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El vuelo a Bruselas fue muy intenso, una vez allí, no sabíamos dónde dirigirnos,  nos habían dejado tirados y nos tuvimos que buscar la vida; menos mal que mi profesor y acompañante, Juan Agustín, sabe manejarse en situaciones difíciles.
Después de coger muchas guaguas, el metro y caminar hasta cansarnos conseguimos llegar  al albergue en dos o tres horas
Una vez en el albergue me asignaron una habitación la cual compartí con dos franceses y un español.
Ya instalado, conocí al resto de compañeros y fuimos todos a la presentación de las delegaciones en la que cada una decía algo sobre su país.
En los siguientes días nos llevaron al Parlamento Europeo en el que realizamos diversos talleres ecológicos.
Yo, concretamente, estuve en un taller de transporte donde debatíamos nuevos medios de transporte más ecológicos.
También, al cabo de los días participé en un taller de creación de carteles para Brasil.
En el parlamento no solo hicimos talleres, también tuvimos la oportunidad de elaborar preguntas para varios políticos europeos.
Allí, recibimos varias charlas sobre el futuro del planeta, era todo muy interesante.
No solo era trabajar, también la última noche fuimos por Bruselas de turismo y nos llevaron a un restaurante Hindú o algo por el estilo.
La relación con todos los chicos, aunque fuéramos de distintos países y no habláramos el mismo idioma, fue estupenda. Una gran experiencia que recomiendo a todos.
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