Gracias, Charlie Chaplin

CAPÍTULO I: EL QUE TENÍA EL GORRO DE CHARLIE CHAPLIN

Todo empezó una espléndida y maravillosa tarde de primavera de 2003 en la que a mí, Stephanie, me sucedió algo muy raro. De repente apareció en mi casa un hombre  de  unos 45 años, de estatura media, calvo y que llevaba un gorro como los que usaba Charlie Chaplin, quien me decía:

–       ¡Ayúdame, ayúdame! Necesito tu ayuda. Estoy huyendo de unos mafiosos que vienen a por mí.

Yo me quedé impresionada y no le contesté. Me fui a casa de mi madre que me había invitado a almorzar y le conté lo que me había pasado.

–         Hoy apareció un hombre muy raro en mi casa. No sé por dónde entró – le dije a mi madre-. Ella me miró muy extrañada y preguntó:

–          ¿Cómo va a ser eso?

–          Pues no sé –le contesté confusa.

CAPÍTULO II: EL ALTO MORENO

Han pasado cinco meses desde aquella charla y todavía veo a ese hombre, quien siempre me dice lo mismo. Ahora estoy en un manicomio y me he enamorado del enfermero Richard, un chico alto, con ojos verdes y de tez morena.  Hoy me han dicho que, si me encuentro mejor, me dan el alta dentro de dos meses.

P1000301

Al llegar al pasillo me encontré con Richard y me dijo:

–          ¡Hey, Stephanie! ¿Qué tal te encuentras hoy?

Yo, como siempre, le respondí nerviosa y sonrojada:

–          Bien. Ya, a esa persona, no la veo – dije desordenadamente la frase.

–          ¿Te apetece cenar hoy conmigo en el comedor a las nueve? –me preguntó tímido.

–          Va…va…vale, ¡qué buena idea! –respondí otra vez nerviosa y sonrojada.

CAPÍTULO III: LO QUE OCURRIÓ EN EL COMEDOR

    Cuando llegué al comedor a las nueve, él no estaba y pensé que se estaría preparando. Ya a las nueve y media pensé que no iba a acudir, así que cené sola y me fui a dormir. A la mañana siguiente fue a mi dormitorio y me dijo:

    –       Lo siento mucho. Me llamaron para que fuera a ayudar a unos pacientes y no terminé hasta las diez – dijo muy preocupado.

    –          No pasa nada- le dije.

    Él suspiró y me miró.

    –        Bueno, tengo que seguir con mi trabajo. Después te veo, ¿vale?

CAPÍTULO IV: ¡LOS DOS MESES QUE SE FUERON RÁPIDOS!

    Ya han pasado siete meses desde mi llegada al manicomio y hoy me dan el alta. Pero no estoy feliz como se supone que debería estarlo, porque sé que no volveré a ver a Richard. Estoy haciendo las maletas cuando él aparece por mi habitación.

    –       Hola, Stephanie. Hoy te me vas. Te voy a echar mucho de menos – dijo él con voz muy dulce.

    –       ¿Por qué? –quise saber.

   –       Porque dabas alegría al centro.

   –       Gracias. Yo a ti también te echaré de menos.

   –       ¿Por qué?- me preguntó.

   –       Porque te a…, porque sí – le dije mientras pensaba que casi le digo “porque te amo”, pero por suerte no lo hice y espero que no se diera cuenta.

    –       Bueno, adiós. Cuando necesites algo ya sabes dónde estoy.

    –       Gracias – dije tímidamente.DSCF5151

CAPÍTULO V: LE ECHABA TANTO DE MENOS QUE VOLVÍ

     Lo echaba tanto de menos que  no me acordaba de tomar las pastillas que me recetaron, por lo que volví a ver a aquel hombre del principio. Entonces tuve que volver allí y le expliqué todo lo ocurrido durante los cuatro meses que estuve fuera. Tras escuchar mis palabras Richard me dijo:

    –       Sabe qué…yo a ti también te quiero y te echaba tanto de menos que no sabía qué hacer – dijo tímidamente.

    –       Yo a ti también – le respondí y nos besamos.

    Al cabo de un tiempo salí del hospital y empezamos a salir.

CAPÍTULO VI: LO QUE OCURRIÓ

      Era una tarde de invierno, habíamos ido a cenar al restaurante y en mitad de la cena se arrodilló ante mí, sacó una cajita del traje y me dijo:

        –          Stephanie, llevamos juntos dos años. Ya es hora de…

        Y entonces dijo las palabras claves:

      –          ¿Quieres casarte conmigo?

     –          Deja que piense – vacilé. ¡Claro, amor!

CAPÍTULO VII: LA BODA Y LO QUE VINO DESPUÉS

   ??????????????????????????????? Nos casamos en una iglesia de su pueblo y lo celebramos en un jardín muy bonito. Fue el día perfecto. Fuimos  de luna de miel a París, la ciudad del amor, donde engendramos a nuestra primera hija, Stella. Una niña de unos ojos verdes preciosos y pelirroja como yo. A la que siguieron  Paul y las gemelas Jessie y Charlotte. Ahora, junto a mi hermosa familia espero el nacimiento de Max. Tener esta familia es lo mejor que me ha pasado en la vida.

 Relato escrito por Sara Hernández ( 2º Eso, Curso 2013-14)

 

Esta entrada fue publicada en curso 13/14, Mis pequeños literatos. Guarda el enlace permanente.

2 respuestas a Gracias, Charlie Chaplin

  1. Yasmina dijo:

    ¡¡Que bonito Sara una historia preciosa!! 😉

  2. octa dijo:

    me gusta mucho

Responder a octa Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *