo con los valores (la amistad, la generosidad, las emociones…), pero, en realidad, los que triunfan y suelen conquistar el corazón de l@s más pequeñ@s son otros: los simplemente divertidos o los desconcertantes, o aquellos en los que el personaje hace cosas incorrectas… La narración en el álbum infantil está siempre al servicio de la interpretación de la mirada del pequeño o pequeña que lo abra.

Juvenil. Dentro de este apartado podemos distinguir tres subgrupos: “middle grade”, juvenil y “new adult”.

Los actualmente conocidos como “Middle grade” (quién sabe por qué) son aquellos destinados a un público entre 8 y 12 años, más o menos. Es un grupo de obras llenas de aventuras, de investigaciones, de misterios y de fantasía no muy compleja. Últimamente me he leído ¡Hola, universo!, de Katherine Entrada Kelly, El tiempo de los magos, de Cressida Cowell, Nevermoor: las pruebas de Morrigan Crow, de Jessica Townsend, y los siete primeros títulos de la colección de Los futbolísimos, del imparable Roberto Santiago.

Juvenil. El grupo de las obras juveniles (así, sin otra etiqueta) está lleno de obras de tan variada temática, que las abordaremos en la segunda clasificación.

Y, por último, en el subgrupo conocido como “New adult”, encontramos aquellas novelas cuya trama principal está centrada en las relaciones amorosas y sexuales de l@s protagonistas. Aquí te puedes arriesgar: desde obras que son un simple romance con un toque sensual, como Tú y otros desastres naturales, de María Martínez, a otros títulos un poco más atrevidos, como Rojo, blanco y sangre azul, de Casey McQuiston. El ejemplo más “explícito” del género new adult es el gran best seller After (NL), de Anna Todd, con todas sus continuaciones.

Adulto. Y aquí se mete todo lo demás. Todo lo que se estudia, quiero decir. Toda la Historia de la Literatura que tú estudias, desde 3º ESO, cuando ves los cantares de gesta en la Edad Media y los grandes clásicos de los Siglos de Oro, hasta 4º ESO y 2º de Bachillerato, cuando trabajas con más profundidad el siglo XX y los clásicos modernos (el 27, la posguerra, los novísimos, si tienes suerte…). Al XXI nunca llegamos, lógicamente. Pero qué le vamos a hacer, no se puede tener todo… También “adulto” se considera lo que se publica destinado a personas de más de 18 – 20 años. Cabe todo: terror, fantasía, romántica, thriller, novela negra, ensayo narrativo, etc.

Géneros con más éxito en literatura juvenil

Llevamos ocho o nueve años con los clubes de lectura en el centro y, gracias a ellos y a mi propio interés, he establecido las siguientes temáticas como las que generan más interés entre el alumnado de entre 12 y 18 años, más o menos:

Fantasía (dragones, magia, hadas, grifos, hidras, brujas, nigromantes, mundos inventados por el autor o autora…). Aquí tenemos en la biblio El libro del cementerio, de Neil Gaiman; la trilogía de las Memorias de Idhún, de Laura Gallego (cuya adaptación animada en septiembre de 2020 llegará a Netflix), y su también última trilogía (estupenda) Guardianes de la Ciudadela; otra posibilidad de lectura es Seraphina, de Rachel Hartman, y su continuación, Escamas. Pero te advierto que esta lectura es tan fascinante y envolvente como costosa. La autora crea un mundo nuevo y complejo cuyas reglas tardas un poco en asimilar. Es de esas obras en las que te cuesta mucho entrar, pero que, cuando la acabas, ya no la olvidas. Por último, te voy a mencionar la bilogía formada por Seis de Cuervos y Reino de ladrones, de Leigh Bardugo. Como me dijo una vez una alumna: los personajes se quedan contigo.

Fantasía urbana (fantasía pero dentro de lo cotidiano, lo cercano). Es decir, la realidad, con un toque mágico). Dos ejemplos que puedes leer de esta temática son Cuando me veas, también de Laura Gallego, y Antihéroes, las geniales Iria G. Parente y Selene M. Pascual.

Romántica. El “yo te gusto – tú me gustas” de toda la vida. Aquí tenemos varios ejemplos. Te diré que es un género que ya me cansa un poco, sobre todo cuando hay demasiaaaado amor, pero sé que a ustedes les gusta un montón, así que lo leo y… ¡de vez en cuando encuentro cosas bien escritas! (Para mi gusto, claro). Excelente, por ejemplo, es la primera parte de la bilogía Deja que ocurra, cuyo título es Todo lo que nunca fuimos, de Alice Kellen. Y súper recomendable es también Corazón de cactus y otras formas de querer, de Anna Manso. Menos mal: amor e ideas claras no están reñidos. Por fin una chica lista con los pies en la tierra, como la protagonista de Moxie, de Jennifer Mathieu, otra guerrera.

Aventura. La temática de más acción por definición. La ciudad de las sombras, dentro de la trilogía Helena Lennox, de Victoria Álvarez, es un buen ejemplo. Como puente entre este y el siguiente apartado (porque tiene tanto de una como de otro), voy a recomendarte también Predadores de silencio, del canario Daniel Bautista.

Suspense. Intriga, misterio, asesinatos, búsquedas, robos, secuestros… ¡Qué panorama!, ¿eh? David Lozano es un escritor perfecto para ejemplificar esta temática y un comunicador buenísimo. En el centro tenemos Donde surgen las sombras. Si lo abres, no podrás cerrarlo. En este apartado tenemos también al canario Alexis Ravelo, con Los perros de agosto, y a Carlos Vila Sexto, con Morir no es nada del otro mundo. Estos dos últimos tienen un humor y una ironía que hacen muy divertida su lectura. Te los recomiendo encarecidamente si quieres pasar un rato lleno de secretos, sonrisas y complicidades.

Steam punk. Un subgénero normalmente ambientado en la época victoriana, pero aderezado de tecnología futurista: máquinas de vapor, coches de caballos, luz de candiles, científicos locos… Héroes de cobre (NL), de Iria G. Parente y Selene M. Pascual sería un buen ejemplo.

Ciencia ficción. Todo lo que es posible que suceda, en un presente o futuro incierto, con mucha imaginación, y gracias a la investigación científica y la tecnología. Otra canaria, Melani Garzón, con su obra Ihomu, es una buena propuesta en este apartado. Una lectura muy, muy ágil. Sería estupendo que Melani, además, si pudiera hacer una revisión de la obra, para una siguiente edición, corrigiera algunas erratas.

Realista. No te voy a decir de qué trata, porque creo que es evidente (todo lo que nos afecta y rodea: naturaleza, sociedad, migración, política, acoso, educación, amistad, crisis y crecimiento…). Aunque no es mi género preferido (una bonita forma de decir que es una temática de la que no leo casi nada…), en la biblio puedes acercarte a Una habitación en Babel, de Eliacer Cansino, Lo del abuelo, de Anna Manso (con una trama interesantísima: cómo le afecta a la familia de un corrupto todo el conflicto generado por su delito), Nadie nos oye (NL), de Nando López y, en relatos, la obra de un canario que ya te he nombrado, Daniel Bautista, con su maravillosa Mi puzzle del mundo. Por mucho que la leo y la releo, no me canso de volver a ella. El pobre Daniel debe de creer que estoy medio loca…

Novela gráfica El empleo del formato del cómic para contar una historia larga. Hay novelas gráficas interesantísimas, como Maus y Persépolis. Por favor, por favor… Léelas. Ésta última la tienes en la biblio. Maus no… y no se por qué, la verdad… También puedes leer El beso número 8, de Ellen T. Crenshaw y Colleen AF Venable,y Heartsopper, de Alice Oseman, con una trama mucho más ligera que las dos primeras, y de las que ya te he hablado en otra entrada del blog.

Manga. Creo que no hace falta que lo defina: tod@s saben lo que es el manga. En la biblio tenemos poco, aunque sé que les interesa muchísimo. Quizás Solanin (NL), de Inio Asano, es el ejemplo más relevante que puedes encontrar en el centro.

Para finalizar esta entrada, te quiero aclarar que estas temáticas pueden también combinarse: es muy usual la mezcla, entre fantasía y romántica (la famosa saga que empieza con Una corte de rosas y espinas, de Sarah J. Maas), o fantasía y aventura (como en la obra Un mundo helado, de Naomi Novik).