La elaboración de la Cruz de Flores en nuestro centro educativo ha sido, un año más, una actividad cargada de significado y simbolismo, en la que ha participado de forma activa toda la comunidad escolar: alumnado, profesorado y familias.
A lo largo del miércoles 30 de abril, el alumnado ha trabajado con entusiasmo y creatividad, guiado por sus docentes, para dar forma a una cruz que representa no solo una tradición cultural profundamente arraigada, sino también un espacio de encuentro, colaboración y aprendizaje compartido. Las familias, por su parte, han contribuido de manera generosa con la aportación de flores naturales, y muchos miembros se han implicado directamente en el proceso de montaje y decoración, enriqueciendo aún más la experiencia educativa.
Este tipo de actividades va mucho más allá del resultado final. Son momentos que fortalecen los vínculos entre escuela y familia, promueven valores como el respeto, la cooperación y la identidad cultural, y nos permiten transmitir a nuestro alumnado el sentido de pertenencia a una comunidad que cuida sus tradiciones.
La Cruz de Flores no es solo un símbolo decorativo: es reflejo de la idiosincrasia de nuestro centro, de su carácter abierto, participativo y profundamente enraizado en la cultura local. Mantener viva esta tradición es, también, una forma de educar en lo emocional, en lo social y en lo humano.