Huerto escolar. Resistencia en tiempos de covid

David Sánchez Morales

CEIP Benito Méndez Tarajano

Muchos han sido los proyectos escolares cancelados o pospuestos debido a la pandemia. Mascarilla, distancia, gel hidroalcohólico y habitaciones ventiladas han sido los mandamientos a seguir cada vez que comenzaba un nuevo día escolar. Debido a esto, muchos centros han visto la oportunidad de dar vida y poner en funcionamiento sus huertos escolares, a la misma vez que otros se han consagrado como un espacio ideal para trabajar en tiempos de covid. 

Con la llegada del covid, muchos centros han tenido que adaptar sus espacios, recursos, metodologías, etc. En esa misma línea, muchos proyectos que ya estaban consagrados y que tan buenos resultados habían dado, han tenido que quedar parados debido a la pandemia en detrimento del alumnado. Por suerte, todavía quedan algunos, pero escasos, proyectos que han resistido a las normas sanitarias dispuestas en los centros. Entre ellos, el huerto escolar. Muchos son los centros, y me consta, que en época de pandemia han visto brotar con más fuerza que nunca sus huertos escolares. Una bocanada de aire fresco y puro en estos tiempos que corren. El huerto escolar se ha convertido en el proyecto por excelencia del centro, un espacio seguro y confortable donde por unos minutos hemos podido olvidarnos de la pandemia.  El huerto ha conseguido de nuevo hacernos sentir partícipes de la vida escolar, siendo un espacio inclusivo donde todos y todas tenemos cabida, donde aportamos y nos sentimos valorados.

Fuente de vida

En un tiempo atrás, lleno de tristeza y desasosiego, donde las malas noticias sobresalían sobre las buenas, nuestro huerto se ha encargado de contrarrestar todas estas emociones al verlo crecer con vitalidad y energía con cada una de nuestras plantas. Nos alentaban a seguir con ilusión, y a saber que si nos cuidábamos como cuidamos a las plantas, seguro saldríamos de ésta con más fuerza. 

Hemos sido capaces de ver que la naturaleza nos devolvía lo que le dábamos. Es por eso, que el alumnado ha podido comprender la importancia del cuidado y el respeto hacia la naturaleza. Ha sido capaz de interiorizar hábitos saludables y conocer la necesidad de una dieta equilibrada. ¿Y por qué no decirlo? Han comprobado que el tomate, la lechuga, el pepino y numerosas frutas y hortalizas no provienen del supermercado, sino de la tierra. 

“El huerto escolar se ha convertido en el proyecto por excelencia del centro, un espacio seguro y confortable donde por unos minutos hemos podido olvidarnos de la pandemia.”

Pero creo que no me equivoco si digo que hasta los docentes le hemos cogido ese gustillo de ir al huerto. Al principio los miedos y la inexperiencia nos hacía mantenernos a un lado, pero poco a poco la naturaleza nos ha metido en su mundo y al final, permítanme el chiste,  nos ha llevado al huerto. Muchos son los que han comenzado un huerto en casa, otros han intercambiado semillas para plantar en el huerto, incluso algunos se han atrevido a dar consejos. Sin lugar a dudas el huerto nos ha ganado a todos. 

Espacio de aprendizaje

¿Quién dice que el huerto escolar no puede ser un lugar de aprendizaje? Lejos queda esa concepción del huerto como un espacio solamente lúdico, donde echar el tiempo atrás. Asistimos a un espacio colaborativo y cooperativo donde el alumnado es capaz de interiorizar conceptos relacionados con la naturaleza a la vez que aprenden contenidos curriculares. Registrar pluviometría, investigar sobre marcos de plantación, contabilizar los recursos necesarios, aprender sobre tiempos de cosecha, realizar recetas para controlar las plagas y reconocer las partes de una planta son algunas actividades que están estrechamente relacionadas con aquellos referentes curriculares en nuestra educación.

Pero está claro que el huerto no queda solamente en esto, el huerto escolar infunde una serie de valores que claramente nos acompañan en nuestra educación, valores  como el respeto y defensa del medio ambiente, autonomía y responsabilidad, trabajo en equipo, tolerancia y respeto a la diversidad, etc. Valores que tendremos que tener presentes en toda nuestra vida y en nuestros centros educativos.

En los últimos años los huertos escolares han sufrido un gran auge, quizás porque han visto su gran potencial para desarrollar al alumnado en todos los ámbitos de la persona. Se ha podido comprobar que existen  múltiples proyectos exitosos en todas las partes del mundo que tienen su eje vertebrador en el huerto escolar. La siguiente tabla muestra algunos  ejemplos, haciendo especial atención a los proyectos españoles. 

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Fuente: García.S (2019). El Huerto Escolar y el Aprendizaje Basado en Proyectos como propuestas de intervención para motivar al alumnado de 4º de ESO

3. Recurso motivador. 

¿Cuándo vamos a ir al huerto otra vez, profe? Esa ha sido la pregunta más repetida estos meses. Por todos es sabido el gran potencial motivador del huerto escolar. Se ha convertido en esa fuente de inspiración causante de muchas ideas y muchos debates. Son numerosas las ventajas que envuelven al huerto y que lo capacitan como un recurso didáctico motivador (Sepúlveda, 2007).

  • El aprendizaje es activo por parte de todo el alumnado, convirtiéndolo en un aprendizaje significativo.
  • Permite abarcar todas las competencias clave.
  • Promueve la educación en valores y el trabajo en equipo.
  • Es adaptable a todas las etapas de la educación.
  • Es un gran elemento integrador, y por lo tanto un espacio donde todos podemos formar parte independientemente de nuestras dificultades, necesidades, raza y cultura. 
  • Se alcanzan objetivos y contenidos curriculares.
  • Se puede participar en la red de huertos escolares con distintos centros. 

“¿Quién dice que el huerto escolar no puede ser un lugar de aprendizaje? Lejos queda esa concepción del huerto como un espacio solamente lúdico, donde echar el tiempo atrás. Asistimos a un espacio colaborativo y cooperativo donde el alumnado es capaz de interiorizar conceptos relacionados con la naturaleza a la vez que aprenden contenidos curriculares.”

Para terminar este artículo, me gustaría decir que indudablemente el huerto nos ha unido un poco más. Docentes, alumnado, personal no docente y familias han sido fruto de la conversación de nuestro huerto. Hemos mirado con alegría y esperanza como el huerto crecía y daba vida a nuestro centro.  Por eso, no me quiero despedir sin dar las gracias a esas personas responsables de llevar este gran proyecto en los centros. Yo, un servidor, sé igual que ustedes el enorme esfuerzo que conlleva sacar adelante este proyecto, pero estarán de acuerdo conmigo que ha valido la pena. Por eso, digámoslo con voz alta y sin miedos: ¡El  covid no ha podido con mi huerto!

Bibliografía

Sepúlveda, D. (2007). El huerto escolar: muchas ventajas y algunos inconvenientes. Jameos, 13, 22-24.

Garcia, S. (2019). El Huerto Escolar y el Aprendizaje Basado en Proyectos como propuestas de intervención para motivar a alumnado de 4º de ESO. Trabajo de fin de máster. Universidad Internacional de la Rioja, Rioja. 

Eugenio, M., & Aragón, L. (2016). Experiencias en torno al huerto ecológico como recurso didáctico y contexto de aprendizaje en la formación inicial de maestros de Infantil. Revista Eureka sobre Enseñanza y Divulgación de las Ciencias 13 (3), 667–679.