Cecilia Domínguez

Texto: Mari Nieves Pérez Cejas

CECILIA DOMÍNGUEZ LUIS

1948 

“Acaso un día
romperemos la piel de los adobes
y nuestros dedos
poseerán la espuma.”

 

Cecilia Domínguez Luis nace en La Orotava (Tenerife) en octubre de 1948. Licenciada en Filología Hispánica, es autora de dieciocho libros de poemas, incluidas varias antologías, seis novelas y un libro de cuentos. Asimismo, esta escritora ha construido un universo narrativo que comprende tres libros de cuentos y varias novelas dirigidas al público infantil y juvenil, público con el que mantiene un contacto permanente en sus continuas intervenciones en los centros educativos de las islas. Entre estas obras se encuentran Raúl y Mónica y su devenir adolescente en La luna en el agua (2010), el viaje a la actualidad de Los niños de la lata de tomate (2012) o Mientras maduran las naranjas (2009), libro en el que la autora se acerca a la memoria de la Guerra Civil en el archipiélago.
Cecilia Domínguez Luis ha participado como ponente en diversos congresos nacionales e internacionales de Lengua y Literatura, así como en encuentros de poesía, dentro y fuera de las islas. Asimismo, ha pertenecido a varias redacciones de revistas literarias (Fetasa, Cuadernos del Ateneo, ACLrevistaliteraria) y ha colaborado en diversos suplementos culturales.
Fue presidenta del Ateneo de La Laguna durante los años 1999 y 2001. En junio del 2011 se convierte en una de las primeras escritoras en ingresar en la Academia Canaria de la Lengua y en junio de 2013 es nombrada miembro del Instituto de Estudios Canarios. Dos años más tarde recibe el Premio Canarias de Literatura, siendo, junto a María Rosa Alonso, la segunda escritora en alzarse con este reconocimiento a su amplia y significativa trayectoria. Esta dedicación a la literatura aún continúa, pues Cecilia Domínguez mantiene viva su pasión por la escritura, una pasión que, citando al poeta Luis Feria, responde a “una sed que no acaba”.

★ DE PORQUE SOMOS DE BARRO

Siento cada latido de la tierra
en un compás de fuego,
y una raíz se hunde,
entre manos de hombre y la promesa
de árbol indestructible.
La voz que no renuncia
escala cada sombra,
acumulando claridades nuevas.
Golpes de mar lejanos,
que denuncian la roca, disgregando
su fin en cada orilla.
Aleteos de lluvia entre las piedras,
que no sienten el parto
de días intemporales.
Y me uno al viento de los vientos claros
de una montaña nueva,
y ruedo con la tarde, a la redonda
espera. Me sumerjo,
y habito cada hora en el péndulo,
hasta el segundo en punto
en que amanezco.

★ DE OBJETOS
PUERTA
Algo detrás de ti.
Quizás la extraña nota
que no logré encontrar
aquella tarde,
o los labios de un río
que no sabe de ramas
ni de océanos;
el silencioso tiempo
de un corazón que sueña
ser abrazo,
o el enemigo fiel de lo que amo.
Algo.
Quizás la guerra
sin ventanas
o un puente desgranado
sobre cuatro horizontes;
el ir palideciendo
noche a noche
o el llenarse de horas
con un beso.
Algo, detrás de ti,
que no me espera.

★ DE PRESAGIOS DE SUEÑOS EN LAS GARGANTAS DE LAS PALOMAS

La vieja casa revivió en las esquinas.
Ya no era.
No quería ser junto al agua,
en el último extremo de los ojos
ni al centro de la mesa,
donde sólo se oía
aquel batir de platos y de números.
Un gran caldo de sueños
humeaba en la hoguera sin abrazos.
Los músicos enanos se disponen
para la gran celebración de la nada.
El hombre piedra de la noche
llega a la puerta.
—Todos están arriba— dije,
y los cristales
no dejaron entrar a la lluvia.

★ DE UN CIERTO SABOR ÁCIDO POR LOS DÍAS VENIDEROS
EVA
En su primera crisis de locura
recorrió la alameda
abrazando los árboles desnudos.
Luego pintó sus labios
con un carmín barato
y sonrió a la luna
en una noche eternamente suya.

ASESINATO
Sabía demasiado
y bajó sus pupilas delatoras
hacia el café con leche matutino.
Ella hojeaba entonces el periódico
y sofocó su asombro
bajo una servilleta de papel. Última hora:
Sucesos: muere un sueño
a manos de un reloj desconocido,
7 a.m. en punto, lunes, doce.

TARDE
Volcó a sus pies el oro y el incienso,
los pájaros de púrpura,
los peces del estanque sombrío,
una tarde otoñal marcada en rojo,
un sueño y una noche perdidos para siempre.
Ella miró a lo lejos
sonriente, ceñida de otro tiempo en la bruma
y se alejó despacio,
dejando en cada huella
un vacío infinito.

★ DE VÍSPERAS DE LA AUSENCIA
ATROPOS
Dime si algún día llegarás con tu carruaje
y huirá con nosotros tu corazón contradictorio,
lejos de las temibles ciudades
y los océanos oscuros.
Si pasarás por nuestros sonoros corredores
y se prometen paraísos cariciosos y tibios.

Es cierto que tememos, en la penumbra, tu mirada vacía
y que no nos consuela saber
que estás detrás de cada pupila que sonríe.

Dime a qué hora llegarás, fingiéndote inocente,
a descubrir nuestros placeres furtivos
y a esperar en silencio
el primer temblor de quien te reconozca.
Dime si amas acaso
cuando cortas los hilos de tu infinita rueca.

—Y ella tejía, con una canción mansa,
nuestro ronco rumor—.

★ DE OTOÑO DE LOS DÁCTILES VELOS
LLEGADA JUBILOSA DE NMOSINE
Escuchamos su arribo feliz al puerto luminoso.
Huésped de la espuma y la hierba,
deposita su savia liberada
en el lecho de las pardelas.
Con el rostro desnudo a la calidez de los astros
reclama nuestro ronco temor,
el vuelo suspendido en la rama incolora del aire.

Mira la tierra
donde depositamos nuestra semilla triangular
que, apenas fruto, se desangra en el barro.
Y es que nadie se atreve a morder la manzana,
hemos olvidado las hermosas canciones
y negado el gesto y las voces del júbilo.

Ella asciende
sobre nuestras cabezas vencidas
y recuerda los salmos sepultados
en nuestros corazones silenciosos.

Nuestro deseo surge y se desata en lunas.
Toda la lluvia tiene la altura de sus ojos.

★ DE FÁBULAS Y OTROS DESCONCIERTOS
PULGA TRAS LA OREJA DE ADONIS
No tengo el más mínimo
propósito de amarte.
Y mis antecedentes son magníficos.
Pregunta en los teatros,
en todas las tabernas de los puertos,
en las calles del mar,
en los parques antiguos.

Sí, no te amo, pero
es que me vence
la vocación de salto a caja abierta
y me gusta tu piel.

Quizás fuera prudente renunciar.
—Temo tus manos ágiles
sobre mi cuerpo— pero
ese aroma tan cálido
y tu vello ofrecido
en esta oscura complicidad del cine…

Oculta bajo el botón de tu camisa
esperaré el momento
de tu cuerpo desnudo
entre las sábanas.
Entonces saltaré
y serás mío
hasta que mi muerte nos separe.

★ DE Y DE PRONTO ANOCHECE
ARRIBO
Amanece,
la nave llega a puerto.
La ciudad se abre al mar.
No olvidemos el árbol ni la fruta.

★ DE ASÍ EN LA TIERRA
VERANO
El mar nos dio su claridad primera
y dolían los ojos
contemplando las olas luminosas.
El sol, esa mañana, fue un resplandor marino
y olvidamos el árbol al recibir la espuma.

Era así la estación:
los labios y la sal reconociéndose
en su primer abrazo sobre el tiempo.

★ DE SOLO EL MAR
MAR EN REFLUJO
Anoche acariciabas, lascivo, los hombros de las dársenas.
A veces, en abrazo violento, las cubrías
y esperabas un aluvión de sed que reclamase, ansioso, tu oleaje.
Ella llegó, y se tendió, desnuda, sobre el lecho de arena.
Con los ojos abiertos, esperó tu deseo
cantando, con las piedras, las melifluas canciones
de las naves fantasmas.
La luna iluminaba su pubis ofrecido
y la hoguera engendraba, de nuevo, un ave fénix
que volase, sin tregua, sobre su piel despierta.
Entonces penetraste su cuerpo entre las algas tibias
y ella te amó, y se amaron, crueles e irredimibles,
con la angustia de amar
como se ama en el último instante de la vida.
El anuncio del alba te devolvió a la sed de las mareas
y, agotado de ardor, te retiraste al bajamar más hondo.

★ DE DOCE LUNAS DE EROS
ENERO
24-25

SOBRE el lecho
un amante pregunta
por la caricia que lo aturde.
Una mano
desciende suavemente.

31
LA NOCHE ha sido hecha
para que los dioses lujuriosos bendigan nuestros cuerpos.
La mañana
nos descubre las huellas
sobre la piel que espera
a que llegue el ocaso.

★ DE PARA CRUZAR LOS PUENTES
XIII
He aquí el precio que fijamos
para cuando sea la hora
de atravesar el puente:
Mil estandartes ondearán
bajo las cuatro lunas
y pastarán cien bueyes
al pie de las colinas.
El humo de la hoguera
esparcerá su olor a ámbar y sándalo
y nublará los ojos
de los que aún nos miran.

Será al filo del día.
Sólo se oirá el mar.

★ DE CUADERNO DEL ORATE
SEGUNDO MES
Día 13
Mi memoria es un lugar oscuro
donde, de vez en cuando, surge el llanto o la risa.
Tú, en el lugar de la niebla, te difuminas entre crepúsculos de galaxias ignotas
pobladas de cráneos de elefantes, y conchas que tienen nuestros rostros.
Seguramente haya un gran dios
que ordene que la tierra se cubra de vapores y túneles,
y mujeres que hagan nacer afilados cuchillos de sus vientres
para defender a ángeles del tamaño de un pez o de un olivo.
Yo sólo sé que cada madrugada me asombra esa distancia que del cielo nos llega.

★ DE INVENTARIO (inédito)

INVENTARIO PARA TRES MUJERES

Dos mujeres, a la orilla del mar,
hablan.
Una de ellas, ayer, atravesaba un puente,
la otra dibujaba un andén.
El mar batía leve.
Dos mujeres, a la orilla del mar,
hablan.
Sus voces se asemejan a un aleteo de aves
o al hervor de la espuma.
Pasean por la playa
niños, hombres, mujeres
y algún dios distraído.

Dos mujeres, a la orilla del mar,
hablan.
Lejos, otra mujer descubre una canción
sobre puentes y andenes.

Sigue batiendo el mar.

★ DE LA PIEDRA Y EL OBÚS (inédito)

IX (La piedra)

La mujer coge el fruto.
El hombre coge el fruto.
Curten, hombre y mujer, las pieles
y se asustan los dos con las tormentas.
En las noches de estío
reposan bajo el cielo raso
y se preguntan por qué no les es dado
habitar en el domo que los cubre,
por qué ese miedo al sol y a los relámpagos.
Por qué su amor al árbol y a la lluvia.

Ignoran que están hechos
a imagen y semejanza de la tierra.

★ DE MIENTRAS MADURAN LAS NARANJAS
Aquella mañana nos despertó un repique de campanas. Estaban tocando en todas las iglesias del pueblo. ¡La guerra había terminado! Mucha gente se echó a la calle y se organizaron desfiles donde iban los de la falange con el brazo en alto y cantando a toda voz la victoria de Franco y los suyos.
Nosotras permanecimos en casa y yo volví a sentir miedo. Todo había terminado pero, ¿y los tíos? ¿Regresarían por fin?
Tocaron a la puerta y yo me sobresalté, corno siempre. Cualquier golpe en la puerta era para mí el anuncio de algo malo y aquel día no me equivoqué. Habían apresado a mis tíos en Valencia. No les había dado tiempo a huir en un barco y ahora los devolvían a Fyffes.
—Al menos podremos verlos —dijo nuestra madre —. ¿Y Nicolás?
—No, a él aún no lo han trasladado.
El muchacho que había traído la noticia trabajaba con el antiguo jefe de mi tío Juan y nos informó de que había sido él quien lo había mandado con el recado.
—Dile que le estamos muy agradecidos —le dijo mi madre al despedirlo.

Fue muy triste no poder abrazarlos cuando aquel fin de semana pudimos ir a verlos.
Salieron juntos y nos sonrieron con una alegría que nos hizo olvidar por un momento que estaban presos. Pero allí estaba el muro y los dos metros de pasillo que nos separaban, y la algarabía de voces que apenas permitían comunicarnos.
—¿Están bien? ¿Seguro que están bien? —repetía mi madre.
Tía Amalia había llevado a Berta y a Daniel que, cuando vieron a su padre, abrieron mucho los ojos como si se asombraran de reconocerlo y luego, Daniel empezó a poner caras muy raras y rompió a llorar.
—Llévatelo fuera —me pidió mi tía a punto de llorar ella también.
Yo levanté la mano en un gesto de despedida y mis tíos, sonriendo, me dijeron adiós.
— ¡Adiós, muchachita, hasta la vista!
Cogí a Daniel en brazos, salí del empaquetado y respiré hondo. Había olvidado aquel olor a humedad y a rancio que sentí en la primera visita, hacía ya casi tres años, y el volver a respirarlo me produjo náuseas.

El soldado de la puerta me miró muy serio. Tenía el rostro muy moreno, como quemado por el sol de muchos días, los ojos hundidos y cansados, y apretaba los labios como si quisiera esconder algún secreto.
No me dijo nada. Solo me señaló un banco de madera que estaba adosado a una de las paredes del pasillo de entrada.
Me senté y puse a Daniel a mi lado. Aún lloraba y entonces lo senté sobre mis rodillas.
— Si dejas de llorar te cuento un cuento muy bonito de un niño y un caballo…
—Mejor es que lo saques fuera —me dijo el soldado. Y, por el temblor de su voz, pensé que él también estaba a punto de echarse a llorar.
Salí y fui hacia un descampado que estaba al lado de la prisión y, para entretenerlo, empezamos a coger piedras y a tirárselas a una lata oxidada que había por allí.
No pasó mucho tiempo cuando vi que estaban saliendo todos. Ya se había acabado la visita. Tía Amalia, del brazo de mi madre, se enjugaba las lágrimas con un pañuelo. Lupe tenía los ojos bajos y los labios apretados y Berta miraba a un lado y a otro como si buscara algo con desconsuelo.
—No te preocupes, Amalia. Yo iré con Maria. Hemos recogido firmas, hasta la del obispo. Seguro que lo conseguimos

★ DE DÍAS DE ABRIL
EL MAR, LA MAR
Cuando notó el tirón del sedal entre los dedos, Gabriela sintió como un bullir de alas en el estómago. Ni siquiera tuvo voz para decírselo a su tío que, a su espalda, en la popa de la barca, fumaba una vieja pipa mientras esperaba pacientemente a que algún pez despistado, curioso o hambriento, mordiese su anzuelo.
Se preguntó si Santiago, el protagonista de “El viejo y el mar”, una novela que había leído el curso pasado en el Instituto, habría sentido la misma sensación cuando pescó su primer pez. Él también decía la mar, como su tío. Recordó entonces, casi punto por punto, las palabras que aquel viejo pescador se decía a sí mismo mientras esperaba su gran pez:”…Cada día es un nuevo día. Es mejor tener suerte. Pero yo prefiero ser preciso. Luego, cuando venga la suerte, estaré dispuesto”.-
Ella también lo estaba. Además, le había costado mucho convencer a su familia, sobre todo a su madre, de que lo que ella quería ser era pescadora. Pero no de orilla, como su abuela, ni tampoco de las que venden pescado en el mercado. No. Ella quería salir a pescar en un barco, como lo había hecho su padre y ahora su tío.
No pudo evitar cierto remordimiento cuando vio que la preocupación y la tristeza afloraba a los ojos de su madre.
– El mar es muy traicionero. Cuando menos te lo esperes te tragará. No quiero que vayas y te pase como a tu padre. Además, eres una…
– Sí, ya sé que me vas a decir que soy una chica y que la mar es cosa de hombres. Pero todo cambia, mamá, y ya las mujeres tenemos más oportunidades para hacer lo que creemos que somos capaces. Tú sabes que hay mujeres albañiles, cirujanas, físicas, toreras… Y, por ahora, sólo voy a ir con el tío. Él me enseñará todo lo que conoce del mar y de la pesca y tú sabes que, después de lo de papá, no se aleja mucho de la costa.
– Sí, claro… Pero yo sé que te entrará el “veneno del mar” y ya nada podrá quitártelo de la cabeza.

Aunque Cecilia Domínguez no se encuentra del todo conforme con su primer libro de 1977, Porque somos de barro, un libro sincero y espontáneo, según ella misma indica, este es un poemario que muestra ya una concepción poética que irá desplegando en años venideros mediante una voz que, con reverberaciones musicales, procura anunciar los paisajes que el ojo mira o sospecha y que la poeta vive o imagina. Una voz que busca el más allá de lo visto y de lo vivido y que tiene la capacidad de palpar entre el barro los sentimientos. con ello se está procurando decir que sus poemas son auténticas revelaciones de una poeta que va construyendo universos en los que ella pueda habitar, siquiera por un instante. Hay una íntima relación de la poeta con la naturaleza. Esa correspondencia será uno de los más significativos signos de esta autora: en el encuentro del yo con las cosas encuentra la plenitud. Y va en busca de la plenitud a partir de un punto que se halla marcado por las sombras de la soledad y de la ausencia. Son bastantes los poemarios en donde la idea del viaje prevalece. Pero siempre, siempre, en esa andada travesía habrá ansias de regresos ideales: regreso de amanecer, de vida nueva en la que se junten, por fin, al amante con la amante que espera. Es una espera intemporal que no podrá medirlo ninguna circunstancia porque el poema se ha plegado a las enigmáticas leyes del mito. El sujeto poético se convierte en centro, y hacia él se envía cualquier agente propicio o adverso: el viento que separa y aleja, la noche que calma y pide silencio. La llama cuyo fuego enciende pasiones, el mar que sirve de lecho… En fin, Cecilia Domínguez ha fundamentado y modulado una concepción poética personal. Su voluntad de no quedar incluido en ningún grupo revela su vocación de mantener un quehacer poético –y literario- sin anclajes a marcas con “denominación de origen”.
JUAN JOSÉ DELGADO

El suyo (sobre Profesión de fe) es pues un libro importante, la absoluta madurez de quien recibió el último Premio Canarias de Literatura, concedido en 2015. En su lírica brilla el grano limpio y brillante después que la saranda cerniera el tamo para resolver en un poema de cuatro versos un estallido de realidad, cosecha de cereal literario de primera calidad.
Queda claro que la verdadera profesión de fe de Cecilia Domínguez Luis, una de las voces capitales de las letras isleñas y del idioma en general, es la mera poesía. Queda leído que es una mujer que no levita si no es para descreer de batallitas pasadas como creencias inmutables de generación en generación, de milenio en milenio, apuntaladas por el miedo del humano a morir sin más. Una poeta que devuelve a la especie humana, a la tierra, al páramo, al mar sobre los trigos, al barro y a la arena la propiedad divina de la que han sido enajenados por el gran ausente, que es como lo suele llamar. “Ni salmos ni sangre derramada/sin campanas al vuelo./hoy solo nos redime/el canto de los pájaros al alba.”
ÁNGEL SÁNCHEZ

Cecilia Domínguez habla sobre mujer y literatura canaria en una entrevista realizada por el periodista Manuel M. Almeida para la revista Dragaria con motivo del Día de las Escritoras 2017. La entrevista en su totalidad puede leerse en el siguiente enlace:
https://dragaria.es/dia-escritoras-2017-16-autoras-canarias/2/
Asimismo, la autora habla sobre la poca presencia de escritoras en la historia de la literatura en el marco de las jornadas “Bucio 2017 – II Foro Tamaimos”, organizadas por la Fundación canaria Tamaimos en colaboración con el Ayuntamiento de Agüimes.
“Islas, mujer y literatura”, charla impartida por Cecilia Domínguez en Agüimes en el 2017.

Islas, mujer y literatura (charla sobre la invisibilidad de las mujeres en la literatura).

➢ La pasión de los días, el blog de Cecilia Domínguez Luis.
http://ceciliadominguezluis.com/

➢ Entrevista a Cecilia Domínguez en Canal6 Teidevisión

➢ Entrevista a Cecilia Domínguez en Buenos Días Canarias 1:18:06 – 1:29:00

➢ Discurso de Cecilia Domínguez Luis en su ingreso en la Academia de la Lengua Canaria de título “Jóvenes y Literatura”
http://ceciliadominguezluis.com/academia-de-la-lengua-canaria/

➢ Discurso de Cecilia Domínguez Luis en el acto de entrega del Premio Canarias de Literatura 2015
http://ceciliadominguezluis.com/premio-canarias-de-literatura-2015/

➢ Entrevista realizada por Mª Nieves Pérez Cejas

A principios de abril de 2018 y en el marco del proyecto “Una constelación de escritoras. Voces para un archipiélago” contacté con la escritora Cecilia Domínguez Luis con el propósito, no sólo de conocer más sobre ella y sobre su obra, sino de acercarme a su labor como profesora de Lengua castellana y Literatura.

Cecilia Domínguez: «Recomendaría cualquier poema a la juventud porque no es necesario comprenderlo todo sino sentirlo. Hay tantas interpretaciones como lectores. No hay que tenerle miedo a la poesía.»

Para empezar esta entrevista nos gustaría conocer algo más sobre su vida. ¿Podría destacar alguna anécdota vital, algún recuerdo, quizás de la infancia, relacionado con la lectura o con el hecho de escribir? ¿Cuándo sintió inclinación hacia la escritura?
Para entrar en el mundo literario para mí fue fundamental “la noche de los molinillos”. Yo la llamaba así porque, cuando mi hermano y yo éramos pequeños, mi abuela molía café en la cocina y, a ritmo del molinillo, nos cantaba romances, nos contaba cuentos… Ese fue mi primer contacto con la literatura, a través de la oralidad. Sin saber aún leer, pues tendría yo unos cuatro o cinco años, empecé a escuchar historias… Esas historias se quedaron en mí hasta tal punto que, cuando crecí y aprendí a leer, parte de mi tiempo lo dedicaba a buscar esas historias en el papel…

Y en ese acercamiento a la literatura parece que el descubrimiento de Bécquer influyó de manera destacable en usted.
Sí, es cierto. Tenía nueve años cuando mi padre me regaló un libro de rimas de Bécquer. Claro está que enfrentarte con nueve años a las rimas de Becquer es muy duro, porque en muchos casos ni siquiera las entendía. Sin embargo, como me había acostumbrado a los romances de mi abuela, aunque no entendiera los versos en su totalidad, esa musicalidad de la poesía de Bécquer me fue atrayendo y me enamoré de él para siempre.

Entonces… ¿las poesías de Bécquer fueron más importantes en su infancia que cualquier otro libro de cuentos, por ejemplo?
Sí, sí. De hecho, me horrorizaban los cuentos que me contaba mi abuela porque ella me contaba los cuentos tal y como eran. Así que creo que los cuentos de mi abuela fueron culpables de que se despertara en mí la vocación como escritora. Mi abuela me contaba, por ejemplo, el cuento de Caperucita de Perrault y me explicaba cómo el lobo se comía a la abuela y a Caperucita y así terminaba la historia. Claro, yo me horrorizaba ante tan trágico final y se me ocurrió que yo podía salvar el relato. Mi lobo se comía a la abuela, pero a Caperucita le puse dos pistolas y así conseguí quedarme más conforme con el cuento. A partir de ese momento pensé que si podía cambiar el final de Caperucita, podía cambiar la realidad o incluso, contar la realidad que a mí más me gustara. Fue de esta manera que empecé a inventarme mis propias historias.

Pasemos a otra faceta importante en su vida: la docencia.
Fui profesora de secundaria hasta que cumplí los sesenta años cuando enfermé de cáncer y me jubilé. Yo creo que mi segunda vocación es la enseñanza. Siempre me gustó y disfruté mucho con ella… Además, me gustaba escoger a los grupos más difíciles.

¿De qué manera trabajaba con el alumnado la literatura y, sobre todo, la poesía?
Yo tenía mi propia forma de enseñar, lo que me ocasionó algunos problemas con los departamentos de lengua a los que pertenecí… Por ejemplo, nunca pedía lecturas obligatorias a mi alumnado. En cambio, todos los jueves los llevaba siempre a la biblioteca. Allí les preguntaba: ¿a ustedes qué les gusta leer? Y ellos iban respondiendo: a mí me gustan las novelas de guerra, entonces para ti el Diario de Ana Frank; y a mí las de amor, pues para ti Primavera de una esquina rota de Mario Benedetti… Así, cada alumna debía leer un libro sobre un tema de su elección para, tras la lectura, comentarlo en clase con el resto de sus compañeros. Con esto conseguí, por ejemplo, que El Diario de Ana Frank se lo leyera toda la clase, pues el alumno que lo leyó hizo tan buena propaganda del libro que el resto se animó a leerlo. Así que casi sin darnos cuenta habíamos creado un club de lectura. El alumnado comentaba el libro, decía qué le gustaba de la novela, qué no, qué personaje era su preferido… En definitiva, la lectura no puede ser nunca obligatoria porque pierde su esencia. Debemos acercarnos a ella por placer.
Es verdad que en aquella época yo solía impartir clase a los grupos de diversificación curricular. Así que el día que me tocaba dar poesía entraba a clase recitando las rimas de Bécquer. Además, intentaba aprovechar días relevantes, como por ejemplo, el día del libro para hacer alguna actividad que pudiera interesar al alumnado. Así, un 23 de abril repartí a los alumnos diferentes autores y autoras relevantes: Góngora, Quevedo, Carmen Martín Gaite… La actividad consistía en que cada uno debía interpretar al autor o a la autora que les hubiera tocado con el propósito de que después participaran en las clases de otros cursos recitando los versos de cada uno de ellos. Así conseguía que se acercaran a los escritores, los conocieran y se aprendieran sus textos. Para ellos era un juego y estaban aprendiendo literatura.
Había que inventarse cosas sobre la marcha. En otras ocasiones, cuando teníamos que trabajar gramática, elegía un poema para que el alumnado localizara todos los sustantivos. Después, debían cambiarlo por otros nombres abstractos, como un sentimiento o un deseo. El ejercicio daba como resultado versos como: “Me he sentado en la esperanza…” Así, el alumnado se aprendía los sustantivos y creaba poemas preciosos, conviertiéndose en poetas.

Esta experiencia con el alumnado no la ha abandonado por completo, porque ahora dedica parte de su tiempo a visitar institutos y a charlar con los y las estudiantes. ¿Qué le ofrece este contacto con el alumnado y que ofrece usted?
Yo creo que ellos me dan más a mí que yo a ellos. Yo aprendo muchas cosas porque los estudiantes son muy críticos. Por ejemplo, ver cómo reaccionan ante determinadas lecturas te permite saber cómo son ellos en realidad.

¿Considera que este contacto con los y las adolescentes ha influido de alguna forma en su obra?
Sí, sí, por supuesto. Mira, yo no creo en la literatura juvenil. Considero que un chico de catorce años puede leer, por ejemplo, La metamorfosis de Kafka. Por supuesto, su lectura será más o menos superficial, pero esto no importa. Lo que importa es la lectura. Y eso creo que debemos tenerlo en cuenta porque parece que estamos infravalorando el nivel del alumnado. Por otro lado, te comento que hace algún tiempo presenté un libro de Juan José Delgado, una recopilación de cuentos canarios contemporáneos. En la presentación me encontré con unos representantes de la editorial Alfaguara y me pidieron una novela para jóvenes. Así fue cómo surgió La luna en el agua. Yo tenía una historia en mente, una historia, por cierto, bastante truculenta, cuyo protagonista era un alumno de mi grupo de diversificación. Tras pedirle permiso al alumno, ficcioné la historia y la novela se acabó publicando. Pasó el tiempo y el año pasado me invitaron a dar una charla al IES Barranco Las Lajas, instituto al que había pertenecido el alumno que había inspirado la novela. Nada más llegar coincido con un hombre por fuera del centro que se acerca a hablar conmigo. Ese hombre era mi antiguo alumno, que venía a escuchar la charla. Fue muy emocionante ver cómo el protagonista participaba de este encuentro, leyendo un trocito de la novela de la que él era personaje.

Estos adolescentes viven en una sociedad en la que la protagonista es la imagen, el ruido. ¿Qué importancia cree que tiene la palabra en la sociedad actual, sobre todo, para estos jóvenes a los que, en muchas ocasiones, les cuesta tanto expresarse?
Creo que lo importante es que los jóvenes oigan hablar al otro en persona. Es decir, es fundamental la voz humana que no está pasada por pantalla, porque llega mucho más, sobre todo, cuando se sabe transmitir. Por eso, yo no doy charlas, yo pregunto. Intento establecer un diálogo con los estudiantes. Con ello consigo que muchas veces las preguntas sobre la novela den paso a cuestiones vitales más profundas, por lo que surge un diálogo mucho más enriquecedor.

En relación a su obra, ¿podría hablarse de que ésta responde a una biografía vital literaria, es decir, su obra podría, de alguna manera, explicar sus diferentes etapas vitales?
Mi obra poética, sí, porque pienso que escribir poesía es empezar a conocerse uno mismo. Todas mis preocupaciones, mi manera de ver la vida, cómo yo soy un producto de lo que me rodea, de mis circunstancias…; todo eso está presente en la poesía. Porque en la narrativa yo cuento historias, aunque es cierto que me implico mucho porque cuando estoy elaborando un personaje, yo siento que soy el personaje porque si la autora no se cree a ese personaje, el lector tampoco se lo va a creer.

Entonces, ¿sus personajes tienen siempre algún tinte autobiográfico?
No, en absoluto. Todo lo contrario. Yo tengo la idea de cómo va a ser ese personaje, pero en muchas ocasiones, no tengo nada que ver con el personaje en cuestión. Y ahí está la magia de la literatura.
Por ejemplo, en El Sepulcro vacío creé al personaje de Matías, un jardinero semianalfabeto. Disfruté muchísimo, sin embargo, el personaje de Isabel me costó mucho porque se trataba de una señora casi fanática de la religión, cuyas creencias no tienen nada que ver conmigo.
Por otro lado, cuando te propones hacer una novela, como en el caso de El marqués de la quinta roja, hay que tener en cuenta la labor de investigación. Sólo así podemos crear una novela ambientada en un siglo determinado, en este caso el siglo XIX. A través de esa labor, a veces ardua y complicada, conocemos cuál sería posiblemente la forma de pensar de una persona decimonónica, o la influencia nefasta de la iglesia en la época, o la consideración que se tenía de la mujer. En este sentido, me interesaba mucho incluir en esa novela los tres prototipos de mujer: la abuela, una señora muy culta, pero que vive en silencio dominada por su nuera; la nuera, mujer férrea y fervientemente católica; y Andrea, novia del protagonista y que corresponde al prototipo de mujer liberal que quiere estudiar y diferenciarse del concepto de mujer florero de la época. Para mí los personajes femeninos eran muy importantes porque quería reflejar la figura de la mujer del XIX.

Y llegamos a la actualidad y a su incursión semanal en las redes sociales… Porque cada semana nos regala en facebook unas pequeñas fábulas de opinión.
Sí, para mí se trata de un divertimento. Más que fábulas son décimas, versos que contienen una crítica sociopolítica. De pequeña solía leer muchas fábulas de Samaniego e Iriarte, por lo que me resulta muy familiar utilizar este tipo de textos para opinar sobre los diferentes acontecimientos que ocurren. Obviamente, no se trata de textos poéticos, porque en ellos no busco la estética, sino que mi propósito es transmitir un mensaje sobre temas actuales que me preocupan.

Parece que uno de los temas de actualidad es la aceptación del uso de la violencia en diferentes ámbitos. ¿Qué cree que ocurre en esta sociedad? ¿Por qué esta normalización de la violencia y la barbarie?
Al respecto tengo un libro de poesía que se publicará en breve y que lleva por título La piedra y el obus. Este libro está dividido en dos partes: la piedra, que representa al hombre de la Edad de Piedra, y el obus, que hace referencia al hombre actual. La primera parte de la obra es un reflejo de la segunda, a pesar del salto temporal que las separa. En los dos últimos poemas se enfrentan el hombre del obus y el de la Edad de Piedra, que está en una vitrina en un museo. Se establece un diálogo entre ellos que nos muestra qué poco ha cambiado el ser humano. Antes, el hombre blandía el hacha; ahora, tiene la bomba en su poder y en ambos casos el instinto de dominación permanece.

¿Ese sentido de barbarie podemos encontrarlo también en su último libro Profesión de fe?
Profesión de fe es un libro que me ha traído muchos quebraderos de cabeza porque es un libro contra la barbarie ejercida a través de Dios. Es un cuestionamiento del Dios cruel, inhumano del Antiguo Testamento. En este sentido, mucha gente me ha dicho que es un libro ateo. De hecho en mi presentación del libro en La Orotava, tras la lectura de varios poemas, parte del público abandonó la sala.

De sus obras líricas, ¿cuál recomendaría como lectura para un público juvenil?
Creo que recomendaría Bestiario o Sólo el mar, aunque cualquier poema estaría bien, porque no es necesario comprenderlo todo sino sentirlo. Hay tantas interpretaciones como lectores. No hay que tenerle miedo a la poesía.

Para finalizar, me gustaría saber qué opinión le merece este proyecto sobre escritoras canarias. ¿Considera que es necesario? ¿Debemos seguir contribuyendo a dar visibilidad a estas voces?
Por supuesto que sí.
Resulta curioso. Este año Pino Ojeda ha sido la protagonista del Día de las Letras Canarias. Antes de este reconocimiento prácticamente nadie sabía que esta escritora fue finalista del Premio Nadal y del Premio Adonais, además de una extraordinaria pintora. Pino Ojeda era una persona totalmente desconocida. Así que por supuesto que sigue haciendo falta reivindicar a todas estas mujeres.
Yo pude conocerla personalmente, en un encuentro en los años 90, en un congreso de mujeres, precisamente. En este tipo de congresos siempre salgo mal parada porque yo no creo en la literatura femenina, por lo que mi ponencia sobre el tema no suele ser bien recibida. Sin embargo, ese día Pino Ojeda me escuchó y me dijo que había sido muy valiente, que había defendido muy bien mis ideas y que ella pensaba de manera similar a mí.
Me pareció una persona muy cercana, con mucha vida y con mucho dolor detrás. Un dolor originado quizás por la temprana muerte de su marido, que quizás nunca superó. Sin embargo, al mismo tiempo, era una mujer con una gran fortaleza y una gran personalidad. Así que cuando me enteré de que el Día de las Letras Canarias homenajeaba a Pino Ojeda, me dije: “ya era hora.”

POESÍA

➢ Porque somos de barro. Santa Cruz de Tenerife, Ed. Taiga, 1977.
➢ Objetos, Santa Cruz de Tenerife, Taiga, 1981.
➢ Presagio de sueños en las gargantas de las palomas, Santa Cruz de Tenerife, CajaCanarias, 1982.
➢ Un cierto sabor ácido para los días venideros. Santa Cruz de Tenerife, HA/Editor, 1987.
➢ Víspera de la ausencia, Madrid, Ed. Libertarias, 1989.
➢ Poemas 1981-1992. (Antología). Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias 1993.
➢ Y de pronto anochece. Santa Cruz de Tenerife , Ed. La calle de la costa, 1997.
➢ Así en la tierra. Santa Cruz de Tenerife, Ed. Globo, 1999.
➢ Solo el mar. Ed. Cabildo Insular de Tenerife y C.O.A.C., 2000.
➢ Doce lunas de Eros. CajaCanarias-Ed. La Palma, 2000.
➢ Octubre. (Antología), Santa Cruz de Tenerife, Ed Baile del sol, 2003.
➢ Poemas. (Antología). Santa Cruz de Tenerife, Interseptem, 2003.
➢ Azogue. Santa Cruz de Tenerife, Ed. Baile del sol, 2005.
➢ Para cruzar los puentes. Santa Cruz de Tenerife , Ed. KA, 2006.
➢ El libro de la duda. Santa Cruz de Tenerife, Ed. Idea, 2007.
➢ Bestiario. Santa Cruz de Tenerife, Ed. Baile del sol, 2008.
➢ La ciudad y el deseo. Santa Cruz de Tenerife, Ed. Idea, 2009.
➢ Cuaderno del orate. Madrid, Ed. La Palma, 2014.
➢ Profesión de fe. Santa Cruz de Tenerife, Ed. Baile del sol, 2016.

NARRATIVA

➢ Futuro Imperfecto (libro de cuentos). Madrid, Ediciones La Palma, 1994.
➢ El sepulcro vacío (novela). Las Palmas de Gran Canaria, NACE, 2015.
➢ El viento en contra (novela). Santa Cruz de Tenerife, Ed. Resma, 2002.
➢ Entre Tejados (cuentos para niños). Santa Cruz de Tenerife, Ed. Interseptem, 2004.
➢ Días de abril (cuentos para jóvenes). Santa Cruz de Tenerife, Ed. Interseptem, 2005.
➢ Fompi (cuentos para niños). Santa Cruz de Tenerife, Ed. Interseptem, 2005.
➢ Fompi y Lío en la montaña de cristal (novela infantil). Santa Cruz de Tenerife, Interseptem, 2006.
➢ Mientras maduran las naranjas (novela). Las Palmas de Gran Canaria, Cam-PDS, 2009.
➢ Yara (novela corta juvenil). Las Palmas de Gran Canaria, Cam-PDS, 2010.
➢ La luna en el agua (novela juvenil). Madrid, Ed. Alfaguara, 2010.
➢ Aquel verano (novela juvenil). Barcelona, Ed. Viceversa, 2010.
➢ Los niños de la lata de tomate (novela). Madrid, Alfaguara, 2012.
➢ Si hubieras estado aquí (novela). Santa Cruz de Tenerife, Ed. Aguere-Idea, 2013.

ENSAYO

➢ Miguel Hernández-Pedro García Cabrera, dos poetas en una guerra. Instituto Cultura “Juan Gil Albert” – Alicante 1993.
➢ “La salvación por la palabra”, en Utopía, Modernidad y Ciencia. Cuadernos Ateneo-La Laguna Tenerife 1999.
➢ “¿El canon en la poesía escrita por mujeres?”, en La poesía escrita por mujeres y el canon. Cabildo Insular de Lanzarote, 1999.
➢ “Rafael Arozarena: la palabra y la magia”, en Homenaje a Rafael Arozarena. Ed. Ayuntamiento de Haría- Lanzarote, 2001.
➢ “En torno a los poetas de Más que el mar”, en Cuatro propuestas críticas. Santa Cruz de Tenerife, Ed. Baile del sol, 2003.

Lengua Castellana y Literatura (LCL)

1º ESO

Cecilia Domínguez SA

IES VIERA Y CLAVIJO