9. Pérez Galdós y la música

En la Casa-Museo Pérez Galdós, podemos ver el piano (y el armonio) de Galdós.

En la Casa-Museo Pérez Galdós, podemos ver el piano (y el armonio) de Galdós.

Otra de las artes que cultivó Galdós desde la infancia fue la Música. Manuela, la más pequeña de sus hermanas, recibía clases de piano en la casa familiar y viendo que Benito se interesaba mucho por lo que ella hacía, al marcharse el profesor, le iba trasladando a su hermano los conocimientos que ella recibía.

Mientras que no se conocieron artistas plásticos en la familia, el arte musical sí que era cosa de familia, pues, además de Manuela, su hermano mayor, Domingo, también tocaba el piano con cierto virtuosismo, hasta el punto de que ambos participaron en los conciertos ofrecidos en la Exposición Provincial de 1862, interpretando al piano obras de conocido compositor local Daniel Imbert, profesor de Manuela.

Siempre vivió Galdós en contacto con la música, bien asistiendo a veladas musicales, a la zarzuela y la ópera, incluso haciendo crítica musical en periódicos y revistas (la primera de ellas la hizo siendo estudiante con un artículo publicado en la revista escolar La Antorcha, sobre una velada musical en el Teatro Cairasco de Las Palmas).

Contó el doctor Marañón que en Santander, a la caída de la tarde, se entraba en la casa y el escritor se sentaba ante el armonio, y don José ante el piano, y ambos ejecutaban piezas de Mozart, de Bach y de Beethoven, entre sus preferidos. De este último compositor se llegó a decir que Don Benito padecía beethovenmanía, «a tal punto que, ya viejo, solo asistía, según Eduardo Benítez Inglot, a los conciertos en cuyo programa figuraba el nombre del sublime sinfonista y una vez terminada la obra de este, dejaba su localidad y salía a la calle».

Al perder la vista, Don Benito dejó de usar el armonio, pero seguía deleitándose cuando Rafaelita se sentaba al piano, pues esta lo interpretaba muy bien.

En la entrevista con el Bachiller Corchuelo, cuando este le pregunta “Me han dicho que toca usted muy bien el piano, que es un virtuoso…” Don Benito responde: «Virtuoso lo he sido siempre –dijo sonriendo intencionadamente-. Pero toco el piano regularmente, nada más». Y a la pregunta¿Es verdad que hace pocos años se puso a aprender armonio y se compró uno?” respondió:  «¡Psé! Fue un capricho».

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