Aquel día estaba incómoda y me sentía rara. Notaba que no estaba conforme con mi rutina, así que planeé viajar a un lugar desconocido. Decidí coger un globo terráqueo, el cual giré y giré hasta que, sin mirar, coloqué el dedo sobre algún lugar de todos aquellos países: mi viaje sería a Ecuador. La verdad es que no me gustó mucho la idea, ya que no me atraía tanto como otros lugares del mundo, pero por algo toqué ese lugar y debería viajar allí.
Durante toda la semana preparé todo lo necesario para el viaje. El billete era lo único que me faltaba. Tuve que ir a una agencia de viajes y allí compré el billete para el día más cercano, así que el domingo ya debería viajar.
Ya era domingo y estaba en el avión, no sabía qué hacer, pero cada vez estaba más cerca de mi destino. Cuando el avión aterrizó, lo primero que se me ocurrió fue ir a comprar algo para recordar aquel viaje tan inesperado, pero más inesperado fue lo que me sucedió allí: su manera de pago no era con el euro, sino con el cacao…¡Este país va a resultar más interesante de lo que parece!
Relato escrito por Cynthia Santana