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LAS CANCIONES POPULARES Y LA LABOR DEL MAESTRO

Posted by on Abr 25, 1999 in Intercambio de experiencias (Revista 2) | 0 comments

Rezaba en nuestros antiguos libros de texto que para poder compenetrarse con el pueblo y que éste nos sienta uno de ellos, es fundamental el conocimiento de todo cuanto a aquel atañe.

 Si el maestro, llevado de su vocación ha de convivir toda la vida con la gente del pueblo, ha de conocer y estudiar el rico folklore local así como todo aquel saber tradicional no consignado en los libros. En segundo lugar, el maestro debe poner todo el entusiasmo en ser recolector de todo aquello que se está perdiendo: refranes, adivinanzas, canciones, juegos, costumbres, etc.

Esta labor de investigación, de encuentros y desencuentros con el alma del pueblo, es un buen motivo para traer a la memoria colectiva aquellas canciones y juegos que les acompañaban y que a través de distintos caminos y actividades llenaban la vida infantil de tantas y tantas generaciones; que recogidos del olvido, duermen a veces poco valoradas, en la propia familia del anciano entrevistado.

Muchas de ellas se inclinaron siempre hacia el lado de las niñas, que a través de sus juegos del corro y la soga, acapararon y adaptaron multitud de refranes, romances y canciones populares.

¿Quién no recuerda, “Al pasar la barca”, “Arroz con leche”, “La reina de los mares”, “El patio de mi casa”, “El cocherito”… y un largo etcétera que llenaba nuestras calles de frescor y nos permitía admirar las conjuntadas y espontáneas voces femeninas?

El niño, por el contrario, prefería aquellas estrofas  que les permitían acompañarse con la percusión de lo que tuvieran a mano y entresacaban del conjunto de canciones infantiles, aquellos estribillos hartamente reiterativos.

Así, se repetía hasta la saciedad, aumentando o disminuyendo el ritmo, aquel estribillo que estaba de moda: “Debajo de  un botón” o  “La chata verigüela”…

Por ello, a todos aquellos que en sus lugares de trabajo tienen la sagrada condición de velar por la salvaguarda de las  tradiciones populares, a través de su recopilación y estudio, les animo a que hagan partícipes a su alumnado de su conocimiento y búsqueda, y de seguro que hallarán en ello parte de su pasado perdido y del que hubiesen querido transmitir a sus hijos.

Esto lo pueden conseguir:

A través del REFRANERO: donde se encierra la gracia de la sabiduría del pueblo, que nos hace unas veces reír francamente, sonreír otras y reflexionar  siempre; y que se repartía en múltiples conceptos:

¨     referidos al bien: “Quien bien te quiere te hará llorar”.

¨     Referidos al mal: “A grandes males, grandes remedios”

¨     Religiosos: “A dios rogando y con el mazo dando”

¨     Al tiempo: “Con el tiempo y la esperanza todo se alcanza”.

¨     Al campo y sus faenas: “Si quieres buena sementera, por San Mateo siembra la primera”.

Y un largo etcétera más.

Pero de donde realmente se nutre es de la tradición oral, de los miles de poemillas y estrofas que el pueblo retiene en su memoria y de los que sólo hace partícipes a los miembros de su comunidad.

Así surgen bellísimos romances y estrofas referidos a:

¨                  Amores, trabajo, familiares, porfías y una nutrida representación de origen cubano. He seleccionado algunos de los miles de romances que obtuvieron del pasado reciente de sus abuelos, el alumnado del Colegio de Calderos de Gáldar:

En el cielo se ha perdido/ una estrella y no aparece,/ en tu boca la ocultaste/ y en tu rostro resplandece.

Tu garganta es un telar/ donde se tejen clarines,/ tramada con azafrán/ urdidas con serafines./ Por los rizos de tu frente/ “veí” bajar  a un canario,/ a tomar agua en tus labios/creyendo que era una fuente.

Y quisiera terminar con un punto cubano:

Me atrevo a pintar La Habana/ y cualquiera población, / te pinto tu corazón/hermosísima cubana. /Y te pinto linda indiana,/ un sinsonte prisionero,/ un machete y un guerrero/ dispuesto para “peliar”; /lo que no puedo es pintar/bien mío lo que te quiero./Pinto a “Matan saco fusa”/la cueva del bello mar,/lo que no puedo es pintar/ el nido de la lechuza. /Te pinto por donde cruza /un bello ferrocarril,/ un machete y un fusil, /y una lancha cañonera;/ y te pinto la bandera/por la que vas a morir.

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