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LA HIPOTERAPIA EN LAS AULAS ENCLAVE DEL IES FRANCHY ROCA

Posted by on Abr 15, 2005 in Necesidades Educativas Especiales (Revista 8) | 0 comments

Hoy es miércoles, y en las aulas enclave del IES Franchy Roca hay un gran revuelo; los chicos y chicas están muy inquietos y nerviosos. Este día de la semana es el elegido por los responsables
de las aulas para “ir a los caballos”.
Antonio, alumno con síndrome de down, a pesar de estar en­fermo se resiste a quedarse en casa y obliga a sus padres a llevarlo al centro, porque hoy es el día de los caballos, y él no se lo quiere perder.

El instituto, en su ánimo de estar a la cabeza en toda terapia educativa que mejore las condiciones personales del alumnado, ha puesto en marcha este curso un Proyecto de Innovación e In­vestigación Educativa con el título “La hipoterapia o rehabilitación ecuestre”.

El auténtico auge de la hipoterapia en Europa surge a partir de los años 50 y 60, desarrollándose principalmente en Alemania. En este país se experimentó por aquel entonces con el método que se utiliza en España en nuestros días.

La equinoterapia o hipoterapia, como se denomina gené­ricamente a esta actividad, no se dirige solamente a “montar a caballo”, sino que tiene una filosofía más profunda, basada prin-

Lucrecia Betancor Betancor Nieves Celia Montenegro Guzmán Patricia Reyes Padilla

hipoterapia, de gran mansedumbre y con una fisiología y morfolo­gía seleccionadas. A través de esta terapia se atiende las siguientes patologías: Trastorno Generalizado del Desarrollo, Síndrome de Down, Síndrome X frágil…

Los beneficios que ofrece ésta terapia son tanto mentales como físicos. La hipoterapia puede mejorar el equilibrio y la movi­lidad, pero también puede mejorar las funciones de comunicación y comportamiento para chicos y chicas de todas las edades.

Pedro, un alumno con síndrome X frágil, está muy inquieto durante el trayecto en la guagua que los lleva al Cortijo, centro ecuestre o picadero seleccionado para el desarrollo de este pro­yecto. Allí los espera Carlos, el monitor con larga experiencia en este tipo de tareas. Borja y el resto de los chicos y chicas se diri­gen a las cuadras a saludar y acariciar a los caballos.

Alumnado con problemas de comunicación interactúa con los animales con una sensibilidad exquisita. Parece como si se esta­bleciera un vínculo invisible. El profesorado observa cómo entre

El efecto beneficioso del movimiento del caballo se conoce desde antiguo. Ya en su época, los griegos aconsejaban practicar equitación con el fin de mejorar el estado anímico de los enfermos incurables, incluso el propio Hipócrates, 460 antes de Cristo, ya hablaba del saludable trote de los caballos. el animal y el chico existe un silencio cómplice, pero una comuni­cación no verbal inmensa.

Carlos y el profesorado del Franchy Roca ayudan al alumnado a sacar a los caballos. Estos, acostumbrados a este trabajo, se de­jan poner las riendas por las manos inexpertas de los alumnos /as. La gran mayoría son capaces de montar, sólo alguno se resiste, pero para estos existe la posibilidad de pasear al animal por la pista.

El monitor dirige la sesión. Cada día nos sorprende con nue­vos ejercicios. Los chicos y chicas participan activamente: unas veces se mueven los brazos sobre el caballo, otras las piernas, tumbados. El repertorio de Carlos parece no agotarse: estamos ante un profesional preparado, que es lo que estos alumnos y alumnas requieren.

Una vez realizados todos los ejercicios sobre los caballos, hay que llevarlos a las cuadras. Allí cada uno es responsable de su caballo. Ahora les toca a ellos disfrutar y a los chicos trabajar: hay que refrescar a los caballos, cepillarlos, limpiar su espacio, en definitiva, tratarlos como a auténticos reyes.

Un día Carlos nos sorprendió diciendo: “hoy toca herrar a Diva” (cada caballo tiene su nombre, y ellos lo conocen). Todos prestaban atención, al ver al herrero cambiarle los “zapatos” a la yegua. Alguno se asustaba al observar cómo le clavaban aquellos hierros en las patas al animal. Las herraduras viejas las tienen en la clase como señal de buena suerte y en recuerdo de aquel ma­ravilloso día.

Después de varias horas y de dejar el picadero tal y como lo encontramos y de haber mimado a los caballos, todos nos des­pedimos de Carlos hasta el próximo miércoles. El regreso en la guagua se convierte en un remanso de paz, recordando, cada uno

El hecho de montar un caballo rompe el aislamiento de la per­sona con respecto al mundo, poniendo a nuestro alumnado con necesidades educativas especiales en igualdad de condiciones con respecto al jinete experto. No cabe duda de que montando se consigue superar el temor, mejorar la confianza y la capacidad de concentración; al tiempo que ayuda a perder las tensiones e inhibiciones físicas y emocionales. Esto hace que la hipoterapia resulte efectiva no sólo con alumnos y alumnas con défi cit, sino también con personas que presentan problemas de inadaptación social.

Todo ello se consigue gracias a que el caballo ha demostra­do ser un animal enormemente perceptivo: de inmediato se dará cuenta de que la persona que lo monta es diferente a los demás y por ello se comportará de forma distinta a como lo haría con cualquier otro jinete.

Son muchos los buenos resultados conseguidos que nos llenan de esperanza, pero no podemos pensar que se trata de una “cura milagrosa”. La hipoterapia está considerada como un tratamiento alternativo, pero también complementario a los que se utilizan habitualmente. Se ha demostrado que con él se pueden obtener nuevos estímulos complementarios a los conseguidos con los tra­tamientos tradicionales.

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