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CUENTACUENTOS del CEIP Ofra-Vistabella

21 de marzo de 2013, amaneció la primavera, pero en vez de flores, está vez, han florecido palabras.

Aunque habría que remontarse cuatro años atrás para intuir el esfuerzo y la ilusión que han encarnado la dirección y el profesorado del CEIP Ofra-Vistabella,  una posada en medio del desierto cotidiano que dio hospedaje al universo socio-cultural de Ernesto Rodríguez Abad. En ese cruce de caminos se iniciaba una aventura que, a día de hoy, supone un símbolo del poder de la ciudadanía y una demostración clara del valor de nuestras escuelas públicas.

Pero vayamos al millo de la cuestión. Hace una semana, entre los pasillos y en las aulas, maestras y maestros, el alumnado en peso, las familias y el grupo de profesionales que integra Factoría de Cuentos y Diego Pun Ediciones, trabajaban a destajo, con sonrisas presidiendo rostros que cruzaban miradas cómplices. Se respiraba la ilusión en cada gesto, tras cada pincelada o en el eco de cada palabra.

Taller Ceip Ofra Vistabella

Con los niños, el ilustrador Víctor Jaubert. Foto de Héctor Verde

En un poema de Shakespeare se refleja la siguiente filosofía. Frente a la alta montaña, mira con humildad a tu pie derecho y avanza con firmeza el izquierdo, al frente. Repite este proceder con paciencia, día a día, cuando te vienes a dar cuenta, bajo tus plantas, se encuentra la cima y frente a tus ojos, el mundo entero.

Y tal vez, este espíritu ha insuflado los ánimos de cada una de las personas que ha participado de este conjuro democrático.

Volvamos pues al acontecimiento que con el solsticio, vivimos en las instalaciones del CEIP Ofra-Vistabella.

Mientras llegaban las familias, los artistas y los genios bajitos, hermosos talleres jugaban con las ilustraciones, las palabras y en general, con el valor de los libros y de la lectura. Allí estaba Víctor Jaubert y se prodigioso pincel, Omaira Afonso y sus cajitas encuentadas, maquilladoras de rostros transformando a los peques en personajes literarios, la feria de libro de Diego Pun Ediciones anegando de color las palabras, alumnado en prácticas de Magisterio creando bellos marcadores de libros y hasta perritos calientes en las manos de los asistentes.

Entre los nervios de los pequeños y la inquietud de los mayores, comenzaron a desfilar por el hermoso escenario, diseñado y pintado por los artistas educativos (véanse maestros y maestras que según el Ministro… omitamos sin más sus insensibles palabras), el prodigioso elenco que habría de emocionar, sensibilizar y unir a un auditorio multitudinario, que abandonando los televisores y hasta el fútbol, prestaban sus oídos al poder de los verbos. Un escenario vivo, poblado constantemente de personajes de nuestra infancia que representados por el alumnado, convertían las bambalinas en el hogar de los cuentos.

Dámaso Arteaga, Concejal de Educación de S/C de Tenerife, junto a la pionera de la literatura infantil en Canarias, Isabel Medina, el director del Festival Internacional del Cuento de Los Silos, Ernesto Rodríguez Abad y la directora del centro, Nieves Concepción, inauguraban el evento al ritmo de la poesía.

A partir de ese momento, sin aliento pero sin prisa, se sucedieron durante dos horas y media cuentos, poemas, adivinanzas, teatro, música y danza. Familias enteras sobre el escenario, alumnado y profesorado, narradores profesionales como Juan Gamba y Héctor R. Verde, cantantes como Cali Fernández o cantautores de la talla de Guicho Estévez.

En ciento cincuenta minutos escuchamos poemas populares, leyendas, cuentos escritos por pequeños y pequeñas recitadores, descubrimos al dinosaurio glotón, supimos del culo independiente, de las alforjas mágicas, también disfrutamos la increíble historia del pirata Cabeza de Perro.

Presenciamos el minucioso trabajo de Oscar Bacallado, una pequeña muestra de un largo proceso en torno a la literatura de terror que de miedo en miedo, nos dejó sin saber que alberga en su interior la misteriosa caja oblonga. Acto seguido saboreamos las desventuras del Gallo Quirico con el alumnado de primaria y admiramos los movimientos coreografiados de una Peter Pan recuperando el valor de las hadas, interpretado apasionadamente por el grupo de Danza del Echeyde.

Juan Gamba añadía a esta pócima el arte del clown y Héctor la herencia narrativa de una tradición oral que podría seguir la estela del mítico personaje silense; Diego Pun.

Entretanto, en los interiores de la escuela, Isabel Medina y Guillermo Cabrera conversaban con las familias de literatura y Ernesto Rodríguez Abad junto a Juan Gamba, narraban, íntimamente, historias para las niñas y niños grandes, que por unos instantes, se olvidaban de la crisis, del asunto de Ucrania y del derbi andaluz, sumergiéndose en las fosas abisales de la fantasía.

Sobre el escenario central se cambiaba la historia de Caperucita Roja con una valiente abuela que con su escoba ponía de verano al lobo feroz, las alumnas en prácticas de magisterio hipnotizaban al auditorio con sus títeres Pajarracas y la prodigiosa voz de Cali Fernández conducía a los niños hacia un rincón de sueños con sabor a beso.

Ya solamente faltaba Guicho para convertir la alegría en éxtasis. Su guitarra e instinto conducen a las familias a componer un mosaico irreverente, desenfrenado, alocado y divertido.

Anochecía, los habitantes de Ofra se acercaban curiosos al milagro que brotaba entre el piche y el hormigón. Color de sueños pintaba cada centímetro de escenario, cada silla ocupada, cada palabra regalada. La luna guiñaba el ojo a esos pequeños seres que habitan la tierra y que en momentos como éste, son capaces de conmover al universo entero.

Por este motivo resultan indisociables el arte y la democracia, por la sencilla razón de que ambos sirven para librarnos del miedo mediante un curioso ejercicio, disfrutar juntos del escenario que compartimos, diariamente, sin mirarnos a los ojos, siempre corriendo, como el conejo de Alicia, de casa al trabajo y del trabajo al gimnasio, sin intuir que quién tenemos al lado, guarda un cuento en el bolsillo, que a veces, y éste fue el caso, escuchamos.

Volví a casa con la sensación de que el poder de los sueños, existe, cuando unimos paciencia, trabajo e ilusión, y entre muchos/as, compartimos el mismo escenario, es decir, el mundo.

Cuentacuentos Ceip Ofra Vistabella

Sobre el escenario Andrés G. Novoa. Foto de Héctor Verde

Dejé lo que no se ve para la P.D.: Reconocer que sin Cayetano Cordovés, este cuento no se hubiese escrito.

Andrés G. Novoa

Referencia: http://canariascultura.com/2014/03/25/el-poder-de-los-suenos/