Una mañana de junio decidimos ir de acampada a un bosque muy bonito- tenía flores y animales de muchos tipos-, pero que tenía un lado aterrador en el que había una cabaña vacía y muchos árboles secos alrededor.
Todo era fantástico hasta el momento en que mi prima decidió ir a explorar y encontramos la cabaña. Mi prima quiso entrar y yo la seguí. La cabaña era vieja y fría. La exploramos y encontramos un mapa que parecía describir un modo de llegar a un lugar extraño.
Vimos que el mapa era muy parecido a la parte trasera de la cabaña. Seguimos las pistas y nos llevó a un árbol demasiado viejo y rugoso, pero no parecía haber nada.
Mi prima tropezó con una cuerda y parecía haber un pasadizo oculto. Entramos y había un cofre, lo abrimos y encontramos un diamante fascinante.
Relato escrito por Tania Cardero (1º Eso, Curso 2013-14)