
Según la ORDEN de 13 de diciembre de 2010, por la que se regula la atención al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo en la Comunidad Autónoma de Canarias:
El alumnado presenta Necesidades educativas especiales (NEE) por “Discapacidad motora” (DM) cuando, en grados variables, se ven limitadas actividades de su vida escolar y personal como la alimentación, el vestido, el aseo o la movilidad y la comunicación; también se ve restringida su participación en la comunidad por el mal funcionamiento de su sistema óseo articular debido a malformaciones que afectan a los huesos y a las articulaciones, tanto de origen genético como adquiridas; del sistema muscular por motivo de alteraciones en la musculatura esquelética caracterizada por debilitamiento y degeneración progresiva de los músculos voluntarios o del sistema nervioso, debido a su mal funcionamiento, lesiones cerebrales congénitas o adquiridas.
Precisa en todos los casos de los suficientes elementos de acceso al currículo y de los medios para su normal escolarización.
La presencia de esta discapacidad puede conllevar implicaciones importantes en su aprendizaje escolar. Sus necesidades educativas estarán condicionadas al grado de funcionalidad en la movilidad o desplazamiento, a los hábitos de autonomía personal, comunicación y comorbilidades, así como a las necesidades de elementos de acceso al currículo.
La Discapacidad motriz, se produce cuando hay un funcionamiento deficiente del sistema nervioso, del sistema muscular y de los sistemas óseo-articulatorio o de una interrelación de los tres sistemas, lo cual dificulta o imposibilita la movilidad funcional de algunas de las partes del cuerpo, lo que resulta en alteraciones en el control del movimiento y la postura. Esta discapacidad puede ser causada por una variedad de factores, incluyendo enfermedades, lesiones y trastornos del desarrollo.
* La deficiencia motriz se puede clasificar en dos tipos.
– Físico-periférica: en este caso, la discapacidad se caracteriza por una afectación en las extremidades, articulaciones y músculos.
–Neurológica: el daño se origina en el cerebro que procesa y ordena el movimiento corporal. Por ello, se dan dificultades en el control del cuerpo y en la movilidad del mismo.
Los tipos más comunes de discapacidad motora incluyen:
1. Lesión medular: Afecta la médula espinal, lo que puede resultar en la pérdida de la función motora y sensorial por debajo del nivel de la lesión.
2. Condrodistrofia: Un trastorno genético que afecta el desarrollo y crecimiento de los huesos.
3. Esclerosis múltiple: Una enfermedad del sistema nervioso central que puede causar debilidad muscular, problemas de equilibrio y coordinación, y otros síntomas.
4. Parálisis cerebral: Un trastorno del movimiento y la postura causado por una lesión cerebral antes, durante o después del nacimiento.
5. Espina bífida: Una malformación congénita de la columna vertebral que afecta a la médula espinal y los nervios.
6. Miopatía o distrofia muscular progresiva: Enfermedades genéticas que debilitan progresivamente los músculos.
7. Ataxia: Un trastorno que afecta la coordinación y el equilibrio.
8. Traumatismos craneoencefálicos: Lesiones en el cerebro que pueden resultar en una variedad de síntomas, incluyendo problemas de movimiento.
Cada tipo de discapacidad motora puede tener diferentes grados de severidad y puede requerir diferentes tipos de apoyo y adaptaciones. Es importante recordar que cada individuo con discapacidad motora es único y puede tener diferentes necesidades y capacidades.
Las principales consecuencias de la discapacidad motriz pueden ser:
– Movimientos incontrolados: Esto puede dificultar la realización de tareas diarias y limitar la autonomía de la persona.
– Dificultades de coordinación: Esto puede afectar la capacidad de la persona para realizar tareas que requieren precisión y coordinación, como escribir o atarse los zapatos.
– Alcance limitado: La persona puede tener dificultades para alcanzar objetos o moverse en ciertos entornos.
– Fuerza reducida: Esto puede limitar la capacidad de la persona para levantar objetos pesados o realizar tareas físicas exigentes.
– Habla no inteligible: En algunos casos, la discapacidad motriz puede afectar los músculos utilizados para hablar, lo que puede dificultar la comunicación.
– Dificultad con la motricidad fina y/o gruesa: Esto puede afectar la capacidad de la persona para realizar tareas que requieren movimientos precisos y controlados.
Estas consecuencias pueden afectar la calidad de vida, la autonomía y la integración social de las personas con discapacidad motriz. Sin embargo, existen terapias y tratamientos, como la Fisioterapia, la Terapia Ocupacional y la psicomotricidad, que pueden ayudar a mejorar su calidad de vida.