Por culpa de una olla…

Tenía 64 años, era un domingo soleado, mis hijos y sobrinos vinieron a comer un rico asado a mi casita… Comimos hasta no poder más, después, me senté a tomar mate con mi vieja prima a quien le caían las arrugas por todas partes. Cuando me quise dar cuenta,  se me había pasado la hora de la siesta y estaba anocheciendo, entonces empecé a hacer la cena.

 Estábamos solos mi marido y yo, todos se habían ido ya. Recuerdo que esa noche estaba cocinando pasta casera qué buena estaba. De pronto fui a poner la salsa casera calentita  en la fuente y, sin querer,  agarré  la olla por el otro lado. Entonces grité y vi la olla volando por los aires ensuciando todo el piso. En ese momento pensé ¡AYYY no, después voy a tener que limpiar todo y no me queda mucho friegasuelos! Entonces la olla cayó al suelo y rebotó en mi pie descaradamente, y así resbalé.

Sentí que mi cabeza golpeaba contra la basura y ya está, me vi yo ahí, tirada en el suelo con el delantal y despeinada. Mi marido, al verme, no se imaginan qué disgusto se llevó el pobre, pero igualmente no me hacía mucho caso: estaba  todo el día en el sofá mirando fútbol, no sé si eso se llama vida. Entonces veo que llama a la ambulancia y después de 30′ llegaron. Me levantaron en una camilla y yo le decía a mi marido que por lo menos me peinara un poco, pero como siempre no me hacía ni caso, como si estuviera muerta  para él.??????????????????????

Después del velatorio me fueron a enterrar, la verdad, tengo que admitirlo, tenía mucho miedo, ya que tenía terror a pasar la noche en el cementerio. Entonces pasó una chica caminando y me miró, fui corriendo a hablarle, ya que era la única que me veía, escuchaba y esas cosas. Se llamaba Luisa.  ¡Oh Luisa, Luisa!, por casualidad hoy es su cumpleaños, ya 234 ¡qué mayor estás! Hablando de cumpleaños, no quiero ni pensar en el mío: ya cumplo 110. ¡Quién lo hubiera dicho! Yo, escribiendo mi muerte, con 109 años.

Relato escrito por Candela Diz (2º Eso, Curso 2013-14)

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