Curso 2023 / 2024
El autismo, es un trastorno del neurodesarrollo evolutivo caracterizado por la alteración de su capacidad de relación social, su comunicación y lenguaje, flexibilidad y simbolización, ficción e imaginación.
Autores como Leo Kanner en 1943 o Hans Asperger en 1944 describieron desde entonces una serie de alteraciones de lo que se ha llamado “el espectro autista”.
Esas alteraciones en general, y el autismo en particular, plantean desafíos importantes de comprensión, explicación y educación.
Según la Orden de 13 de diciembre de 2010, por la que se regula la atención al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo en la Comunidad Autónoma de Canarias, un alumno o alumna presenta “Necesidades educativas especiales por “Trastorno generalizado del desarrollo”* cuando manifiesta limitaciones sustanciales en su funcionamiento actual. Se caracteriza por una perturbación grave y generalizada en las habilidades para la interacción social, las habilidades para la comunicación o por la presencia de comportamientos, intereses y actividades estereotipados. Las alteraciones cualitativas que presentan son claramente impropias del nivel de desarrollo o edad mental del sujeto y suelen ponerse de manifiesto en los primeros años de la vida requiriendo para un período de escolarización o a lo largo de ella determinados apoyos y atenciones educativas específicas.
Aunque el trastorno generalizado del desarrollo puede presentarse simultáneamente con la discapacidad intelectual, sensorial o motora, los trastornos graves de conducta o los trastornos emocionales, así como otras influencias extrínsecas, como problemas socioculturales, instrucción inapropiada o insuficiente, no son el resultado de estas condiciones o influencias”. Por tanto, el trastorno del espectro del autismo es un continuo y sus necesidades educativas pueden variar mucho de un alumno/a o otro/a.
Concluyendo, Ángel Rivière describió con gran sensibilidad, algunos conceptos para comprender qué necesitan las personas con Tea como los siguientes:
Ayúdame a comprender mi entorno. Organiza mi mundo y facilítame que anticipe lo que va a suceder. Dame orden, estructura y no caos.
Necesito más orden del que tú necesitas, que el medio sea más predecible de lo que tú requieres. Tenemos que negociar mis rituales para convivir.
No sólo soy autista. También soy un niño, un adolescente o un adulto. Comparto muchas cosas de los niños, adolescentes o adultos a los que llamas «normales». Me gusta jugar y divertirme, quiero a mis padres y a las personas cercanas, me siento satisfecho cuando hago las cosas bien. Es más lo que compartimos que lo que nos separa.
Merece la pena vivir conmigo. Puedo darte tantas o más satisfacciones que otras personas, aunque no sean las mismas. Puede llegar un momento en tu vida en que yo, que soy autista, sea tu mayor y mejor compañía.
