En la anterior entrada, gracias al tercer maestro, ya tuvimos oportunidad de comprobar cómo los espacios pueden favorecer o dificultar la motivación, interacción y participación del alumnado en el aprendizaje. Basta entrar en un aula con disposición circular o en U para reconocer en nuestro comportamiento cambios respecto a las expectativas de tener una espalda delante todo el tiempo. Desde el momento en que colocamos las mesas y las sillas, o decoramos el aula, ya estamos enviando a las personas que van a habitar ese espacio un mensaje codificado en forma de sensaciones físicas que constituyen el nivel más  inmediato en la percepción del ambiente de aprendizaje.

Pero ese ambiente de aprendizaje es más que el espacio y las sensaciones que produce, porque al abrir la puerta de clase para recibir a nuestro alumnado comienza la relación interpersonal, las expectativas del profesorado y del alumnado por la relación incipiente, siempre con alguna dosis variable de incertidumbre.  Por ello, estos primeros días son perfectos para compartir, transmitir e impulsar en los equipos educativos expectativas positivas sobre todo nuestro alumnado para evitar el efecto Pigmalión negativo. Si acceden al enlace anterior, se extrae la segunda conclusión (la primera es que el espacio importa) relacionada con la continuidad escolar: “las posibilidades de éxito de nuestro alumnado van a estar influidas en primer lugar por la posibilidad de tener un docente Pigmalión positivo”. ¿Cómo empezamos a conseguirlo? Hagamos que en estos primeros días el alumnado escuche comentarios positivos que fortalezcan el potencial que poseen y que será fundamental detectar, preservar y desarrollar durante todo el curso.

¿Qué medios tenemos para cuidar y desarrollar estas relaciones interpersonales? Sin duda alguna, el contacto respetuoso: la mirada cómplice, la palabra cercana, el tacto afectuoso, una simple sonrisa oportuna… Estos gestos comunes, a menudo infrautilizados en entornos educativos, tienen un enorme potencial para enriquecer el modo de interacción comunicativa alumnado-docente, alumnado-grupo, docente-familias y para crear un ecosistema que permite que todas las personas que se mueven por él se sientan seguras y valoradas. Este es un punto de partida asequible para iniciar la gestión del aula, como lo son también la escucha activa, la asertividad, la empatía y la gestión pacífica de los conflictos.

Llegados a este punto, con el bienestar que proporciona un espacio acogedor y unas relaciones saludables, será más sencillo desarrollar unas prácticas pedagógicas que favorezcan la motivación, el interés, la implicación y la implementación de metodologías y situaciones de aprendizaje inclusivas y competenciales. Se cierra así un círculo mágico de sinergia entre el ámbito físico-espacial, emocional, social, y pedagógico. Esta es una tarea de equipo, porque como afirmaba Hellen Keller, el bienestar de cada uno está encerrado en el bienestar de todos.

En el  Scoop it Ambiente de aprendizaje iremos incorporando recursos de interés que ayuden a construir Ambientes de aprendizaje propicios a la continuidad escolar y el bienestar.