La sal ha sido empleada en la medicina popular, en remedios que se aplicaban a personas y a animales. Veamos esos usos:
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Previene calambres y dolores musculares.
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Alivia el dolor de muelas.
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Cura afecciones cutáneas como la soriasis y los eczemas. Los marineros, alejados de la civilización, si alcanzaban buenos porrazos, se las apañaban para curar sus heridas con el remedio más cercano: la sal.
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Elimina la caspa del pelo. La sal marina no solo sirve para eliminar caspa sino que también absorbe el exceso de aceite en el cabello.
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Calma picaduras de avispas y abejas. Humedece el sector de la piel afectada de inmediato con agua, y luego la cubres con sal: así se calmará el dolor.
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Se utiliza como relajante. Especialmente para el descanso de los pies.
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El dolor y la inflamación de garganta se trata, si es leve, haciendo gárgaras con agua con sal. También es adecuada para las llagas en la boca.
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Si te clavas una tacha, un pincho de palmera, ¡agua tibia con sal!
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La sal vale para purgarte: dificultades digestivas como el estreñimiento.
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Cura hinchazones.
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Elimina verrugas.
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Cicatriza heridas y llagas.
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En los animales se aplicaba para sanar las ubres dañadas y las llagas.
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Alivia la congestión nasal.
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Sana moretones de manera más rápida.
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Trata los hongos que se encuentren en las uñas de los pies.
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Cuando la tensión está muy baja, podemos ponernos un grano de sal debajo de la lengua.
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La sal marina sirve como un exfoliante excelente; sirve para deshacerse de las células muertas de la piel y mantenerla saludable.