7. En la «amiga» de Luisa Bolt

Crucifijo regalado por Luisa Bolt, su maestra de párvulos, y que Galdós conservó durante toda su vida.

Le llegó a Benitillo la edad de asistir a la escuela, y como en aquella época no existían colegios públicos en Las Palmas, sus padres lo llevaron primero a la cercana «amiga» de Doña Luisa Bolt, una mujer de origen británico que impartía clases en su propia casa de la calle Malteses. Las «amigas» eran, para entenderlo, una especie de escuelas de párvulos regentadas por mujeres que enseñaban las primeras letras y algo de urbanidad en sus propias casas.

Tanto cariño le tomó a Benitillo que, tras su marcha, le regaló un crucifijo que mantuvo consigo durante toda la vida y que hoy podemos contemplarlo en el salón-despacho de San Quintín de la Casa-Museo.

Así contestó al Bachiller Corchuelo, en la entrevista anteriormente aludida, cuando lo preguntó que dónde pasó su infancia:

[Mi infancia la pasé] en Las Palmas. Allí hice mis primeros estudios. La primera escuela en la que estudié era de un inglés. Allí aprendí la lengua de Shakespeare. Yo me he criado en un medio inglés…

En su aprendizaje de la lengua inglesa no solo fue importante su primera maestra. También lo fue Adriana Tate, una interesante y original dama de origen norteamericano llegada a Las Palmas desde Cuba con sus tres hijos: José, Magdalena y Sisita. Pero de su curiosa, interesante e intensa relación con los Pérez Galdós hablaremos más adelante. El clan de los Hurtado de Mendoza fue muy importante en la vida del escritor desde su llegada a Las Palmas en marzo de 1850 hasta el momento de la muerte de Don Benito en la casa madrileña de su sobrino José. [Ver el siguiente capítulo: ¿Con quién vivió Benito Pérez Galdós?]