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EL JUEGO TRADICIONAL INFANTIL Y SU VALOR EDUCATIVO

Posted by on Ene 4, 2012 in Tradiciones (Revista 13) | 2 comments

EL JUEGO TRADICIONAL INFANTIL Y SU VALOR EDUCATIVO

Rut Suárez Vega

–          Maestra de Educación Infantil curso 2008/2009 CEIP Pablo Neruda

–          Maestra de Educación Infantil curso 2007/2008 CEIP Agustín Millares Carlo.

–          Bibliotecaria a través de Promoción Educativa durante el curso 2006/2007 en el IES Fernando Sagaseta.

–          Monitora del PROA (Programa de Acompañamiento Educativo) durante el curso 2006/2007 en el IES Fernando Sagaseta.

Correo electrónico: rut_suarez101@hotmail.com

 

 

Desde mi experiencia dentro del ámbito educativo he oído hablar innumerables veces de los juegos tradicionales, describiéndolos como aquellos que forman parte de la cultura de nuestros pueblos y costumbres. Pero, ¿realmente conocemos y aplicamos, los que nos dedicamos a la docencia, las ventajas que se pueden obtener de los mismos?

Tras mis años de experiencia como profesora de psicomotricidad he podido constatar la importancia de los juegos tradicionales al desempeñar un rol fundamental para el desarrollo motor, cultural y emotivo de los alumnos.

Así, antes de introducirnos en el concepto propio de juego tradicional, deberíamos comenzar con una aproximación al juego, con las complicaciones que este tema y sus definiciones traen consigo. Al observar a nuestros alumnos nos damos cuenta de la importancia del juego como una actividad espontánea, reglada pero libre, con un fin en sí misma, placentera y que se distingue de la vida corriente. Es un elemento básico de la sociedad y de la cultura actual, uno de los primeros lenguajes del ser humano y constituye un elemento pedagógico de primer orden a la hora de transmitir conceptos, valores y conocimientos diversos. De igual forma, representa el elemento motivador por excelencia que tenemos los profesores para conseguir una motivación permanente en los niños.

            Aunque el juego fue denostado y banalizado como una pérdida de tiempo en contraposición con todo lo que fuera estudio, trabajo o preparación, la Educación Física fue una de las pioneras en recuperarlo y en reconocer su valor educativo. Es en este momento cuando se comienzan a utilizar los juegos tradicionales como un nuevo método y modo de enseñar que incorpora prácticas y situaciones que hacen más atractivo, tanto para el alumno como para el profesor, el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por lo que no lo debemos utilizar únicamente desde su visión motriz, sino como una herramienta más dentro del aula aprovechando todas las posibilidades pedagógicas que ofrecen.

            Los juegos tradicionales se caracterizan por haber sido transmitidos de forma oral de generación en generación. Son anónimos y universales, encontrándose huellas del mismo juego en varias partes del mundo, con surgimientos paralelos en lugares totalmente diferentes. Poseen un espléndido valor como modelo de estudio antropológico y cultural, transmitiendo creencias y leyendas. Los niños los juegan por el mismo placer de jugar, respondiendo a sus necesidades básicas y con reglas negociables de fácil comprensión. Además, nos sirven como un recurso de fácil acceso debido a que no requieren ni mucho ni costoso material, son sencillos de compartir y practicables en cualquier lugar y momento.

A través de la historia, se ha demostrado que el juego fue un punto de encuentro entre la motricidad, el folclore y la literatura. En periodos anteriores a la implantación de la escuela, los juegos tradicionales unidos a las danzas fueron un punto de apoyo esencial para el sistema educativo-social de la época. Constituían el bien personal del mago, que atribuía su invención a los dioses y los utilizaba con fines religiosos, posteriormente fueron desechados por el sacerdote para sus prácticas, quedando relegados a juegos de los hombres, luego de las mujeres y finalmente de los niños.

Pero quizás no nos hemos preguntado sobre el carácter y valor de estos juegos en su aplicación cotidiana en nuestros centros escolares. Trabajando desde mi experiencia dentro del aula de Educación Infantil, más concretamente dentro del aula de psicomotricidad en el colegio Agustín Millares Carlo, he observado que con niños de edades comprendidas entre los 3 y los 6 años los juegos tradicionales son un mecanismo “perfecto” para poner en práctica situaciones lúdicas. De igual forma, nos permiten desarrollar las dimensiones cognitiva, motriz, afectiva y social de los escolares, llevando a cabo numerosos aprendizajes:

Dentro de la dimensión cognitiva destacamos el desarrollo del lenguaje oral en el niño, adquiriendo un vocabulario básico y específico del juego a través de cánticos, rimas u otras expresiones verbales. Asimismo, se da dentro de esta dimensión el aprendizaje del patrimonio cultural propio de nuestro entorno como de otros lugares, adquiriendo respeto hacia la diferencia entre culturas. A través de personajes y situaciones diferentes de la vida cotidiana el niño desarrolla la fantasía, así como la creatividad a la hora de inventar o modificar el material con el que jugar o el juego en sí mismo. Además el alumno adquiere la noción numérica y de secuencia a través de situaciones de sorteo, reconociendo en los juegos situaciones de suma, resta, multiplicación y división.

En lo que se refiere a la dimensión motriz nuestros alumnos desarrollan diferentes aspectos: El aprendizaje del ritmo a través de los cánticos y los movimientos corporales acordes, el desarrollo de la coordinación tanto gruesa como fina, la adquisición de la orientación espacio-temporal, el equilibrio, la lateralidad, el esquema corporal y la autonomía, creando progresivamente una imagen positiva de sí mismo y aceptando las propias posibilidades y limitaciones.

Con respecto a la dimensión afectiva y social observamos dentro de nuestra aula un aprendizaje paulatino ya que al principio el niño no se encuentra capacitado para jugar en grupo, algo que se va asentando poco a poco. También se produce un importante aprendizaje social al aceptar una serie de reglas preestablecidas desde el principio del juego y consensuadas. Asimismo, el aprendizaje del respeto a los adultos se consigue a través de la comunicación generacional, en la que los niños sienten curiosidad y a los abuelos les encanta contar sus vivencias y recuerdos a los nietos.

Los aprendizajes aquí mencionados son inherentes a los juegos y se dan de manera natural durante el proceso lúdico, por lo que es importante que guardemos un espacio dentro del ámbito escolar a este tipo de juegos, ya que de lo contrario corren el riesgo de perderse. Debemos adaptarlos a las diferentes necesidades que concurren en el aula, así como a los niños que presenten NEAE. Su fácil accesibilidad y variedad hace que haya “juegos para todos”. Además, permiten evaluar a nuestros alumnos desde el principio, por ser juegos desconocidos para ellos, lo que favorecerá observar su evolución y adaptación hasta la conclusión de los objetivos que nos hayamos marcado.

En definitiva, los juegos tradicionales pueden ser una herramienta educativa multidisciplinar de primer orden. Como aprecia el filósofo Fernando Sabater, “Si el juego es aquella actividad supremamente libre que niega toda instrumentalidad y que el niño busca por sí mismo sin que nadie deba imponérsela como obligación, ¿qué mejor camino que éste para educarlo, a partir no ya de su obediencia sino de su jubilosa colaboración?”.

2 Comments

  1. que mas profesora cordial saludo la siguiente es para manifestar mis felicitaciones por su aporte, de igual manera estudio educacion fisica, y estoy adelantando mi trbajo de tesis con el tema DESARROLLO DEL PENSAMIENTO CREATIVO MEDIANTE LOS JUEGOS TRADICIONALES.su aporte ha sido valioso muchas gracias

  2. Tu mensaje…

Responder a hola maestra estoy trabajando los juegos tradicionales como estrategia didactica como los debo trabajar en educacion fisica Cancelar la respuesta

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