La violencia de género es una violencia estructural, es decir, que se sustenta en la desigualdad entre hombres y mujeres presente en diferentes ámbitos de nuestra sociedad. No es una violencia puntual, ni excepcional, ni de casos concretos, ni tiene un perfil de agresor o un perfil de víctima. Se produce porque la sociedad, en su conjunto, mantiene el sexismo como una de las bases de la socialización y las mujeres reciben violencia por el simple hecho de ser mujeres. Así ha sido a lo largo de la historia y tristemente sigue siendo así en la actualidad, aunque nuestra sociedad afortunadamente avanza permitiéndonos tener estrategias para luchar contra ella.

Como estructural que es, esta violencia debe ser atajada desde la estructura social, es decir, desde todos los ámbitos que influyen en la socialización de las personas para que esta se produzca libre de sexismo y de discriminación. Por lo tanto, en este trabajo por la igualdad tienen responsabilidad tanto el poder legislativo, como el judicial, el social, los medios de comunicación, las familias y el ámbito escolar.

La escuela, la enseñanza, no está libre todavía de estereotipos sexistas. En los últimos años son muchos los estudios que demuestran que desde educación infantil, se repite una socialización estereotipada que lleva a la desigualdad y a la discriminación de forma inconsciente y sobre todo, que naturaliza una sociedad no igualitaria que va conformando las ideas de niños y de niñas: niños que no quieren usar el color rosa porque es de niñas, niñas a las que no se las deja jugar a ciertos deportes por ser considerados más masculinos, desconocimiento de la igualdad, del feminismo y de la historia de las mujeres, etc.

Todo ello fomenta el sexismo en la sociedad, porque ayuda a una construcción desigual y discriminatoria del proyecto vital de cada persona y lo diferencia por ser hombre o por ser mujer.

Como profesorado, tenemos la obligación de coeducar, visibilizando las aportaciones de las mujeres a la Humanidad, porque nuestra cultura androcéntrica las ha invisibilizado. Es trabajar para acabar con los estereotipos sexistas en las aulas para construir una sociedad mejor e igualitaria. Es hacer un uso no sexista del lenguaje que nombre a las niñas. Es socializar desde la igualdad con la construcción de un mundo simbólico en el que no tenga cabida la violencia, educando hombres igualitarios y mujeres empoderadas. Es enseñar el verbo «bientratar», para una convivencia en igualdad. Coeducar es hacer democracia.

La coeducación es fundamental para construir un mundo libre de sexismo, de olvidos y mentiras, de desigualdades y discriminaciones, de violencia contra las mujeres y obstáculos para las niñas. El sistema educativo no puede mirar para otro lado, debe afrontar el objetivo de la igualdad y de la prevención de la violencia contra las mujeres para ser verdaderamente un sistema educativo del siglo XXI. En manos de toda la sociedad está que lo logremos, la igualdad debe ser prioritaria en nuestros centros de enseñanza, solo así conseguiremos la evolución de un sistema sexista hacia un sistema igualitario y justo.

Educar para la igualdad es prevenir las violencias machistas.

Manifiesto leído por Atenea Sanz Baute de 3º ESO A

Actividad: «CRUCEMOS LA PUERTA. DEJEMOS ATRÁS LA VIOLENCIA”, desarrollando la actividad conjunta elaborada desde el CEP TENERIFE SUR. Ejemplos de puertas decoradas de 1º y 2º ESO (pincha para disfrutar de esta actividad)

«CRUCEMOS LA PUERTA. DEJEMOS ATRÁS LA VIOLENCIA”