12. El retrato de los hermanos Millares

El Reglamento Especial y los uniformes de los alumnos del Colegio San Agustín.

En 1918, el Gabinete Literario de Las Palmas encargó al pintor Juan Carlo que se desplazara a  Madrid para hacer el que sería el último retrato al óleo de Don Benito. Un año más tarde, en 1919, también le encarga a los hermanos Luis y Agustín Millares Cubas el retrato literario de Galdós, cuando ya se sabía que su muerte estaba cercana e inevitable.

Para este magnífico retrato, sus autores se basaron en sus propias experiencias, pues aunque ellos eran 18 y 20 años más jóvenes de Galdós, habían pateado la misma ciudad que él y también habían estudiado en el mismo colegio: el San Agustín, donde su padre, el historiador, escritor y músico D. Agustín Millares Torres había sido profesor de Música de Benito en el tantas veces citado colegio San Agustín.

Además de su experiencia personal, los autores los hermanos Millares contaron con un testimonio de gran valía: el de Tomasa Pérez Galdós (una de las hermanas de Don Benito) que en aquellos momentos contaba con noventa años de edad y así lo expresaron:

«Los juegos, las acciones violentas, no le seducen: mientras sus compañeros corren y saltan y gritan en la hora del juego, él sentado en los poyos del antiguo convento agustino […] observándolo todo… para convertirlo en posterior joya literaria».

Los domingos por la mañana se le permitía visitar a su familia despertando la admiración y el orgullo de las mujeres el traje de uniforme azul con botones dorados, la cachucha con visera y sobre todo el frac con faldones, en cuyos bolsillo, al marcharse, guardaba las golosinas […] esperando la hora del paseo de la tarde, cuando los estudiantes, de dos en fila, y guiados por los profesores atravesaban taconeando marcialmente la calle de Triana hasta el muelle viejo donde se esparcían por las arenas en grupos pintorescos…»