La niña y el perro perdido
Había una vez una niña llamada Lara andando por la calle, dando un paseo con sus padres. La niña le pidió a sus padres ir sola al parque, pero le dijeron que sola no podía ir pero con su amiga y su madre sí. Cuando llegó su amiga las dos se fueron a correr y a jugar por todo el parque, columpiarse, tirarse por un tobogán…
Cuando se fueron al picón sonaba un sonido muy lejano. Cuanto más se acercaban, más sonaba. En ese momento salió un perro recién nacido y las niñas se lo fueron a decir a sus padres, pero sus padres no les creyeron. Las niñas los llevaron hasta donde estaba y les pidieron quedarselo. La madre de la amiga le dijo que no, pero a Lara le dijeron que sí y la niña se ilusionó mucho hasta que se dio cuenta de que era un sueño.
Cuando se levantó y vio que todo era una mentira se puso a llorar, la madre la escuchó llorar y fue corriendo, asustada y le preguntó qué le pasaba. Ella le explicó que había soñado que había un perro que se lo podían quedar y se puso muy triste al ver que era un sueño. La madre le dijo que como había sacado muy buenas notas iban a adoptar a un perrito bebe.
La niña se puso muy feliz y fueron a un centro de adopción de perros. Cuando llegaron vieron a un cachorro bebé de Bichón Maltes, Lara se enamoró enseguida de él. Cuando la madre lo vio supo que era el indicado y lo adoptaron. Al llegar a casa el perro tenía un poco de miedo porque era su primera vez en la casa y no paraba de esconderse en cualquier sitio, hasta que le dieron de comer y cogió más confianza.
Al día siguiente el perro estaba durmiendo al lado de la niña como si fuera un peluche. Al despertarse casi se cae de la cama y yo empecé a reirme. Su padre la escuchó y entró a la habitación para ver qué pasaba. Lara le dijo que se estaba riendo de su perro que se había caído y el padre también empezó a reírse. Más tarde, sobre las dos de la tarde, fueron al veterinario para ponerle la última vacuna y así poder pasearlo.
Al día siguiente, por la mañana, Lara y su madre se fueron a pasear al perro, más tarde fueron todos a la casa de su abuela para enseñarles el deseado perrito que lo llamaron Oreo.
Al final todo lo que fue un sueño se hizo realidad.
