Texto: Daniel María
La Laguna (1928-1921)
“Yo perdida soy ángel
remonto el azul
y serenos caen los astros
vestida de dagas
entierro el ataúd.
Noche que acercas tus solares ojos
a esta diva que va hacia el páramo
desde allí la soledad
transmigra en olas quietas”
Olga Rivero Jordán nació en La Laguna (Tenerife) en 1928 y falleció el 14 de abril de 2021. De formación autodidacta, fueron claves sus visitas cotidianas a la biblioteca del Instituto de Canarias. Entre sus antecedentes familiares se encuentra el lingüista y literato José de Anchieta. Olga Rivero Jordán trabajó como telefonista y tuvo una adolescencia difícil por la situación económica y social de su familia, marcada por el desgarro franquista. Su padre, Luis Rivero, primer teniente alcalde del Ayuntamiento de La Laguna, fue preso gubernativo hasta su liberación, realizó trabajos forzados, pasó por la prisión de Fyffes y se le incautaron varias fincas y propiedades, lo que marcó sensiblemente a su familia.
Al visitar a su hermano Joaquín, maestro en Los Llanos de Aridane (La Palma), Olga Rivero Jordán conoció al músico y trabajador de la banca Mariano Luis, con quien contrajo matrimonio. Su vida experimentó un giro a su vuelta a Tenerife a mediados de los 70, donde poco a poco lograría entregarse a su pasión poética.
Por estos años inició una tertulia en el Ateneo de La Laguna con poetas jóvenes y comenzó a publicar sus textos en las revistas Artymaña, El buey de las estrellas, Campus II, Aquel Viejo Noray, Taramela, Menstrua Alba, Poesía (revista venezolana de poesía y teoría poética de la Universidad de Valencia, Venezuela), El Taller, El Vigía, así como en los diarios La Tarde (Revista Semanal de las Artes), Diario de Avisos, El Día y La Gaceta de Canarias (Gaceta de Arte y Literatura). Aparece en la última antología de poetas canarios editada por el Ateneo Obrero de Gijón (Asturias) y en Antología de la Poesía Canaria de Antonio Arroyo y Domingo Acosta Felipe para la revista Isla Negra nº 202. A su vez, la revista especializada Orizon Literar Contemporan tradujo al rumano una selección de sus poemas. Actualmente goza de gran divulgación en Latinoamérica gracias a autores simpatizantes de su obra que la han hecho llegar a Chile, Venezuela, México y Argentina.
Es autora de Los zapatos del mundo (1982); Las llamas rápidas de la sangre (1995); Girándula (1993); La imaginista de sueños (2003); La ciudad soñada (2003); Poesía inédita 1977-2004 (2004), que contiene cinco poemarios: La piel del bosque, Solo de siluetas, Poemas a los cuadros de una exposición de Grecy Amores, Lenguas de lluvia y Esgrima de espejos; la trilogía El sentir de la hoguera, Hiladora de luz y Mares (publicada en 2006) y Memoria azul (2009). Sus obras han sido atendidas por eminentes escritores como Isaac de Vega o Carlos Pinto Grote, ambos Premios Canarias de Literatura. Además de Pérez Só, Freddy Crescente, Antonio Arroyo Silva, Juan José Delgado, Antonio Jiménez, Roberto Cabrera, Jorge Rodríguez Padrón y Daniel María, que trabaja actualmente en la edición del último libro inédito de la escritora. En 2018, la Asociación Tinerfeña de Escritores le concede el Premio Victorina Bridoux de las Letras al conjunto de su obra.
De La piel del bosque (1977-1986) incluido en Poesía inédita (1977-2004) [2004]
TRAPECISTA
Por la seca laringe de la sangre
espigas florecen
sin mediar voz eligen los arroyos
donde el cardo no pica.
Al iniciar nuevos bailes
las hienas explayan sus saltos
y una emperatriz
con zapatillas doradas te saluda
allá arriba
donde la hierba enrojece
largas medias encogidas al vapor del vacío.
De sus bocas el grito
llena de rabia los estanques
o la visión de estar
cerca del suelo.
Caída mortal de las sílfides sin piernas
el alambre no tiene fin.
Ser a veces etéreo
y navegar en las falsas colinas del sufrimiento.
El payaso deja correr el perfume blanco
de sus descascados ojos
Liba su misma carne porque las bailarinas han parado,
ven los menudos confetis de la muerte.
Acostados
se besan en la carpa.
SILENCIO
No sé si hubo
palabras,
un escalofrío de placer
inundó el parque
lleno de serpentinas,
también tembló
tu voz.
Y de tanto reírse
la tarde
cayeron los astros
de mi traje roto.
GUSANOS
Gusanos estampados
en mis sienes de cien,
cortinas como espadas
atravesaron mi casa de mosquitos caribeños
la locura fue puesta de manifiesto
en los mostradores aterciopelados
cayendo sobre el cuerpo las serpientes amorosas
libando así los sedentarios días de una dama
que pasaba de ser soga a ser
infinitamente delicada.
Fue quizá la música de jazz
la que resonó en mis aledaños laterales
ciempiés con cola de piano
en las hermosas cuerdas del saxo
siguieron oyéndose
más distanciados encima del cielo
las notas de los pasos
por el filo del viento.
Fueron los días más auríferos
de mi exiliada criatura
posponiendo los gratos sonidos
a mis fieles cucarachas
que me acompañaron toda la velada
y fui tan feliz como lo fueron mis cuatro abuelos.
Ya se está terminando este redondo día
y en este cielo de pluma
que yace en mi mano
ya no necesito oírte otra vez.
Los edredones no se asustan de las octavas prisas
donde se muelen mis sentimientos
mis llantos los olvidé
hace miles de años.
ESCÁNDALO
Mi voz te sigue por encima de tu sombra
tus pasos también aletean
al inicio del descorche,
la seda cae a los precipicios de mis pies,
como mariposas cosquillean
en el centro de tu redondel de escarlata.
A media luz tu encarnizado chapoteo
de lácteas venas que te gritan aturdidas.
Es mejor rociar las carnes,
tenderlas vencidas
y que lleguen a ellas
los nervios calientes de un cauce de luz.
Punzante herida
que penetra el éxtasis
rebosan de hinchados labios
sus burbujeos lamen histéricos rincones,
se adentran en cunetas de espasmos.
Dulce siempre,
no mermaré los deseos,
ellos están ahí,
en el gemido.
CLARIDAD
Te perdí en la claridad
como una esponja seca.
Poco a poco el cuerpo
se vuelve a nutrir
de vanas esperas.
Por el vago horizonte se desnuda tu piel
en mitad del sol
dentro de tus cejas
te palpé la frente.
Recostada fingí dormir
estatua esculpida en mi cuerpo helado
resbalan
por el enmarañado bosque
tu silueta y el sol.
De Solo de siluetas (1987-1990) incluido en Poesía inédita (1977-2004) [2004]
DESPUÉS DE QUE SEA TARDE
Después de que sea tarde
después de que no hagas falta.
Después
vendrás deprisa.
Pero aún así
ya será tarde
y cerca de mí
desasiéndome
en los huecos profundos
de un ropero.
Sola
en mi multitud
como una curva sin recta
impalpable
me revuelvo en los latidos
del viento.
Y después de que sea tarde
y cuando de aquí me desprenda
y mi alma ya se hunda
sin pasillos
sin regresos.
De Poemas a los cuadros de una exposición de Grecy Amores (2001) incluido en Poesía inédita (1977-2004) [2004]
LA BOA
Si Cleopatra resurgiera
de entre las espinas de la boa
rozando su pubis eterno
y su camino espinoso
sería un camino seguro
que a ella sólo la transforma
púas que la penetran hasta el fondo
del aullido
ese talismán que todas deseamos
pasar las manos y sus anillos de Venus
no hacerle daño al amor.
VEINTE SEXOS
Y uno menos en el centro del Astro
me llamabas Constelación
río de la noche
despojado el esplendor
así quedó
amarillo en la tarde.
GRIS
Dónde estás mujer gris
yo te pondría Juan Gris
con dos cabezas y el reflejo
de tu doble mano
y esa tarde también gris
en perfecta armonía alegan tus bocas
cantos a la horca
alguien quiso asesinarte
dos veces.
LEVITABA
En el lago azul
senos que resplandecen
como fuegos fatuos
esfinge amada
sapos anillados
cabellera que mira la muerte
despierta antes del martirio
sus gritos de agua ahogo
en la bocanada última
querer deslumbrar al sol
reto de Ofelia desapareciendo
del espejo del cielo.
De Lenguas de lluvia (2002) incluido en Poesía inédita (1977-2004) [2004]
OSCURA IMAGEN
Mi oscura imagen trasbordo
apura el talismán cristalino
las mareas
la sal satisface mi lengua
hervida la antorcha
se guisarán los sabores
sobre el aparador
la vela describe
olores sacrílegos.
No más beber el alba toda blanca
navega el humo pernicioso
agota la vocal o único universo
ante el difamador diabólico.
De Esgrima de espejos (2002) incluido en Poesía inédita (1977-2004) [2004]
FUGA
Él sigue su fuga
es real
nadie comulga
sin una gargantilla
donde note
el aroma del sueño.
Llego a los ojos
duermo bajo las lilas
violáceo color del entresuelo
mi alma tirita
por rendijas de fuego
mi sudor lo comparto
en medio está la espuma
con rasgos aparentes de locura.
Tanto deseo para dormir sola
la luz del pensamiento brinca
te cojo la mano
esa mano morena
pero yo duermo en un sofá escarlata
los querubines siguen el parpadeo
de mis pies fugados
a la orilla de un estanque muerto.
FRÁGIL
Y ya alta mira
sostiene tu peso frágil
pero sé que estás ahí
frunciendo la herida
no sangra pero duele
y es tanto el ardor
que llega a las fauces.
Torrente o cueva
atrae mi cuerpo
a ese tabernáculo sombrío
y una sola mirada
levantará el dedo
fundido y crepitando
quemaremos los recuerdos
fueron cascadas al bajar el temblor
los sonidos sostienen
la voz de tu silencio
carraspeo mi bien
recibido adonis.
CIELO VACÍO
Hay un cielo vacío
donde los muertos no hablan
llega a nuestro sentido
el olor de la ausencia
mientras los tímidos hacen altares
con palabras de flores
cuyas espinas devoran
al más suspicaz.
Dentro de las efemérides
la soga de la tierra
va brincando de lado a lado
Recoge los restos de hojas secas
capricho mal estimulado ídolo
razones tienen los vientos
ellos no se detienen
largos sinfines acotan el fuego
recoge el averno
ya la quema se surte de símbolos
cuadros imperfectos
que lograron sacarlo de su voraz boca
inserto el calor que se desprende
llameante.
Tú y mi pecho son el ronquido
de ese beso que no has dado.
ESTATUA
Mando a hacer una estatua
de blancas guedejas
cuando mi mano se estira
pausada va lenta
a pelar el viento
ladera abajo
se escurre ese infierno
el pedrusco
te da mortal lividez
ya inerte
el cráter corre
a desviar el magma
salvas se oyen
a socorrer las llamas
y en mitad de la voracidad
te llamo amor.
LUCES
Nadie escucha el vocerío de las luces
los cafés languidecen
al igual que las cervezas
incontenible río de manos
santiguan las mesas
debajo los gritos
un perro husmea la carrocería de su piel.
Se abre el cielo
aparece como silbido
el barman de turno
el vaho turba y emborrona
la cabellera sedienta del mostrador
tañidos de una socarrona bocanada de música
barren los pensamientos
almidonados del cruasán
tintineos postizos derriten el encanto espumoso
afuera olor a bestias de gasolina
exprimen las baldosas acrílicas
del transeúnte de medianoche
que palidece ante el neón de la muerte.
Carta de Jorge Rodríguez Padrón: Leyendo he recordado el mundo de la poeta uruguaya Marosa di Giorgio, con el que creo el suyo establece un sugestivo paralelo o reflejo, desde esta ladera del idioma. No sé si conocerá la obra de di Giorgio (lo digo porque hace muy poco que se ha publicado en España); pero creo que valdría la pena que se encontraran –siquiera a través de la lectura– con alguien que yo entiendo que es su alma literaria gemela.
Isaac de Vega (Prólogo a Girándula): De repente has querido estar sola, todos se han ido. En una ancha pamela, que tiene una cinta verde, vacías el contenido de una larga bolsa antigua de terciopelo de un color violáceo, suave, y multitud de objetos caen sobre el cuenco y rebosan por sobre las alas. Lo tomas por ellas y lanzas al aire, a la altura, los montones de cosas, de flores, de papeles recortados, de muñequitos, de bolígrafos y de vacías copitas de licor. Caen lentos y tú vas viendo cómo se distribuyen sobre los mosaicos del suelo. Los cambias de lugar tras contemplar el paisaje que configuró el azar; pones esto más allá, lo juntas con aquello… Misteriosamente alguien de fuera en su momento también arrojó hacia la altura, en tu mismo tiempo para que no te apercibieses, otra profusión de cosas, que ya sobre los mosaicos aparecen mezcladas. Miras las fantasiosas figuras, las transformas, las mueves con los sensibles dedos.
Marian Montesdeoca (Prólogo a Poesía inédita 1977-2004): Nos conduce a la vida, a la vida total, cargada de risas y de agudísimos dolores. Somos suyos y a la vez se nos regala vestida de muchacha insolente, perpetrándonos una seducción cargada de inconsciencia, una seducción que a través de sus versos se transforma muchas veces, y casi imperceptiblemente, en una melancolía antigua y universal.
Antonio Arroyo Silva: (…) no hay palabras mágicas. Es la magia de las palabras con su hambre y su sed repintadas de cereza, que Olga recoge de la escarcha, después de la nevada del desasosiego. Así que me siento a la mesa, me vierto en el café con leche y Olga, desde el silencio, va llenando el vacío con las frutas prohibidas de todos los paraísos.
Roberto Cabrera: La prosa poética de Olga Rivero es una plaga vegetal que nadie sabe si es casi una hiedra que acabará ocultando por completo la crudeza y los contornos alambicados de unas décadas que aún no le han devuelto el primitivo hogar de sueños, aquel que robaron a todos los proscritos y que quedó tan imaginistamente plasmado por López Torres en su poema “Las Moscas”.
Freddy Crescente (Prólogo a La ciudad soñada): Permanente reflexión acerca de la literatura, de la que se extrae la poética de la autora: la obra entendida como polifonía; la literatura como invención y como vía de exorcizar el dolor.
Juan José Delgado (prólogo a Hiladora de luz): La poeta no esquiva el poder de la videncia; es más: pretendidamente la busca mediante la alteración de los sentidos y el asalto que emprende contra la realidad habitual o lógica. Es por ello que la naturaleza descrita corresponde a paisajes en incesante transfiguración. Las visiones resultantes asombran y atraen. La escritura parece ir por delante y de acuerdo con una corriente de conciencia. No pone riendas a lo que dice ni a cómo decirlo. Toca ahora avivar la intuición, la fantasía, el ensueño; en definitiva, es el momento de que una corriente de irracionalidad transporte el pensamiento poético.
Reseña de Roberto Cabrera sobre La imaginista de sueños:
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2250605.pdf
Poemas escogidos en la revista Acta literaria:
https://actaliteraria.blogspot.com/2016/10/olga-rivero-jordan.html
Entrevista en El Día (6 de enero de 2005):
https://eldia.es/cultura/2005-01-06/1-Olga-Rivero-Algunos-entienden-da-cabeza.htm
Los zapatos del mundo (1982)
Las llamas rápidas de la sangre (1995)
Girándula (1993)
La imaginista de sueños (2003)
La ciudad soñada (2003)
Poesía inédita 1977-2004 (2004), que contiene cinco poemarios: La piel del bosque, Solo de siluetas, Poemas a los cuadros de una exposición de Grecy Amores, Lenguas de lluvia y Esgrima de espejos
El sentir de la hoguera (2006)
Hiladora de luz (2006)
Mares (2006)
Memoria azul (2009)
Prácticas Comunicativas y Creativas (PVY)
2º ESO