Entrevista: Garbiñe Larralde – Jameos Digital nº8

En la escuela, el acto de dibujar ha sido considerado, principalmente, en su dimensión artístico-expresiva y se ha entendido como una habilidad propia de unas pocas personas elegidas

Garbiñe Larralde es licenciada en Bellas Artes, diplomada en Estudios Avanzados en el programa de doctorado “Arte e investigación” por la Universidad del País Vasco y maestra en Diseño por la Universidad Nacional Autónoma de México. Tras once años trabajando como profesora y tutora de ESO y bachillerato en un centro concertado, actualmente imparte clase en el Instituto Vasco de Educación a Distancia, en la especialidad de Dibujo. Autora del MOOC “Visual Thinking en Educación”, del INTEF, y dinamizadora del MOOC “Uso Educativo de la Narración Digital” en sus tres ediciones, ha diseñado y desarrollado gran cantidad de cursos de formación para docentes. Su labor está centrada en la investigación y experimentación del uso del Visual Thinking en confluencia con la narrativa audiovisual, las metodologías activas y el desarrollo de la competencia digital en la educación. Garbiñe es una docente muy activa en las redes y participa en diversas comunidades de aprendizaje como Aulablog, Espiral y EduCaféBilbao. Además, es cocreadora y forma parte del equipo de coordinación del proyecto colaborativo “No me cuentes historias… ¡Dibújamelas!”

El Visual Thinking o Pensamiento Visual se puede emplear en la escuela como una herramienta que permite tanto al alumnado como al profesorado aproximarse a la realidad a través de un ejercicio de comprensión, análisis, organización y representación de ideas a través de dibujos muy simples y textos sencillos.

¿Qué aporta el Visual Thinking al proceso de aprendizaje en el aula?

En la escuela, el acto de dibujar ha sido considerado, principalmente, en su dimensión artístico-expresiva y se ha entendido como una habilidad propia de unas pocas personas elegidas. Esto ha provocado que quienes “han nacido con el don” sean orientados a academias donde se aprende a utilizar el dibujo como un medio de expresión, y que quienes no han tenido esa “suerte” difícilmente descubran el enorme potencial que tiene el dibujo como instrumento con el que comunicarse y aprender.


El dibujo funciona como herramienta de aprendizaje y son numerosas las investigaciones en neurociencia que ponen de relieve hoy en día los beneficios del dibujo para la memoria.

El Visual Thinking es una herramienta que nos permite representar cualquier información de forma organizada utilizando dibujos esquemáticos y textos breves. Las imágenes, y el dibujo como una de sus formas más primarias, son parte de un lenguaje universal que nos permite traspasar fronteras y comunicarnos con personas de muy diferentes culturas y en distintas situaciones. El dibujo, como cualquier otro lenguaje, tiene dos dimensiones cuyo aprendizaje es necesario atender: por un lado, está la lectura o interpretación de los códigos propios; y por otro, la escritura o expresión que puede realizarse con un propósito artístico pero que también puede tener un fin comunicativo. En este último aspecto, el comunicativo, es donde radica precisamente la potencialidad del Visual Thinking en el aula.

¿Es necesario saber dibujar para poner poder hacer uso de esta metodología?

La buena noticia es que a dibujar se aprende dibujando y que para aprender a realizar el dibujo de conceptos (como lo identifican algunos autores para diferenciarlo del dibujo artístico) no es necesario estar “tocado por la varita mágica” del arte. Entendido así, en el aprendizaje del Visual Thinking va a ser mucho más compleja la elaboración del Thinking (el pensamiento) que el entrenamiento y desarrollo de lo visual o gráfico.

En este sentido, el Visual Thinking es un instrumento muy potente para el desarrollo tanto de la memoria como del pensamiento crítico (entendido como comprensión, análisis y síntesis de determinada información con el objetivo de crear un criterio propio) ya que difícilmente permite el uso del temido “copypaste”, técnica muy utilizada por el alumnado en la elaboración de trabajos escritos. Porque, aunque se puede copiar un dibujo, no se puede dibujar algo que no se entiende, y porque crear un mapa visual demanda la creación una estructura organizativa que necesariamente habrá de pasar por una recreación manual. En este sentido, algunos estudios neurocientíficos empiezan a corroborar que la práctica del dibujo de concepto activa de forma simultánea varios tipos de memorias: la visual, la cinestésica (relacionada con la acción motora) y la semántica (que atiende a la elaboración de significados), lo que genera una gran cantidad de conexiones sinápticas que refuerzan la permanencia de los contenidos en la memoria. En mi opinión, para utilizar el Visual Thinking en el aula lo principal es entender que esta herramienta puede ofrecer al alumnado una nueva forma de aprender, más rica y cercana a sus intereses. Con solo permitir y facilitar el uso del dibujo de concepto en la escuela, el profesorado puede lograr que muchas de las actividades que hoy en día se basan exclusivamente en el lenguaje escrito cobren un sentido diferente, resulten más interesantes y sean más significativas para trabajar en el aula.

Eres docente de dibujo y tu carrera profesional gira en torno a las artes plásticas. Sin embargo, ¿puede el Visual Thinking aplicarse a cualquier materia?

Algo que es fundamental no perder de vista en un mundo lleno de “tendencias educativas emergentes” es que el dibujo siempre ha acompañado al aprendizaje. Las ilustraciones y gráficas de los libros, los pósteres y mapas que cuelgan en las aulas, los esquemas dibujados en la pizarra y las fichas en formato organizador gráfico, entre otros, han formado, forman y formarán parte del paisaje educativo. Y cuanto más bajo es el nivel educativo, más apoyo visual encontramos en las aulas. El problema surge a medida que avanzamos en el recorrido formativo, cuando el currículum oculto empieza a indicarnos que el “verdadero aprendizaje” se concentra en determinadas áreas instrumentales entre las que no se encuentra el lenguaje visual. En mi opinión, la principal innovación que se ha logrado articular gracias al Visual Thinking es que hoy en día hay ya un considerable número de docentes de todas las áreas, niveles educativos y especialidades que han descubierto que el dibujo puede ayudar a su alumnado a aprender más y mejor. De hecho, el alumnado aprende mejor cuando dibuja aquello que escucha o lee y, sobre todo, cuando no solo se permite el uso del dibujo en el aula, sino que se propone y estimula. Además, se han empezado a normalizar enfoques como el DUA (Diseño Universal para el Aprendizaje) que plantean la necesidad de presentar al alumnado escenarios de aprendizaje con múltiples formas de acceso al conocimiento, entre ellas la visual. En definitiva, la experiencia nos indica que el dibujo funciona como herramienta de aprendizaje y son numerosas las investigaciones en neurociencia que ponen de relieve hoy en día los beneficios del dibujo para la memoria.

¿Con qué dificultades puede encontrarse un docente a la hora de enfrentarse al Visual Thinking?

Creo que la principal dificultad estriba en algo que ya he mencionado con anterioridad: la falsa creencia de que las personas no pueden aprender a dibujar. A pesar de que ningún docente pondría en duda su capacidad para escribir un texto, en los talleres y cursos que imparto el porcentaje de profesores y profesoras que “aseguran” no saber dibujar suele rondar el 85 o 90 %. Esta afirmación, que es fácilmente desmontable, es producto de un bloqueo que a menudo se contagia al alumnado, que a muy temprana edad decide que “no sabe dibujar”. Cuando logramos superar el obstáculo que supone entender el dibujo únicamente en su dimensión artística, rápidamente nos damos cuenta de que adquirir la destreza gráfica necesaria para realizar dibujos de concepto no es lo más difícil del Visual Thinking. Lo más complejo es aprender a sintetizar y organizar la información por medio de diferentes recursos visuales que nos ayudan a jerarquizar, agrupar e interrelacionar estas ideas en el espacio bidimensional de un mapa global que recoja de forma visible los aspectos esenciales.

¿Qué aportan las tecnologías educativas al Visual Thinking?

Para realizar Visual Thinking los únicos recursos necesarios son el papel, el lápiz y unos rotuladores. En este sentido, el Visual Thinking puede parecer una herramienta muy alejada de las necesidades tecnológicas que nuestra sociedad está imponiendo al sistema educativo. Sin embargo, la base de la herramienta es el lenguaje visual, un lenguaje que, como ya he mencionado anteriormente, forma parte de la vida cotidiana de nuestro alumnado y se puede presentar en muy diversos formatos, como son las infografías, el cómic, los memes, los gifs animados, las películas de animación, las series, los videoclips y los videojuegos, etc. En este sentido, podemos, por ejemplo, plantear actividades relacionadas con la tecnología en las que el aprendizaje sea un camino de ida y vuelta. Así, para el desarrollo de cualquier proyecto audiovisual, se ha de partir de una información compleja, que se puede cartografiar visualmente para entender, comprender, analizar y sintetizar estableciendo conexiones entre sus partes. El primer producto de este recorrido será un mapa visual que puede convertirse en el punto de salida para una segunda vuelta, cuyo objetivo será convertir lo dibujado en una narrativa audiovisual. En este recorrido de vuelta se ha de crear un guion que estructure de forma secuencial el contenido, lo que nos lleva a una nueva reelaboración del contenido, por lo que es muy difícil que, en este creativo viaje de ida y vuelta, los contenidos no se aprendan.


Los docentes se acercan al Visual Thinking buscando una nueva forma de mapear contenidos y procesos y lo utilizan como herramienta de consenso y creación colectiva.

¿Cómo comenzó tu andadura con el Visual Thinking y qué te llevó a centrarte en esta metodología?

En junio de 2014 me comunicaron que el curso siguiente iba a tener que dar la asignatura de Fundamentos del arte en el colegio en el que trabajaba. En las asignaturas artísticas me había dado muy buenos resultados el Aprendizaje Basado en Proyectos, y en Dibujo Técnico hacía ya algún tiempo que utilizaba el Flipped Classroom, pero esta asignatura tenía una gran carga teórica y para mí era todo un reto. En aquella misma época, asistí a una charla TED de Fernando Trujillo en Bilbao y en aquel evento descubrí que había una persona dibujando la ponencia en un gran papelógrafo. Aquello me trajo a la memoria una forma de aprender que, de forma intuitiva, había utilizado en mi etapa de estudiante: el dibujo. La serendipia hizo que esos días pudiera asistir al Congreso Internacional de Pensamiento (ICOT), lugar donde empezó mi entrenamiento en Visual Thinking, ya que fue precisamente allí donde, por primera vez, tomé notas visuales de las charlas a las que asistí utilizando como únicas herramientas un rotulador y un cuaderno rojo. Estos tres momentos fueron el inicio de una gran aventura a la que vino a sumarse el proyecto colaborativo “No me cuentes historias… ¡Dibújamelas!”, el Visual MOOC del INTEF y un sinfín de cursos y talleres que me han llevado a profundizar en el tema y a abordarlo desde diferentes puntos de vista: el mapeo de contenidos, la narrativa, la visualización de datos, etc.

¿Cuál es la principal diferencia entre el Design Thinking y el Visual Thinking? ¿Tienen puntos en común?

Muchas personas confunden el Design Thinking (Pensamiento de Diseño) con el Visual Thinking (Pensamiento Visual). Desde mi punto de vista, aparte de compartir una palabra, (Thinking), de surgir en el mismo periodo histórico (años 70 del siglo pasado) y de utilizar de forma preferente el lenguaje visual, las diferencias conceptuales entre ambos términos son grandes. Mientras el Design Thinking alude a una metodología de trabajo con un largo recorrido en el mundo del diseño, el Visual Thinking es más una herramienta de pensamiento que nos permite cartografíar cualquier información utilizando recursos gráficos muy básicos. Por lo tanto, podemos decir que, por un lado, tenemos el Visual Thinking, que tiene su origen en un libro de Rudolf Arnheim, aunque no toma forma de dibujo de conceptos hasta principios de este siglo, cuando se empieza a utilizar en los entornos empresariales más innovadores como herramienta de análisis de la información para facilitar acuerdos en reuniones y registrar actas de forma gráfica. Y, por otro lado, nos encontramos con el Design Thinking, que es una metodología de trabajo que busca generar ideas de diseño innovadoras centradas en las necesidades de los usuarios. La teorización en torno al método se inicia en los años 70 y desde entonces se han definido cinco etapas que componen el proceso (empatía, definición, ideación, prototipado y testeo), para cada una de las cuales se han ido generando una gran cantidad de técnicas, muchas de las cuales utilizan el Visual Thinking como herramienta de registro.


Visual Thinking es más una herramienta de pensamiento que nos permite cartografíar cualquier información utilizando recursos gráficos muy básicos.

¿En qué aspectos del Visual Thinking piensas que es necesario seguir investigando y avanzando?

En la actualidad y centrándonos solo en lo que puede aportar el Visual Thinking en el ámbito educativo, creo que es importante mencionar que, a pesar de que tenemos muchas experiencias que nos hacen creer que la incorporación de esta herramienta a la educación aporta beneficios al alumnado, todavía no existe un estudio científico que compruebe y dé cuerpo teórico a esta intuición. Por otro lado, si ampliamos el enfoque y hablamos del Visual Thinking a nivel general, creo que podría ser interesante realizar una reflexión sobre lo adecuado del término “visual” para designar a una herramienta que hace uso, sobre todo, de lo “gráfico” para realizar sus representaciones. La amplitud y riqueza del término “visual” que da nombre a la herramienta puede provocar confusión, sobre todo teniendo en cuenta que muchos de los profesionales que lo utilizan en el ámbito empresarial emplean el término “facilitador gráfico” para referirse a su actividad. Creo que este puede ser otro interesante ámbito de investigación que podría ayudar a clarificar y organizar mejor todo lo que se mueve en torno a este mundo.

¿Cuál es la situación actual en España sobre el uso de esta metodología?

Bueno, primero quisiera aclarar que, a pesar de que hay quien considera al Visual Thinking como una metodología, en mi opinión se trata más de una herramienta, un instrumento o un lenguaje que nos permite acceder y dar forma a la información de una manera distinta a la escrita. En 2014, que es cuando descubrí que aquello que había visto hacer en el TED se llamaba “Visual Thinking”, al buscar en internet información sobre la práctica, el resultado obtenido era muy limitado y casi todo estaba escrito en inglés. Han pasado cinco años de aquello y el número de entradas ha aumentado a casi 800 millones. También ha crecido el número de libros sobre el tema y actualmente es posible encontrar gran variedad de publicaciones en torno a este tema: manuales de práctica, diccionarios visuales, e incluso alguna tesis doctoral que toca, aunque sea de refilón, la práctica. Además, hoy en día son muchos los docentes que se han animado a incorporar el Visual Thinking en sus aulas. Y cuando digo “incorporar” no me estoy refiriendo a las personas que crean mapas o esquemas visuales como material de apoyo para sus clases, lo cual es algo que siempre ha existido, sino de aquellas que permiten e incluso proponen a su alumnado utilizar las herramientas visuales para acceder a la información de otra manera. Estos docentes se acercan al Visual Thinking buscando una nueva forma de mapear contenidos y procesos, y lo utilizan como herramienta de consenso y creación colectiva. Esta es, en mi opinión, la mayor potencialidad de la herramienta: la posibilidad de comprensión, organización, revisión y mejora que nos ofrece la representación visual de las ideas.


Hoy en día son muchos los docentes que se han animado a incorporar el Visual Thinking en sus aulas

¿Se valora suficientemente la educación artística? ¿Qué cambios crees que son necesarios en nuestro sistema educativo?

Creo que nuestro sistema educativo no valora lo suficiente la creación artística, un método de trabajo que, con un acercamiento diferente al del método científico, permite, además de mejorar las habilidades sociales, desarrollar procesos intelectuales complejos como la abstracción, el control emocional, la toma de decisiones y la creatividad. El arte siempre ha sido un instrumento de análisis crítico de la realidad y de creación de nuevos significados, lo que nos permite estudiarlo desde múltiples perspectivas: la percepción visual y los sistemas de representación, la historia de los estilos, las técnicas de la expresión plástica, el diseño gráfico, la cultura audiovisual, etc. En el currículum educativo todas estas áreas se entremezclan en un maremágnum de contenidos casi imposible de abarcar en el escaso número de horas que se le ha reservado a la materia. En muchos casos, una consecuencia de esta situación ha sido la reducción de la educación artística a la mera realización de ejercicios manuales (muchas veces de forma automática) que culminan en un producto final que se destina a la decoración de los centros o se utiliza como obsequio en alguna fecha concreta. En los últimos años, muchas de las personas que conformamos el sistema educativo nos hemos hecho conscientes de la perversidad de una estructuración compartimentada del escenario de aprendizaje en el que se desarrolla un alumno o alumna. En este sentido, la educación artística, reducida a su mínima expresión, es solamente una de las pequeñas parcelas de este gran engranaje que tenemos que ir reestructurando para conectar áreas de trabajo hasta ahora independientes, y así dotar al sistema de sentido para sus principales actores. En esta línea, uno de los aportes que ha traído el Visual Thinking es que, a pesar de no ser una disciplina propiamente artística, ha conseguido poner sobre el tablero la necesidad de recuperar el dibujo como una herramienta para el aprendizaje. El primer paso ya está dado. Ha llegado el momento de mover al gran dinosaurio que, como en el famoso cuento de Monterroso, todavía sigue ahí.

[PDF Entrevista: Garbiñe Larralde – Jameos Digital Nº8]

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