Pino Betancor

Texto: Kenia Martín Padilla

Pino Betancor Álvarez

1928-2003

“He venido hasta ti a través de los siglos,

con la sombra del lirio y la luz de la espiga.”

 

 

 

Pino Betancor Álvarez nació en Sevilla en 1928, pero vivió en Madrid con sus padres adoptivos. Como tuvo una niñera francesa y, posteriormente, estuvo en un internado en Londres, hablaba inglés y francés. Desde muy niña tuvo afición por la escritura. Con catorce años escribió sus versos en un cuadernillo que tituló Primeros Poemas. También adoraba la danza, el canto y el teatro, a lo que se dedicó durante su juventud en Madrid.
En 1950 visitó Gran Canaria para conocer a su familia paterna. Allí conoció también al poeta José María Millares Sall, que se convirtió en su esposo dos años más tarde. Con él fundó la revista literaria “Planas de Poesía”. Durante la dictadura se mudó a Madrid y regresó en 1974 a Gran Canaria, donde fallece en el año 2003.

Fue poeta y narradora, pero también cantante. Durante su juventud se dedicó al teatro y a la ópera. Además, escribió canciones. Algunas de estas canciones (“Amor de los veinte años”, “Paloma si yo tuviera”, “Desde que tú me dejaste” o “Noche en el mar”) fueron grabadas en el año 2000 por el grupo “Maky Curbelo y San Borondón” en Homenaje a José María Millares y Pino Betancor.

 

 

De Primeros poemas

Yo no me pertenezco. Soy sólo del camino.
De ese largo camino que invita a no volver.
De los anchos desiertos y las blancas estepas
donde olvida el espíritu la realidad de ser.

Amo el mar indomable, su belleza rebelde,
verde extensión de agua que de mi alma se adueña.
Y amo un claro lucero, lejano, palpitante,
que altivamente solo, en el espacio sueña.

Amo lo que es arcano, lo que quizá no existe.
La distancia me llena de una vaga ansiedad.
Me atrae lo indefinible, lo que se llama: lejos,
como atrae a las naves la azul inmensidad.

 

De Manantial de Silencio

MARZO

Las rosas que aún no nacieron
van meciéndose en el aire.

Mi amor, espejismo rojo,
juega a morirse en la tarde,

y tu rostro, ya mi rostro,
parece el rostro de nadie.

Araña de luna, el tiempo,
teje nuestras iniciales.

 

De Cristal

HE VENIDO

He venido hasta ti a través de los siglos,
con la sombra del lirio y la luz de la espiga.
He venido hasta ti desnuda del pasado,
desnuda de mi nombre y ausente de mí misma.
Verde como las uvas, eterna como el agua,
te traje entre los labios un murmullo de viento.
He venido hasta ti desde todos los mundos
para darte las rosas amarillas del sueño.

Errante como el aire que se quiebra en la hojas
de los árboles altos, en los jardines viejos,
me acerqué descubierta de risas y jazmines
hasta tocar la arena sedienta de tu cuerpo.

He venido hasta ti para que el cielo fuera
cómo tú lo forjaste y para que tus brazos
recogiesen las lluvias de todos los abriles
y una luna de estío cantase entre tus manos

He venido hasta ti sin conocer el alba,
para llenar de estrellas tu boca adormecida,
para darte lo blanco de todos los misterios
y el rojo hecho alborada de todas las heridas.

 

De Las oscuras violetas

PRIMER SUEÑO

Si pudiera volver al primer sueño,
a la primera espuma, al primer hálito,
redescubrir la luz con ojos nuevos,
acariciar la flor con nuevas manos.

La hierba primitiva, siglos verdes,
espacios verdes por mi piel rodando.
Los pájaros de entonces, los de siempre,
con sus alas de luz en lo más alto.

Sentir la sangre golpear de nuevo
en el pequeño pulso acelerado,
y hablar con un lenguaje puro y fresco.
Y reinventar palabras, risas, cantos…

Si pudiera volver al primer sueño,
tú serías de nuevo el primer llanto.

 

De Luciérnagas

IMAGEN de un país que ya no existe.
Las largas avenidas del insomnio
poblándose de sombras y de sueños.
Los pájaros nocturnos
invadiendo
la arena de mis ojos.

 

De Las dulces viejas cosas

LA FALDA

Esa falda de tela desvaída,
tantas veces lavada, usada, poseída,
se ciñe a mi cintura
tan impalpablemente,
que casi ni la siento resbalar

suavemente, rozando mis caderas.
Y esa blusa gastada
de la que tú te ríes
cuando me la ves puesta,
ofrece su caricia más íntima

a mis senos, ahora no tan altivos,
como ella, no tan nuevos.
Ay, las cosas gastadas
por el tiempo y la vida,
se han hecho tan amigas

de mi cuerpo,
que cuando estoy cansada
nada me reconforta
como su suave tacto,
tan cálido y sereno.

El gran armario guarda
las ropas más preciadas.
Oscuros terciopelos,
suaves sedas de Italia.
Los hermosos vestidos
conque te gusta verme.

Pero ahora estamos solos
en la dulce penumbra
de la tarde que cae.
Perdóname que elija

entre el placer de verme
hermosa ante tus ojos,
esta humilde alegría
de verme como soy.

 

De Dejad crecer la hierba

1
El tiempo se detuvo y de repente
quise hablar con vosotros,
niños del mundo.
De este mundo en peligro de ser aniquilado.
De esta gran rosa azul
amenazada.

2
Quise hablar con vosotros,
como habla la hierba con el viento,
como habla la lluvia
con la tierra.

3
Quise deciros tantas,
tantas cosas…
Claras, precisas,
como sois vosotros,
espigas verdes creciendo bajo el sol.

4
Espigas nuevas
apuntando a las nubes,
rientes amapolas
despeinadas
por las ligeras aguas de verano.

6
Dejad que crezca el árbol,
que siga siendo
la casa de las aves,
susurrante verdor
de los caminos.

7
Dejad crecer la hierba,
que los campos no dejen
de ser mares de espigas,
alfombras de olivos verde – gris,
tapices de rosados almendros.

8
Dejad creced la hierba…!

Que el agua saltarina de los ríos
vuelva a ser lecho puro
donde vivan los peces,
líquida agua marina
entre los labios.

9
Dejad creced la hierba…!

En este mundo nuestro,
planeta azul y verde,
pudiera de repente apagarse la vida.

11
La tierra es nuestro hogar,
y es para todos.

Los pueblos son estancias
de un único edificio
que debéis preservar de la ruina.

15
Extended vuestras manos,
que no halla ningún muro
que entorpezca los pasos.

Alargad bien los brazos,
porque en la otra ribera
hay también otros niños
que cantan y que ríen
y que lo mismo juegan.

16
Y más allá otro niño,
tiene solo una rama,
o unos cuantos guijarros,
pero son tán bonitos…!

Y un globo, si lo sueltas,
puede volar tán alto…!

17
Pero también hay niños
que no ríen ni saltan,
que por todo juguete
le ponen en las manos,
en sus pequeñas manos,
un fusil negro y frío.

18
Ya no hay cometas rojas.
Ya no hay balones blancos.
Ni siquiera una rama,
ni pequeños guijarros.

19
Sólo pequeñas balas,
sólo pequeños llantos,
y unos ojos, aún nuevos,
donde habita la muerte.

20
Ahora que sois jóvenes,
que el corazón se ensancha
con versos y canciones,
aprended el lenguaje de la paz.

El ritmo del amor
y la ternura.

21
La ternura es hermosa
en el hombre,
no sólo en la mujer,
así como el valor es oficio también
de las mujeres.

Con ternura y valor
vais a salvar al mundo.

22
Con ternura y valor
vais a salvar la vida.

Pues que si Dios existe,
Dios está con vosotros,
niños del mundo.

SE HA DICHO SOBRE ELLA…

Por el conjunto de su obra poética puede afirmarse con seguridad que Pino Betancor es una de las voces femeninas más importantes de nuestras letras en la segunda mitad del siglo XX, y que, vista en su conjunto y a través del tiempo, su palabra osciló entre sus dos núcleos temáticos más persistentes: el amor y la preocupación social, el contenido romántico y su compromiso y solidaridad con el tiempo que le tocó vivir, facetas sin dudas de un mismo instinto de comunión con todo que fueron hilándose en sus versos con un perfecto manejo de la rima, del ritmo y la cadencia. Alicia Llarena. Prólogo a La Memoria encendida.

La obra de Pino Betancor es el diario de un jardín que, a puerta cerrada en ocasiones y en el primor del cielo abierto en otras, ofreció la viveza de su amor, el candor de su deseo y la pena y la frustración de los años más dolorosos de su existencia. Daniel María. Prólogo a sus Obras completas.

 

 

 

Pino Betancor expresó en sus poemas una particular visión femenina. Es interesante su poema “La falda”, porque en él se refleja la presión ejercida sobre las mujeres con respecto a su aspecto físico. Pareciera que las mujeres han de lucir siempre perfectamente arregladas, como si fueran un objeto de expositor. Pino Betancor, en cambio, reclama la comodidad de su falda vieja como metáfora de su auténtica identidad, frente a la belleza artificial.

LA FALDA

Esa falda de tela desvaída,
tantas veces lavada, usada, poseída,
se ciñe a mi cintura
tan impalpablemente,
que casi ni la siento resbalar
suavemente, rozando mis caderas.

Y esa blusa gastada
de la que tú te ríes
cuando me la ves puesta,
ofrece su caricia más íntima

a mis senos, ahora no tan altivos,
como ella, no tan nuevos.

Ay, las cosas gastadas
por el tiempo y la vida,
se han hecho tan amigas
de mi cuerpo,
que cuando estoy cansada
nada me reconforta
como su suave tacto,
tan cálido y sereno.

El gran armario guarda
las ropas más preciadas.
Oscuros terciopelos,
suaves sedas de Italia.
Los hermosos vestidos
con que te gusta verme.

Pero ahora estamos solos
en la dulce penumbra
de la tarde que cae.

Perdóname que elija
entre el placer de verme
hermosa ante tus ojos,
esta humilde alegría
de verme como soy.

 

 

Biografía

http://www.academiacanarialengua.org/archipielago/pino-betancor/quien/#start

Artículos críticos
http://anuariosatlanticos.casadecolon.com/index.php/aea/article/view/550/550

Enlace a sus obras digitalizadas:
Luciérnagas: http://www.mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/MDC/id/70718
Manantial de silencio: http://www.mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/MDC/id/1570
Los caminos perdidos: http://www.mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/MDC/id/1265

Canciones escritas por Pino Betancor y Agustín Millares, interpretadas por Maky Curbelo y y San Borondón: https://www.youtube.com/watch?v=H3Bf-GGM71g

 

 

Durante toda su vida, Pino Betancor escribió una generosa cantidad de obras. Su primer poemario, Manantial de silencio, data de 1951. A esta obra se añadieron las siguientes:
• Cristal (1956).
• Los caminos perdidos (1962).
• Las moradas terrestres (1976).
• Palabras para un año nuevo (1977).
• Las oscuras violetas (1987).
• Las playas vacías (1991).
• Nada más que esa luz (1995).
• Luciérnagas (2000).
• Las dulces viejas cosas (2001).
• Dejad crecer la hierba (2002).

A esto deben sumarse sus poemarios inéditos, algunos de los cuales fueron recogidos en el volumen La memoria encendida (poesía inédita) y publicados en 2003 por Alicia LLarena. En 2017 se publicó su poesía completa en el volumen Nada más que esa luz. Poesía completa (edición de Daniel María), en el que se incluyen otros poemas inéditos.

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

3º ESO

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